Después de la gala benéfica, Jaemin se prometió a sí mismo que mantendría las distancias con Jeno.
El problema era que Jeno parecía decidido a arruinarlo. Se había acostumbrado a llamar a Jaemin todos los días, a veces dos veces al día, supuestamente para actualizaciones de salud, pero de alguna manera, terminaban hablando durante horas cada vez.
Jeno era tan bueno para hablar. Estaba muy atento a sus estados de ánimo y siempre sabía qué decir para que Jaemin se sintiera mejor. Jaemin amaba su voz baja, amaba la forma en que lo hacía sentir, como si estuviera envuelto en la manta más cálida. No podía tener suficiente, siempre se sentía un poco vacío cuando tenían que terminar la llamada.
—Deberías colgar, de verdad —dijo Jaemin, su voz sonando poco convincente incluso para sus propios oídos. Estaba en su computadora, tratando de prestar atención a la conferencia de ciencia cibernética que sus amigos en línea estaban viendo. Tratando siendo la palabra clave allí. La mierda geek nunca le había parecido menos interesante.
Jeno se rió, su rica risa hizo que Jaemin también sonriera. Reclinado en su sillón de aspecto cómodo, el alfa tomó un sorbo de su bebida, mirando a Jaemin por encima del borde de su vaso.
—¿Por qué no lo haces? Ve a ver tu conferencia si es tan interesante.
Jaemin miró burlonamente la pantalla de su teléfono, la parte posterior de su cuello se calentó.
—Soy un omega con una imprimación en ti. En serio, no puedes esperar que pueda colgar.
Los labios de Jeno se curvaron en una pequeña sonrisa.
—Cierto —dijo. —Pobrecito.
—Deja de burlarte de mí —dijo Jaemin, haciendo un puchero exagerado. —Estoy sufriendo.
Jeno volvió a reír y Jaemin se encontró sonriendo. Era asombroso lo bien que se sentía burlándose de su patético enamoramiento mientras Jeno se reía con él, mientras Jeno seguía hablando con él. Dioses, realmente era patético, pero no le importaba.
En su visión periférica, el chat se estaba volviendo loco, sus amigos en línea probablemente se estaban volviendo locos por algo emocionante, pero Jaemin no podía obligarse a apartar los ojos de Jeno. Miró con impotencia la manera relajada en que el gran cuerpo de Jeno estaba tendido en el sillón. Le encantaba ver a Jeno con ropa tan informal, con la guardia baja en su propia casa. Parecía cómodo. Suave.
No es que se viera menos atractivo que de costumbre: su camisa gris holgada tenía los dos botones superiores desabrochados, mostrando una vista tentadora de su cuello fuerte y la parte superior de su pecho tonificado. Jeno no estaba afeitado y su hermoso cabello estaba un poco desordenado, haciendo que los dedos de Jaemin ansiaran enterrarse en él.
—¿Lo estás? —Jeno dijo, dejando caer su sonrisa y mirándolo fijamente. —¿Sufriendo?
Jaemin se encogió de hombros.
—No más de lo habitual. Un poco caliente, pero... —Suspiró, mirando con añoranza el regazo de Jeno. Pagaría una pequeña fortuna para poder meterse en él ahora mismo. Ni siquiera era necesariamente sexo lo que deseaba, aunque también deseaba sexo. Realmente quería acurrucarse con él y ser sostenido en sus brazos.
Probablemente debería preocuparlo.
Le preocupó, después de que finalmente logró colgar media hora más tarde. Pero nunca le preocupó mientras hablaban.
Jaemin sabía que lo estaba pasando mal. No era una buena señal que Jeno fuera lo primero en lo que pensaba cuando se despertaba. Definitivamente no era una buena señal que sus días se sintieran apagados hasta que habló con él.
