Ese sentimiento que nace con una mirada y crece con una sonrisa

279 13 5
                                    

Las hojas caían lentamente a su alrededor y la brisa acariciaba delicadamente su rostro mientras se encontraba él sentado ahí, bajo el mismo árbol de sakura que lo había acompañado por meses mientras descansaba y leía esas delicadas cartas una y otra vez. Este árbol era sin duda especial, era el único árbol de sakura en la zona. Conocía perfectamente cada una de las letras de sus cartas y había memorizado lentamente palabra por palabra. Pese a que la primavera había pasado junto al verano, el otoño con sus esplendidos colores adornaba el paisaje para él, sin duda era su estación preferida.

Se estiró ligeramente alzando sus brazos sobre la cabeza para así después cubrir sus ojos con los mismos. Tenía puesto su traje, el haori pesado aunque caliente y su gorro de Rokudaime Hokage, este le otorgaba seguridad. No hizo más que bostezar, eran las 18h45 y poco a poco las sombras daban la bienvenida al atardecer mientras que este les correspondía con cálidas hojas cayendo ya marchitas.

Sentía nostalgia, por dentro su corazón latía tan rápido que padecía taquicardia. Pensó durante algunos segundos en su madre y padre

--¿Cómo se habrán conocido?-- eran las mismas preguntas que se hacía cuando aún era un niño.

De igual manera se sentaba o recostaba y mirando al cielo después de entrenar arduamente, pensaba en aquellos dos. Sólo una vez los vio juntos, eso era lo que recordaba, pero aquel momento lo significó, hasta entonces, todo para él. Ambos se miraban con tanta sinceridad, casi no cruzaban palabras y ciertamente no lo necesitaban. Después de la muerte de su madre, su padre se apagó y años después ella lo llevo consigo, una decisión que no le correspondía a él y que lo alejo de su hijo.

El calor en el ambiente era escaso, se entiende por frío a la escasez de calor y esta ausencia era quien lo abrazaba, mas por dentro, el sentía un calor tan profundo que su pecho ardía. Una extraña sensación para él, no era de esa clase de personas que solía sentir aquella temperatura. Sus ojos se encontraban cerrados y delicadamente con su dedo índice de la mano derecha, mientras estaba recostado junto al árbol, bajó lentamente su máscara como si dudara y soltó repentinamente un suspiro.

--Hasta cierto punto no estoy seguro si lo hice por ti o por mí. Aunque sin ir muy lejos tampoco era un abuso de poder. Después de todo fue lo correcto para las aldeas. -- pensó mientras abría sus ojos y cubría su rostro instintivamente con el gorro

--¿Será que me culpas por tu sentencia? De igual forma te arrebaté la vida ¿Por qué permito esto?--murmuró con indiferencia

--Tal vez es tu aroma, definitivamente lo extraño-- dijo respirando profundamente unos momentos antes de volver a colocar en perfecta posición su máscara.

Habían pasado varios minutos después de cuestionarse así que con su mano derecha quitó el guante de la izquierda y acarició el césped. La noche ya había llegado así que retiró el gorro de su rostro, guardó con mucho cuidado sus cartas. Estas se encontraban en diferentes sobres. Aparentemente enviadas en fechas diferentes, algunas eran de un color lila, verde limón, celeste o turquesa y en la cara anterior se encontraba el sello de la Prisión de Sangre.

Lentamente se levantó mirando a lo lejos la enorme piedra producto de las vidas tomadas durante la tercera gran guerra shinobi.

--Me gustaría preguntarte tantas cosas Obito-- bajó su mirada

--¿por qué no comprendí lo que sentías por Rin? Lo lamento, debiste necesitar mi ayuda. Tal vez tener alguien con quien hablar.-- después de esa palabras, como estas que se disipaban en el ambiente, él también se alejó sin mirar atrás.

No tenía prisa así que decidió caminar hasta la aldea. Como era costumbre antes de ir a su departamento, el peliplata iba a la florería de los Yamanaka, perteneciente a la familia de una kunoichi amiga de su alumna Haruno Sakura y compraba un tulipán azul. Estas flores eran traídas bajo pedido de la séptima sombra de fuego, no eran de la región y debido a las condiciones en las que estas crecían eran muy costosas. Por alguna razón esta vez fue diferente, decidió no comprar aquella flor y se dirigió directo hacia su departamento, el mismo en el que había vivido tantos años.

Es cierto. En poco tiempo llegará la primavera. (Kakashi) (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora