Capítulo 6 - Tras la puerta

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La luz llegaba a su rostro a través de la ventana de madera que ocupaba la pared izquierda de la habitación. EL aroma de una deliciosa bebida entraba por la puerta la cual se encontraba abierta, era chocolate caliente.

Aki abrió lentamente los ojos siendo hipnotizada por tal aroma. Observó que en la habitación no había nadie más, debían ser las 6am y ya todos habían comenzado sus actividades, por tanto se sintió avergonzada. Mientras la muchacha se levantaba, torpemente tropezó con un bulto que se movía entre las colchas, era el capitán Yamato y como consecuencia cayó gracias al movimiento brusco que efectuaba el castaño con sus piernas para así mismo levantarse. La Kunoichi cayó sobre sus cosas y un sonido seco invadió el lugar. Sangre brotaba por la nariz de la castaña.

Yamato volteó en dirección hacia la torpe muchacha sentándose y sosteniéndose con su mano derecha mientras que con la izquierda tocaba su frente. Su voz con cierta superioridad y burla silenció la habitación al decir:

-- qué torpe -- para así levantarse y salir del lugar con una sonrisa en su rostro y sin la intención de ayudar a la muchacha de ojos violetas.

imbécil

Por la ventana alguien observó lo ocurrido con un cierto grado de interés. Sobre su rostro se encontraba una sonrisa inconsciente dibujada. Él estaba sobre una rama de un árbol cubierto por nieve. Traía consigo una libreta donde realizaba ciertos bocetos y un libro que uno de los 3 sanins legendarios le confió meses antes de morir. El libro era una edición especial, nueva y única que no había sido publicada debido a su alto contenido erótico y personal del escritor siendo algo similar a una autobiografía. Esta poseía algo más en comparación a los demás libros ya publicados y a otras autobiografías, era una historia completamente verdadera de romance y llena de lujuria junto a pensamientos pecaminosos, era la propia historia del autor.

La intención del autor de la saga Icha Icha al entregar dicho manuscrito a Sai, era que pudiera en algún momento comprender lo que era la verdadera belleza, los placeres, el amor, los sentimientos, conductas humanas y su propia existencia.

Últimamente Sai sentía cierto interés por una chica rubia de Konoha. Era consciente de que tal vez sea atracción pero no era capaz de analizar y asimilar su situación guiándose únicamente por un libro. Por aquel motivo decidió investigar conductas humanas similares por su cuenta.

--Sai- sama, lo cortés sería que me ayude, no como el grosero del capitán Yamato.-- reprochó la castaña clara mientras alzaba su cuerpo del piso con el orgullo por los suelos y hacía un puchero en señar de dolor y vergüenza. Aki se sentaba con lentitud al notar como sangraba su nariz en grandes cantidades. La joven se alarmó un poco pero no mencionó aquello.

El pelinegro con pena por ella asintió y se acercó lentamente con una mirada comprensiva sobre su rostro. Él sentía que debía protegerla, era como un animal indefenso o mas bien un niño que recién sale y descubre por primera vez el mundo.

--No deberías hacerle caso. Desde que la misión comenzó se ha comportado un poco extraño, especialmente contigo.-- dijo el hábil ninja arreglando unos mechones del cabello de la Kunoichi para poder observar bien su nariz.

Mientras hacía esto, la castaña se sonrojó. Para ella era extraño que alguien la ayudara. Su vida no había sido muy sencilla, al parecer estuvo apartada del mundo, del amor de una familia, de ella misma y él la comprendía.

--No es necesario que me trates de una manera tan formal, me puedes llamar Sai-chan o simplemente Sai. No estamos en este momento en ANBU y sé que las cosas no te van bien así que no hay necesidad de formalidades. Si necesitas algo avísame y se un poco más cuidadosa.-- agregó el pelinegro y al mismo tiempo detenía el sangrado de la joven.

La sangre de Aki había manchado las sábanas y detrás de la puerta se encontraba escuchando el capitán Yamato sin decir palabra alguna. La desesperación que ella le causaba era agonizante, quería ir en aquel momento corriendo a ayudarla, pero su orgullo se lo impedía. ¿Quién era esta chica que lo desconcertaba y lo hacía actuar de una manera tan irracional e impulsiva? era la pregunta que pasaba segundo a segundo por su mente. Su objetividad se había esfumado desde el primer instante en que notó su presencia al salir de la aldea al inicio de esta misión. Tenía el deseo de asistirla personalmente. Ver como el pelinegro la ayudaba lo fastidiaba, sentía que era su responsabilidad y en aquel instante se decidió por entrar.

Sai observó a Yamato con atención y este sacó de su maleta un pequeño botiquín con todo lo necesario en caso de que no estuviera algún ninja médico. El castaño utilizó un apósito y sin decir palabra alguna se agachó colocándose frente a ella y con cierto temor a herirla un poco más. Tomó su rostro y lo colocó parando el sangrado completamente. El pelinegro se retiró de la habitación dejándolos sólos y en busca del Rokudaime Hokage para preguntar acerca de las actividades del día.

La Kunoichi se sorprendió por las acciones del capitán. Limpió con cuidado la zona afectada y tomó un poco de alcohol, con este mojó un poco el algodón y comenzó a recorrer las partes manchadas de su rostro. Sin dejar de mirar los ojos perdidos de la joven quien apartaba su vista avergonzada y furiosa, él tomó con su mano derecha el mentón de la joven obligándola a mirarlo.

Su piel es tan delicada

Sus ojos, en ellos existía una profunda e infinita tristeza. Yamato se encontraba hipnotizado y sin dejar de limpiar su rostro. Instintivamente su mano derecha se apartó del mentón y acarició la mejilla de la joven quien había soltado una pequeña lágrima después de aquel golpe debido al dolor y humillación.

El dorso de la mano del hombre secó la mejilla de la joven y su mano izquierda continuaba acariciando la nariz de ella con un poco de algodón. Un movimiento no calculado permitió al castaño rozar con dos dedos los labios de la castaña provocando que ambos miraran sus bocas y se sonrojaran.

Huele tan bien, me hace sentir segura

Él se apartó apresuradamente de la joven. "¿Qué había sucedido? ¿Cómo pudo perderse en aquellos ojos llenos de infinita y profunda tristeza? ¿Cómo no los había notado antes? ¿Por qué actuó de manera tan idiota? ¿Qué fue aquello que sintió dentro de él?" eran las preguntas que empezaban a inundar la mente de aquel sencillo hombre.

En silencio se retiró de la habitación y paró cuando se encontró con una sonrisa de cómplice que provenía de aquel misterioso ANBU de Konoha, Hayate.

La castaña se encontraba aun sentada en el piso pensando acerca de lo ocurrido, no comprendía por qué sus mejillas se tiñeron de color carmesí al igual que las de él. A pesar de la estación, la joven en aquel instante se sintió inundada de un calor abrazador. El aroma a madera que él emanaba había quedado impregnado en sus fosas nasales, le resultaba cálido. Quería estar junto a él.

Un aura oscura inundó la habitación y una mano se posó sobre su hombro izquierdo. Ella se encontraba molesta al pensar que aquella humillación no había sido suficiente para Tenzō y que venía por más. Volteó con una mirada llena de odio y se encontró con un perfil perfectamente esculpido, era Hayate.

--Buenos días, veo que ha despertado. Kahyō-sama la invita a desayunar junto a sus demás compañeros, la están esperando.-- mencionó aquel Anbu con una sonrisa que se veía tan sincera y ocultaba la oscuridad que segundos antes había inundado la habitación.

-- Claro -- asintió. 

Es cierto. En poco tiempo llegará la primavera. (Kakashi) (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora