Not with me

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Chapter. 4

"Conmigo no"
Salón de Runas Antiguas


Cuando Romance entró al salón, James aún no estaba ahí, pero sí Vena Voison.

Normalmente tiraba las
piezas rivales de uno en uno,
pero por qué no debilitarlos
al mismo tiempo.

La profesora aún no llegaba, así que se estacionó frente al asiento de Vena con su mejor sonrisa.

—Voison, supe que te postularás para prefecta con Amadeus Greengrass, ¿es cierto?

La chica escribía en su pergamino, le contestó sin despegar la mirada y sin parar de escribir: —Y yo supe que estuviste hablando hoy con él, ¿te rechazó?

Romance aplanó los labios, miró el pergamino de Vena, nada podía ser tan importante que ameritaba su atención por sobre ella.

Decidió arrebatarle el pergamino, lo que de inmediato le causó malestar a Vena.

—Justo eso iba a decirte —comenzó, mientras miraba los garabatos escritos, eran unas recetas para la clase de pociones—. Quería dejarte para postularse conmigo, pero le dije que no. Siento que deberías saberlo, no debes confiar en alguien que a la primera te dejaría. Mejor búscate otro postulante.

Vena refunfuñó, se adelantó para quitarle el pergamino a Romance, lo logró, pero también hizo que se desgarrara un poco.

Romance sonrió ante el sonido, —Así mejor, está mal la receta. En lugar de cortar las moras hay que exprimirlas —le dedicó un guiño antes de sentarse atrás de ella.

La mandíbula de Vena se tensó, de inmediato hizo el desgarre en el papel terminante, lo estrujó hasta hacerse una bola y la lanzó.

El pedazo de pergamimo, justo cayó en el pecho de James mientras entraba a la sala. Le vino de sorpresa, pero logró sostenerla.

—¿Qué es esto, Vena? ¿Una carta de amor? —se burló. Sin abrirlo, volvió a dejarlo sobre el escritorio de Vena, sólo que del lado de su compañera—. Aquí va, junto a la basura.

Al escuchar esas palabras, de inmediato Vena se levantó de su asiento enfrentado al Gryffindor. Ella era alta, casi del tamaño de James, por lo que no la intimidaba.

—Di un maldito chiste más y haré que te expulsen.

—Hazme el maldito favor, víbora —contestó James sin echarse para atrás.

Estaba por responderle, pero en ese momento la profesora entró y pidió que todos tomaran asiento.

Romance sólo podía reírse entre dientes.

—¿De qué te ríes? —le espetó por lo bajo James al ver su risita.

—Conmigo no —sentenció.

La clase transcurrió sin más contratiempos ni insultos por debajo de la mesa. Antes de irse, Vena le echó una mala mirada a James, sólo eso porque a pesar de que la clase ya había acabado, la profesora seguía dentro del salón guardando sus pertenencias.

James guardó todas sus cosas excepto una, su plumero, el cual Romance le había quitado sin que se diera cuenta.

Al no encontrarla, James se quedó un rato más a buscarlo. La profesora se despidió de ambos y fue cuando Romance fingió encontrar el plumero en el suelo.

—¿Es tuyo? —se lo acercó a James.

Él la miró incrédulo, pero lo tomó, —Creí que eras demasiado rica para robar.

—Eso fue impresionante —James se detuvo—. Cómo le respondiste a Vena, pero nunca lo hagas conmigo. Y no porque sea mala enemiga sino porque te convengo mejor como aliada.

James se rió, pero era una risa falsa, tensa.

—¿Y por qué te querría como aliada?

—Porque puedo hacer que te cambien a Estudios Muggle, fue esa la optativa que elegiste, ¿no?

Ahora el ceño de James se había fruncido.

—No tienes que soportar esta materia aburrida ni sentarte atrás de Vena. Puedes verla sólo en materias troncales en donde puedes esconderte detrás de tus amiguitos.

James chasqueó la lengua—¿Así es como quieres convencerme a aceptar tu tregua?

—No es una tregua, es un trato. Y no vengo a convencerte de nada, no cuando yo no tengo nada qué perder y tú mucho qué ganar.

—Sí que sabes mover esa maldita lengua.

Se miraban tan profundamente a los ojos que parecieran haber iniciado una guerra. Sólo dejaban de mirarse para fijarse en sus labios y a veces el color de sus corbatas que les recordaban que eran enemigos naturales.

—¿Y qué es lo que tengo que hacer a cambio de tus favores? —preguntó James, después de un silencio largo que aumentaba su tensión.

—Nada que no hayas hecho antes voluntariamente —le sonrió.

Estaban colocados al otro lado de la mesa, ella en un extremo y él en el otro. Romance metió su silla debajo de la mesa y se acercó.

James miró la silla de su lado, que ahora era lo único que los separaba, —Tendrás que ser más específica.

—Quiero que molestes a Amadeus Greengrass.

Las cejas de James se alzaron, —Define molestar.

—Ya sabes, volar muy cerca de él, accidentalmente golpearlo mientras persigues esa pelotita dorada.

James se rió, —Snitch, se llama. Y no sé si sepas cómo se juega el Quidditch, pero soy un buscador, no un bateador, eso te serviría más.

—Y yo no sé si sepas quién es el bateador de Gryffindor —su voz se intensificó por el hartazgo, tomó la silla de Potter y la metió debajo de la mesa con gran fuerza, causando un estruendo; pero no se acercó más—. Ya viste mis cartas, decide si quieres jugar. Tienes hasta la segunda semana para cambiar materias, después de eso ni yo podré ayudarte.

Romance dio un paso atrás, tomó su bolsa y se dirigió hacia la salida, pero antes de pasar por el umbral, se devolvió un segundo.

—Yo no me metería con Vena Voison si fuera tú, realmente puede hacer que te expulsen. Y con tu historial, no es muy difícil de lograr.

Dicho eso se fue.

Quizá su amistad con Vena era pura hipocresía, pero jamás pondría a un Gryffindor sobre un Slytherin, por más despreciable que fuera.

Ve por mis cosas, Potter | James PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora