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días después.

Hyebin prepara en la cocina cafés para su padre y para ella, mientras su madre riega las plantas y flores en el patio trasero. Es la rutina de casi todas las tardes de la familia.

Me duelen las piernas. ─suelta un quejido cuando se sienta a su lado en la mesa del comedor.

¿Por qué, hija? hace días que vienes diciendo eso.

Permanece en silencio. No puede decirle la verdadera razón, porque él, con lo sobreprotector que es, podría llevarla de la manos a todos lados, incluso prohibirle salir de casa y ella no desea eso.

Creo que me golpeé con la mesa, sí. ─su padre asiente, no sería la primera vez que se golpeará con los muebles de la casa, por lo que no tenía porqué dudar.

Da un sorbo a su café y al percibir su sabor amargo, se da cuenta de que es el de su padre y que se confundió de taza. Con muecas de asco empiza a toser, y él le pasa un vaso con agua y oculta la sonrisa de su rostro no queriendo ser visto por su hija. Antes de que el hombre beba del café equivocado, cambia las tazas.

Por cierto, ¿a dónde estás yendo últimamente? ─hace mucho tiempo no entablaba una conversación con su padre, pero esta vez pensaba que solo tomarían de sus bebidas y luego cada uno se retiraría del comedor.

¿A qué te refieres? Siempre te digo dónde iré. ─se muestra confundida ante la repentina pregunta de su padre.

Sí, pero ya no sales con tu prima. ─al parecer el hombre si que se daba cuenta de algunas cosas que suceden alrededor de su hija menor. ─ Entonces, ¿con quién sales ahora?

Ya te lo dije, papá. Son nuevos amigos del instituto. ─unta mermelada de damasco en un pedazo de pan y se lo deja cerca a su padre, para ella se hace una con frutilla.─ Hace unas semanas me llevaste a su casa, ¿recuerdas?

¿Solo con ella? ─la mira otra vez fijamente, con esa expresión que a Hyebin le asusta.

Su padre, Hanseok, es un hombre de mirada fria y con una voz gruesa, debido a esas características podía hacerle sentir que una simple conversación era un interrogatorio.

Con Yunjin y Jeongin. Te lo dije cuando te pedí permiso. Ya estas viejo. ─bromea a lo último para quitar la incomodidad que ella misma estaba sintiendo. En momentos como este, sentía como sus manos comenzaban a sudar y no quería ser demasiado evidente frente al mayor.

¡Oye! ─ exclama mientras la observa agarrar las tazas e ir hacia la cocina y lavarlas.

Es la verdad. ─sonriendo alza sus hombros.

Invítalos a la casa, tengo que conocerlos. ─arruga un pedazo de servilleta y se la arroja, pero como ya lo conoce muy bien, logra evitar el papel con su mano.

Sí, señor.

Su conversación se ve interrumpida por el sonido del timbre de la casa. Hyebin se seca las manos y se apresura en ir a la entrada principal, no sin antes devolverle el papel a su padre de la misma manera.

Me olvidé las llaves y al llegar, Ryujin estaba en la puerta. ─ se apresura en decir Soowon, su hermana mayor, y sigue de largo, sin siquiera saludarla. Ya estaba familiarizada con la indiferencia de su hermana.

Jin, ¿Estabas viva? ─finalmente, saluda a la rubia y la hace pasar.

Más viva que nunca. ─le muestra una bolsa llena de golosinas y cosas saladas, para evitar el enojo de la menor.

Cuando llegaron a la cocina, el señor Hanseok estaba por ir al patio junto a su mujer, antes de eso Ryujin lo saluda con una sonrisa tímida.

Vamos a mi habitación. ─le avisa a su padre.

Si, vayan tranquilas.

Cuando abre la puerta reja, las mascotas de la menor corren hacía ella y persiguen a las dos en las escaleras.

¿Dónde estabas que ni siquiera me respondías los mensajes? ─le pregunta mientras cierra la puerta de su habitación detrás suyo.

Nuestros padres estaban peleados. ─ayuda a que el perrito más pequeño consiga subirse a la cama.

¿Qué? ¿Por qué? ─no le sorprende no saber nada acerca de eso, pues desde que tiene memoria, tanto sus padres como sus hermanos evitaban mencionar los conflictos familiares, tanto dentro como fuera de casa, ni siquiera ahora que tiene 19 años.

Quién sabe. ─se sienta en la silla de escritorio de su prima.

Por eso estuviste distante en estos días. ─toma un paquete de gomitas de la bolsa que Ryujin trajo.

Si, no sabia como decírtelo. ─baja la mirada a sus pies, de alguna manera sintiéndose culpable por algo de lo que no tuvo la culpa.

Hyebin sospecha que algo le estaba sucediendo, no se le cruzó por la cabeza que lo que tanto le estaba molestando a la rubia era el hecho de tener que su padre no quería saber nada.

Pero si sabía que no solo era por eso, pues la familia entera estaba comenzando a tener peleas tras peleas que por eso mismo no ha podido visitar a sus abuelos y una de las razones por el cual su padre se encontraba todo el día con su rostro serio y se la pasaba furioso todo el día.

A veces los adultos discuten hasta por tener un mísero cabello en la comida.

En esta familia que le tocó parecen tener una obsesión con meterse en la vida de los demás, cuando no deberían hacerlo.

Por cosas como esas deseaba volver a la época donde tan solo era una niña y dónde ningún adulto gritaba cerca de los menores, o bueno no mientras estaban sobrios.

¿Que tal? ¿algo nuevo para contar? ─cambia de tema y ambas sintieron como volver el tiempo atrás.

No sabes lo que te perdiste. ─se cruza de piernas, preparándose para contarle, tal vez, el chisme de su vida.

Cuéntame. ─de inmediato asume la misma posición que ella, sonriendo sin saber qué saldrá de la boca de Hyebin.

Intentaron robarme. ─dice con una increíble tranquilidad, como si lo que le sucedió fuera lo normal del mundo y tan solo una anécdota más.

¿Qué? ─sus ojos se abren de par en par y a la vez la observan con detenimiento, queriendo asegurarse de que no tuviera alguna herida en su cuerpo.

La menor le narra todo el sucedo vivido en los días anteriores. Cuanto más detallaba cada suceso, más asombrada se encontraba la rubia.

¿Cómo pudiste ponerte en peligro? ─le da un golpe en el hombro a la morocha, quien se queja mientras se frota la zona.

¿Qué tiene de malo? No iba a permitir que me robaran solo por ser una tonta.

Lo dijiste tú.. ─al menos admitió ser despistada, pensaba la rubia─ Pero ¿y quien era el chico?

No lo se...─desde su lugar le arroja una gomita y Hyebin logra atraparla, ambas chocan sus manos luego de eso, divirtiéndose con tan poco.

¿Cómo es que no lo sabes?

Ryunjin~ que no lo se ─protesta─ salí corriendo ni bien tuve de nuevo mi mochila.

Su prima estalló en risas.

No te rías. ─le da un empujón con su pierna tirándola de espaldas, aunque aquello no cesa la risa de la rubia.

No se te puede dejar sola Hyebinah, eres increíble. ─se le tira encima para abrazarla.

No se lo digas a nadie de la familia, no quiero que mis padres se enteren. ─le pide, aceptando la muestra de afecto.

Está bien, nadie lo sabrá. Lo prometo. ─entrelazan sus dedos meñiques.

Al cruzar miradas Ryujin no puede evitar volver a reír.

No te olvidarás nunca de esto...







Let Us Save You ━━  Stray KidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora