capitulo 1

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Ese día la plaza de la ciudad se abarrotó más que de costumbre.
No era un festival pero las personas celebraban con alegría, al fin había terminado el calvario.

La familia imperial había caído a manos de los rebeldes y un nuevo emperador se sentaba en el trono.

La gente se regocijó al saber la noticia de que el tirano había muerto. Un hombre que trajo la miseria al imperio por su locura y obscenidad.

Habían sido ejecutados todos sus hijos a excepción del príncipe heredero cuyo paradero era desconocido.

Y para cerrar con broche de oro su majestad decidió ejecutar en último lugar a la emperatriz.

Quien era conocida por ser la causante de la perversidad de su esposo.
Ella lo había seducido y cegado para controlar el imperio. Era alguien cuya codicia no tenía límites, o eso decían.

Cuando el sol brilló en lo más alto del cielo aquella desgraciada camino tranquilamente hacia su muerte.

A diferencia de lo que la gente esperaba no rogó por su vida, ni maldijo a sus verdugos.
Era como si hubiera estado esperando aquel momento.

Aun siendo llevada con cadenas la gracia de su caminar la hacía distinguirse.
Era una emperatriz de pies a cabeza.

Su corazón estaba tranquilo.

Había conseguido salvar lo único preciado que le quedaba, el último recuerdo de su hermana, un niño al que amó como nunca pudo amar a sus propios hijos.

Ahora el hombre que la había atado a él estaba muerto, era libre por fin.

Pero todo lo que una vez amó ya no existía, sus sueños le habían sido arrebatados junto con su libertad.
Ya no tenía razón para seguir viva.

Cuando puso su cuello al verdugo solo podía pensar en una cosas.
Si existía un cielo se reunirá con su hermana o tal vez ella se pudriría en el infierno junto al alma de su padre y del emperador.

¿Quién sabe? Al fin y al cabo había dejado de creer en un dios hace mucho tiempo.

La cabeza de Luciana Deviatan fue exhibida hasta el anochecer en las puertas del palacio junto con las del resto de la familia imperial.

Para muchos un perfecto final para una mujer malvada.

su majestad, en ésta vida soy yo quien decide Donde viven las historias. Descúbrelo ahora