† - Auradon ; Pasillos de la escuela
La noche anterior, Reed le había ayudado a sus cuatro amigos a hacer una galleta con el hechizo de enamoramiento que le darán al príncipe Ben, todos habían trasnochado, así que estaban bastante cansados y cayeron rendidos ante las suaves sábanas en sus camas. A la mañana siguiente, Ben había llegado muy temprano a tocar la puerta del dormitorio de los hombres, los otros chicos se quejaron diciendo que matarían a quien sea que esté detrás de la puerta por despertarlos tan temprano.
Reed se levantó de su cama para abrir, maldiciendo en voz baja cuando se tropezó con un mueble por estar medio dormido, con un bostezo, abrió la puerta encontrándose con Ben, ya vestido y muy fresco.
Pero el pobre chico castaño no estaba preparado para lo que se encontraría una vez que le abrieran la puerta del dormitorio, la frescura matutina que le dio el baño con agua tibia que tomó esta mañana se fue por completo, los colores se le subieran a la cara y se convirtió en un manojo de nervios.
Oh Dios, Ben estaba listo para morir ahí mismo cuando presenció a un adormilado Reed abrir la puerta, con los ojos entrecerrados por haber despertado recién, el cabello más despeinado de lo normal, inclinado suavemente sobre el marco de la puerta llevando únicamente unos pantalones de chándal grises con los que dormía, no tenía puesta una camisa, así que Ben podía ver el tonificado abdomen del pelinegro, el elástico de la ropa interior de Reed sobresalía por encima de sus pantalones, dándole una apariencia más sexy. Cuando creyó que esa sería toda su tortura, la voz ronca de Reed se hizo presente -"¿Que pasa, Ben?"- la forma en la que pronunció su nombre y esa apariencia adormilada en la que Reed se presentó casi hizo que las piernas de Ben temblaran, Dios, apiádete de él.
-"B-buenos días, Reed, perdón si te desperté... lo qué pasa es que, pues, venía a decirte que... ¡ah! Sí, venía a decirte que la reina Mirana está en su habitación y no tiene nada en su agenda hasta la tarde, así que s-si quieres hablar con ella, este es el momento perfecto"- Ben trató de sonar normal, pero como podría si ni siquiera sabía hacia donde mirar, o miraba la atractiva y somnolienta cara bonita de Reed, arriesgándose a perderse en sus ojos, o miraba su abdomen bien trabajado, arriesgándose a perderse en sus propios pensamientos indecentes, al final, el pobre chico terminó mirando al suelo.
Pero Ben no tenía que preocuparse en pensar que Reed notó su actitud, porque este chico solo pensaba en que el día de comenzar su plan había llegado, dijo un Gracias rápidamente después de que Ben le dijera cómo llegar al cuarto de la reina y sin darse cuenta, casi le cerró la puerta en la cara al castaño que aún se encontraba recuperándose.
Entró a la ducha y se baño rápidamente, se cambio, le dio unas caricias a su gato que seguía dormido en su cama, "Moshi" decidió que lo llamaría, y salió rápido de su habitación. Se dirigió hacia donde Ben había dicho y cuando llegó a un gran castillo apartado, los guardias lo detuvieron en la entrada, dijo que "era el invitado que la reina estaba esperando" justo como Ben le dijo que lo hiciera, y aunque vacilaron al dejarlo entrar, vieron en él una mirada que a los guardias del país de las maravillas se les hacía tan familiar, casi por reflejo le permitieron el paso.
Suspiro y acomodó su camiseta negra antes de entrar por las puertas que daban hacia la mesa de té dentro del castillo, donde Mirana estaría a esta hora, según Ben.
Tocó la puerta y un "pase" se escuchó desde dentro, al entrar la vista de una mesa grande y finamente decorada que tenía un mantel y una tetera bonita invadió sus ojos, al lado de la mesa, una mujer blanca albina con labial negro lo esperaba parada nerviosamente.
Reed puso la cara más lastimera que pudo y se mordió el labio para simular contener los sollozos, un -"H-hola, Reedlard"- salió de los labios de la mujer, sorprendiéndose a sí misma por su tono nervioso y su voz quebrada.
Reed no respondió de inmediato, en cambio se acercó lentamente hacia la mujer albina y cuando finalmente estuvieron frente a frente dijo: -"Por favor, llámeme Reed"- la mujer se sorprendió ante el pedido de su sobrino para que lo llamara de una forma informal, se puso contenta ante la idea de poder formar una linda relación con él. Ella creyó que el hijo de su hermana probablemente quería que se reunieran para gritarle y culparla de tener que vivir en la isla.
-"Claro, Reed, entonces, por favor llámame tía"- dijo la peliblanca. Reed no perdió un segundo y puso en marcha su plan -"¿De verdad puedo? Tia Mirana, estoy tan contento de poder ver su cara al menos una vez"- soltó Reed tropezando al hablar para sonar más sincero, el corazón de la pobre reina Mirana, qué pasó tanto tiempo lamentándose por el estado en el que terminó la relación con su hermana, y sufriendo pensando en el sobrino que probablemente jamás conocería, se achicó al escuchar las palabras cálidas del joven que le recordaba tanto a la chica pelirroja con la que antes vivía.
-"Toma asiento, hay muchas cosas de las que debemos hablar"- le dijo la albina amablemente, el pelinegro asintió de forma sutil y se sentó junto a ella.
Reed y la reina Mirana pasaron toda la mañana hablando, Reed le contó lo horrible que era la isla de los perdidos, los pocos amigos que tenía allá y lo agradecido que estaba por haber tenido una oportunidad. La verdad, no todo era falso, la vida en la isla si es muy difícil, solo que Reed agregó un tono inocente en su voz para provocar lástima en su tía Mirana.
Mientras Mirana le contaba sobre cómo era el país de las maravillas, ella dijo que su pelo negro le recordaba mucho a-, y ahí se interrumpió a sí misma, tomando un sorbo de té. A Reed le pareció raro y le dio mucha curiosidad el saber a quien le recordaba, el nunca supo quien era su padre, tampoco sintió la necesidad de saber, después de todo, aunque su padre estuviera dentro o fuera de la isla, nunca lo buscó, si al hombre no le interesaba conocerlo, a Reed tampoco, claro que tomó en cuenta qué tal vez esté muerto, en ese caso también sería un desperdicio de tiempo buscarlo. Prefirió no romper el ambiente, así que no insistió con ese tema y le pidió a su tía que le contara más cosas sobre su país natal.
[...]
La mañana se fue volando para Reed, su tía tuvo que excusarse diciendo que tenía una reunión en la tarde con otros reyes de cuentos de hadas y le hizo prometer a su sobrino que volvería mañana para seguir hablando.
Ahora Reed se encontraba muy contento, el primer día de su misión había salido a la perfección, y lo mejor fue enterarse que su tía no contaba con un heredero, eso hacía las cosas mucho más fáciles, por ahora, se relajaría y le contaría a sus amigos como le fue.
Los buscó por la escuela hasta que los vio al lado del casillero de Mal, le pareció raro que Ben estuviera con ellos, pero seguía distraído pensando en todo lo que habló con su tía, así que se acercó por detrás.
-"Hola, chicos"- hablo Reed detrás de la espalda de Ben y frente a sus cuatro amigos. Ben volteó hacia atrás al oír esa voz masculina en la que tanto pensaba, y en cuanto lo hizo, sus ojos comenzaron a lagrimear, pensando que Reed se miraba más atractivo de lo normal.
Reed presenció las miradas asustadas de sus amigos, luego los ojos llorosos de Ben acompañados de su expresión sonriente, como si acabara de tener un encuentro celestial con Dios, se fijó en las manos del chico, en una de ellas estaba una galleta.
Una galleta... espera, ¿galleta?.
Maldición, todo se fue a la mierda.
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「 ʀᴇᴇᴅʟᴀʀᴅ ᴅᴇ ᴄʀɪᴍꜱ ― ᴅᴇꜱᴄᴇɴᴅɪᴇɴᴛᴇꜱ 」
Fantasía‣ 𝘓𝘢 𝘷𝘪𝘥𝘢 𝘥𝘦 𝘉𝘦𝘯 𝘴𝘦 𝘱𝘰𝘯𝘦 𝘥𝘦 𝘤𝘢𝘣𝘦𝘻𝘢 𝘤𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘤𝘪𝘯𝘤𝘰 𝘤𝘩𝘪𝘤𝘰𝘴 𝘭𝘭𝘦𝘨𝘢𝘯 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘐𝘴𝘭𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘱𝘦𝘳𝘥𝘪𝘥𝘰𝘴 𝘩𝘢𝘤𝘪𝘢 𝘈𝘶𝘳𝘢𝘥𝘰𝘯, 𝘶𝘯𝘰 𝘥𝘦 𝘦𝘭𝘭𝘰𝘴 𝘤𝘢𝘱𝘵𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘪𝘯𝘴𝘵𝘢𝘯𝘵á𝘯𝘦𝘢𝘮...