Elio Perlman

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Florence

Me desperté a media noche debido al vacío que se encontraba al otro lado de la cama, nuevamente Elio se había levantado a media noche.
Me senté y me puse la bata delgada que estaba colgada a un lado de la cama, salí de la habitación encontrando a mi esposo apoyado fumando un cigarrillo en el balcón, llevaba meses de la misma manera y no entendía que era lo que lo tenía tan inquieto.

—Elio...— se demoró unos segundos en voltearse— ¿Que sucede?

Su mirada era perdida, hace ya varios días que no se atrevía a mirarme a los ojos, todo apuntaba a que nuestro matrimonio se estaba acabando, pero si el sentía algún sentimiento maldito sobre mí, no era mutuo. Para mí el seguía siendo el chiquillo que conocí en aquella piscina de su misma casa.

Se dió vuelta de nuevo.—nada vuelve a dormir Florence— su voz se había vuelto dura estos meses.

—Elio... Por favor dime la verdad.

Mis ojos estaban comenzando a picar por el sentimiento, sabía que la respuesta iba a cortar todo lo que construimos en algún momento, pero más que eso temia por la duda que corría en mi desde semanas atrás.

—¡Quieres que te diga la verdad! — solo lograba ver su perfil mirando al suelo con rabia.— Estoy Harto de ocultar este sentimiento que tengo clavado en el estómago desde hace ya trece años, creí que podía olvidar pero es... Muy difícil.

Sabía a lo que se refería, su madre me lo dijo cuando nos comprometimos, la pequeña aventura que Elio tuvo con aquel asistente del señor Perlman. Mi corazón latio fuertemente.

—Elio— suspiré antes de seguir— ¿Que harás?

Vi la lágrima correr por su mejilla.

—Nada... Al igual que hace trece años no voy a hacer nada, el ni siquiera responde.— lo ví derrumbarse en lágrimas, sus piernas flaquearon y cayó al suelo de rodillas, rápidamente corrí a ayudarlo.—Por favor ayúdame Florence, ayúdame a olvidarlo como cuando éramos niños... Por favor.

Tome su rostro entre mis manos y limpie las lágrimas que corrían por sus mejillas, le aparte el cabello de su frente y junte la de ambos logrando sentir su respiración.
Sin pensar, tome su mano y la posicione en mi vientre, su respiración se detuvo un momento y se aparto de mi, sus ojos miraron mi estómago y frunció el ceño. Me miró fijamente haciéndome dudar de mi acción, sus cejas se relajaron y rápidamente sus manos tomaron mis mejillas y junto mis labios con los suyos.

Cuando se aparto tome aire para decir.

—Elio, no quiero tenerte atado, ve y búscalo, y vive tu vida de la forma que sabes que quieres, siempre me tendrás junto a ti, a nuestro hijo o hija. Vive tu vida Elio, se feliz como tú quieres y no como quieren, sabes que te amo.

☁︎ 𝚃𝚒𝚖𝚖𝚢'𝚜 𝙻𝚘𝚟𝚎 ☁︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora