00 𝄅 ʟᴀ ɪꜱʟᴀ

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† - Isla de los perdidos

La isla, el lugar donde todos los villanos y los hijos de los villanos fueron encerrados después de que el Rey Bestia los desterrara. Un lugar lúgubre, desolado y lleno de sueños rotos. Las generaciones siguientes a los villanos de cuentos de hadas tenían que nacer y crecer allí sin que nadie pudiera hacer nada, aunque no tuvieran la culpa de lo sucedido.

Reedlard de Crims, hijo de la reina de corazones, nació y vivió toda su vida en aquella isla basura.

Desde pequeño, siempre fue indiferente a todo, nada le parecía interesante, mostrando una habilidad increíble para realizar cualquier actividad sin esforzarse, el niño parecía destinado a tener una expresión aburrida en su rostro.

Ya sea en actividades físicas o intelectuales, Reed era el mejor en todo lo que hacía, y su madre Iracebeth no podía estar más complacida con eso, siempre diciendo que si su hermana, Mirana, tuviera un hijo, Reed sería mejor.

Actualmente, en el último año del reinado del rey Bestia en Auradon, Reed contaba con 16 años. Un joven alto, con ojos negros profundos que emitían un aura de superioridad sin siquiera esforzarse, cabello rebelde y despeinado del mismo color que sus iris, labios rosados y siempre en una línea recta, piel blanca y pálida, complexión delgada pero con músculos notables, si alguien dijera que el hombre es hijo de Blancanieves, los que no lo conocen lo creerían.

Y aquí se encontraba, viviendo una vida monótona, desperdiciando su potencial robando fruta y acompañando a sus únicos cuatro amigos en sus travesuras diarias.

[...]

El joven azabache abrió los ojos por la luz solar que entraba del agujero en el techo de su habitación, se levantó de la cama con pesar y se vió en el espejo roto del baño al lado de su puerta llena de clavos, jamás le importó como se veía, jamás le importó absolutamente nada que no sea comer y dormir en realidad, el ser naturalmente bueno en todo tenía un efecto contraproducente: todo le parece aburrido. Pero, el lado bueno era que, según los jóvenes de la isla, su apariencia desprolija y descuidada lo hacía ver más atractivo que los príncipes primorosos que habitaban en Auradon - o 'Aburridon' - como los amigos de Reed solían llamarle.

Se vistió con unos pantalones negros desgastados y una camiseta roja llena de parches que le quedaba de holgada, listo para otro día aburrido en esa isla aburrida.

Bajó después de terminar de alistarse, en el primer piso estaba su madre, viendo la esquina de la mesa astillada y sentada de una manera tan recta que casi se podía ver el trono detrás de ella -"¿Saldrás?"- sin dejar de ver hacia la nada, la mujer con cabello rojo habló hacia su hijo -"Sí, quiero comer algo"- respondió extrañado por la mirada de su madre, más perdida que de costumbre -"Bien, pero llega temprano hoy a casa, hay algo importante que debo decirte"- un simple "ok" salió de los labios del pelinegro.

Dejó la pocilga que era su hogar para buscar algo que hacer fuera, no caminó mucho cuando volteó la mirada al oír que alguien gritaba su nombre.

Carlos de Vil, Jay Thief, Evie Evil y Mal Maleficent se acercaban a él, sus cuatro amigos con los que prácticamente se crió, al tener la misma edad y compartir las penurias de la vida en la isla, naturalmente crecieron juntos sin problemas, incluso con sus personalidades tan distintas.

-"Buenos días, Reed"- Carlos pronunció con una sonrisa, Reed respondió con un asentimiento de cabeza -"Viejo, tengo hambre, estoy harto de robar manzanas"- Jay dijo en un bufido -"Comer una manzana al día es bueno para la piel"- soltó Evie sin dejar de mirar su reflejo -"Sí, pero si como solo una manzana al día me dará anemia"- contraatacó Jay.

Mal paró la mini pelea que estaba a punto de formarse y les indicó que buscaran alimento para saciar su hambre matutina, los 5 chicos salieron en búsqueda, con la esperanza de encontrar algo decente para sus estómagos.

[...]

Después de pasar todo el día fuera con sus malvados amigos, Reed volvió a su casa temprano como su madre le indicó, al regresar, ella se encontraba esperándolo para charlar en la mesa vieja de su cocina.

Al verlo, la reina de corazones le pidió que se sentara, ahora ambos frente a frente, la mujer habló.

-"Reedlard, mi hijo, al fin la vida nos sonríe"- el chico de cabello negro levantó una ceja ante el tono esperanzado que usó su madre, ella no solía ser optimista. Ante el silencio, la mujer continuó -"El príncipe de Auradon escogió a 5 chicos de la isla para formar parte de un programa de inclusión hacia las tierras de su reino, hijo mío, fuiste seleccionado para partir hacia Auradon"-

Reed no podía recordar cuando fue la última vez que vio ese brillo de emoción en los ojos de su madre, finalmente rompió el silencio -"¿Iré a Auradon? Creí que todos ahí nos detestaban"- una sonrisa amarga se asomó por los labios de la mujer de cabeza grande -"Los jóvenes y bondadosos son los más susceptibles a la debilidad"- dio un leve asentimiento para indicar que entendía a lo que se refería.

-"Bien, esta es nuestra oportunidad, probablemente la única que tengamos, así que escucha bien... Tu destino es ser rey, Reedlard, siempre lo fue desde que estuviste en mi vientre, el hecho de que nos enviaran aquí solo demuestra que están asustados de lo que somos"- la antigua reina del país de las maravillas ahora se paseaba por la habitación con las manos unidas en su espalda -"Así que, esto es lo que harás. Encuentra a mi hermana, Mirana, bombardéala con la fachada de un pobre sobrino que nunca pudo conocer, que vivió sufriendo en esta isla, alejado de lo que se supone que tenía que ser su vida, atrápala hasta que sienta tanto remordimiento que la única forma en la que pueda vivir en paz sea entregarte el derecho de sucesión, una vez que lo haga, me sacarás de aquí, y los dos viviremos la vida que nunca debieron arrebatarnos"-.

Reed reflexionó sus palabras durante algunos segundos y respondió con un "Sí, madre" realmente la situación no le puede dar más igual, pero ser un rey seguro será mejor que morir de hambre en esta isla, además, no es que su madre sea la más cariñosa, pero la quiere, por lo menos nunca lo abandonó, Reed siempre cuida a las personas que aprecia.

-"Tomate tu tiempo, no cometas errores, no hagas un movimiento en falso hasta que estés seguro de que el trono será tuyo, y no vuelvas a esta isla si no es para sacarme de aquí. No te preocupes, puedo esperar, si es para recuperar lo que nos pertenece por derecho"- así como así, estaba decidido, lograría su propósito, así su vida aburrida podría tener algo de emoción al fin, quizá en ese lugar encontraría algo que signifique un reto para el. Siguieron hablando por otro rato hasta que la noche cayó sobre la isla de los perdidos.

Con unas palabras de buenas noches, Reed se dispuso a ir hacia su 'dormitorio', si así se le podía llamar a una cama vieja y una mesita de noche rota, pero antes de subir por las escaleras, su madre le dijo:

-"Oh, y Reedlard, si mi hermana ya cuenta con un heredero..."- hizo una pausa y lo vio directamente a los ojos -"Que pierda la cabeza"-.

「 ʀᴇᴇᴅʟᴀʀᴅ ᴅᴇ ᴄʀɪᴍꜱ ― ᴅᴇꜱᴄᴇɴᴅɪᴇɴᴛᴇꜱ 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora