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Leía un libro tranquilamente, mientras estaba recargada en un pilar. Ya habían pasado dos días de su llegada y todavía no había rastro de su hermano mayor. El patriarca aún no solicitaba su presencia hasta que la diosa Athena estuviera disponible.

Cerro el libro rápidamente al sentir ese cosmos tan familiar, sus ojos empezaron a lagrimear. Corrió hasta aquella presencia, Degel no tuvo de tiempo de reaccionar cuando la menor ya había brincando arriba de el abrazándolo con fuerza. Por primera vez el hombre sintió sus brazos temblar, al momento de rodear a su pequeña hermana en brazos.

Suspiro tembloroso después de tres largos años otra vez la tenía en brazos, protegiendola dándole todo ese amor que se había reservado en esos últimos tres años.

— Hermanito te extrañé mucho. —susurro Neida ocultando su rostro en el hueco del cuello del contrario.

— Yo también te extrañé, pequeña. —dijo de la misma manera aferrándose a ella con fuerza.

Su momento fue interrumpido una escandalosa voz, que se venía aproximando desdé la entrada del templo.

— ¡Mocosa al fin regresaste! —exclamo Kardia viendo a la menor despegandosé de Degel. Pero rápidamente se percató que no llevaba su máscara consigo—. ¡Demonios no trae, puesta su máscara! ¡Degel ya te robaron a la niña!

— Deja de gritar cada vez que hablas Kardia. —frunció el entrecejo frustrado, tomando a la menor de los hombros separándola—. Luego tendremos una charla tu y yo Neida. Kardia andando el patriarca nos espera.

Sentencio para comenzar a caminar fuera del templo, Kardia lo siguió si no antes revolver el cabello de Neida desacomodadolo por completo. La de hebras verdes peino con una sola mano su cabello hacía atrás. Mientras sus pensamientos viajan de que habrá sido de su carta hacía Albafica.

No se había hecho muchas ilusiones, solo quería que el supiera los sentimientos que retenía por él. Hace mucho tiempo no lo culpaba si no correspondía no todos los días, llegaba un desconocido con una carta donde explicaba todos sus sentidos y esperaba que le correspondiera fácilmente.

𝐀𝐋𝐌𝐀𝐒 𝐃𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐀𝐃𝐀𝐒; Albafica de Piscis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora