━━O8 ☪

827 84 37
                                    

La Hanahaki Disease es una extraña afección que se manifiesta cuando una persona sufre de un amor no correspondido. Las personas afectadas sienten la sensación de flores creciendo en sus pulmones, lo que les provoca tos y dificultad para respirar y en casos extremos incluso podrían llegar a ahogarse con las flores. Era una leyenda japonesa que Neida había leído en la biblioteca de su hermano hacía mucho tiempo, nunca lo creyó una tontería sin embargo no creía en ese tipo de cosas simplemente no eran para ella. Así como la leyenda del hilo rojo las parejas unidas por hilo invisible atado de sus meñiques.

Pero las leyendas son lecciones y contienen verdades, creer y no creer dependerá de uno como persona.

Sólo era una niña estúpida aferrándose a un amor de la infancia y al no ser correspondido esa extraña sensación en su sistema respiratorio se manifestaba. Pensó que escribiendo una carta podía desahogar aquellos sentimientos retenidos y la sensación de opresión en su pecho desaparecería, durante un tiempo funcionó pero volver al santuario y verlo nuevamente le afecto y mucho.

Morir era mejor que no sentir esos sentimientos atormentarla el resto de su vida. Y si moriría no podía pensar en otro lugar que no fuera ese hermoso jardín de rosas. La fragancia letal de las flores poco a poco iban  afectando sus sentimientos. Eso se percató al empezar a tambalearse sobre la roca, el dulce aroma de las rosas la estaban embriagando como si del licor más fino se tratase.

Tosió manchando su mano con un poco de sangre, ese aroma la iba desgarrando lentamente. Era una muerte silenciosa para una chica con el corazón destrozado.

Miro sus manos con empezaban a escarcharse por su técnica «polvo de diamantes». Cuando era una pequeña niña su maestro hacía esos pequeños destellos de copos de nieve solo para ella y nadie más sin duda extrañaba a su maestro Krest de Acuario.

El veneno de las rosas había sido demasiado ocasionando que porfin Neida, sediera a sus encantos mortales. Cayó de espaldas como si de una cámara lenta se tratase, su hebras verdes caían lentamente junto con todo su cuerpo. Mientras un hilo de sangre caía a un costado de su boca hallaría su muerte rápida y sin dolor en ese bello lugar. Fue cediendo lentamente al sueño y cansancio.

Una figura oscura se empezó acercar hacía ella, lo último que Neida había visto había sido unos hermosos cabellos celestes antes de cerrar los ojos.

~🔹~



Soltó un quejido tocándose la cabeza, miro todo a su alrededor estaba en la casa de Acuario.

— ¡La señorita Neida, despertó! — anuncio una vestal entusiasmada.

La amazona de Cisne frunció el entrecejo, ante el gritó de la mujer. Su cabeza dolía ardía mil, se reincorporo notando que ya no llevaba puesta su armadura.

Las pisadas apresuradas resonaron por todo el lugar, la menor miro en dirección hacía la puerta topandosé con un preocupado Degel y un chismoso Kardia.

— Hermanito... —susurro al sentir como, Degel la rodeaba en brazos con miedo a que ella se desvaneciera entre estos.

— No vuelvas asustarme así, Neida. Me tenías muy preocupado por un momento pensé que te perdería. Nunca me perdonaría si algo malo te pasará. —la apego a él, con fuerza.

— Si niña nos tenías preocupados. — admitio Kardia viéndola afligido—. Si te hubieras muerto como me hubiera vuelto cuñado de Degel ¿dime?

Neida río ante la suposición, hubo un rato de silencio hasta que decidió de nuevo hablar—. Degel ¿cómo llegué aquí?

Degel suspiro algo molesto, para luego suavizar su mirada al verla—. Albafica de Piscis te trajo al templo luego de casi morir en su campo de rosas. En el trayecto casi mueres en sus brazos, Neida. —explico quitándose los anteojos—. Albafica solicita verte luego de tu recuperación.

𝐀𝐋𝐌𝐀𝐒 𝐃𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐀𝐃𝐀𝐒; Albafica de Piscis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora