capítulo 17

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Antes de que la primavera terminara, el llanto de un pequeño resonó en el palacio imperial.

El pueblo recibió  con alegría la llegada del tan esperado príncipe. Y no se hicieron esperar los numerosos regalos y felicitaciones de los nobles del imperio para la emperatriz. 

Luciana también visitó muy ansiosa a su hermana varios días después del parto.
Estaba emocionada por conocer a su sobrino. 
No había tenido la oportunidad de ver un bebé tan de cerca así que también tenía curiosidad.

¿Cómo puede ser tan pequeño?¿es normal que esté tan rojo? Parece un tomate”

Marina rió al verla actuar así.
“Adelante tócalo”

Luciana se acercó  y con su dedo índice presionó suavemente la mejilla la cual se puso aun mas roja.

Es tan suave’ 
Tenía muchas ganas de pellizcarlo.

Hola Lean, es tu tía.¡ Dios mío, eres tan bonito!” 

El niño la miró un rato y sonrió alegre.

parece que le agradas” 

Tal vez es porque me parezco a su mamá” 

Parecía mentira el hecho de que Rina ahora tuviera un hijo, recordó la época en la que la abrazaba asustada al dormir cuando llovía.
¿Su madre estaría viéndolas desde algún lugar? Ahora sus niñas habían crecido y estaban haciendo su propia vida. 

Sentía un poco de celos ¿algún día podría ella también formar una familia junto a su amado? Un niño parecido a los dos, cada vez que pensaba en ello sentía un revoloteo en su estómago. 
Ojalá pudiera caminar a su lado sin el temor de ser señalados por los demás.

¿Quieres cargarlo?”-preguntó Marina entregándoselo en brazos- “Sostén su cabeza con cuidado” 
 
Era bastante liviano, parecía que se rompería si lo sostenía con demasiada fuerza.

Luciana plantó un beso en la frente del bebé, éste extendió los brazos y sostuvo su cara observándola fijamente. 
Sus grandes ojos morados estaban llenos de curiosidad. 

es como una copia de tí” 

Desde la forma de sus ojos y el puente de su nariz, hasta el color de su cabello y la sonrisa. El pequeño había heredado toda la belleza de su madre.

Vas a ser muy popular cuando crezcas, Leandro” 

Majestad, es hora de la siesta del príncipe”-interrumpió una de las criadas.

Luciana dejó que la criada tomara al niño en brazos. 

“¿Puedes ayudarme a levantarme?”-preguntó Marina 

Luciana tomó su mano mientras ella salía de la cama.

casi no puedo sentir las piernas. No podía durar ni un minuto más en cama”

Majestad, el médico recomendó reposo. Sea paciente hasta que se recupere del parto” 

Lo sé. pero mi trabajo se sigue acumulado, además si sigo sin hacer nada voy a morir del aburrimiento. Tengo que mantener mi mente ocupada en algo.” 

He oído que ya han fue aprobada la construcción del templo” 

Hemos recibido bastante apoyo de los nobles, dada mi posición muchos lo hacen solo para quedar bien conmigo, pero de todas formas es una ayuda” 

Luciana acarició su cabeza igual que cuando eran niñas. 
Estaba orgullosa de los logros de su hermana ¿en qué momento había crecido tanto? Se había convertido en alguien digna y admirada por muchos. 
Se sintió un poco abrumada por la idea de que ya no ella ya no la necesitaba. Pero aun así se negaba a querer separarse de ella todo el tiempo juntas.

su majestad, en ésta vida soy yo quien decide Donde viven las historias. Descúbrelo ahora