🤩🤩🤩Capítulo 3 🤩🤩🤩

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Este capítulo está dedicado a Samuel Rodriguez. Muchas gracias por tu apoyo. 



Recuerdo ese día. Él estaba sonriente y erguido.

Capítulo 3

Así como cuando tu vida se convierte en un RPG de acción.

Me sentí como una persona diferente cuando volví al colegio a primera hora del lunes. Y en cierta forma lo era: ahora podía caminar. Las miradas de las chicas estaban sobre mí. Ya no eran miradas de lástima o desprecio, no. Ahora eran de curiosidad, como preguntándose «¿quién es ese chico?».

Sentir el suelo bajo las suelas de mis zapatos se sintió extraño. Pero en el buen sentido. Durante años recorrí esos pasillos en una silla de ruedas. Ahora yo los recorría con piernas sanas y fuertes.

Algunos no me reconocieron y no los culpo: mi cuerpo se veía diferente; mi cabello e incluso mi actitud habían cambiado. Me sentía seguro de mí mismo; orgulloso, cómodo de que las miradas estuvieran sobre mí.

Esa mañana, a la señora Cata se le cayó la quijada cuando me vio caminando. Los demás chicos en la furgoneta estallaron en murmullos. Mary no estaba allí.

Lastima. Quería que ella me viera, pensé.

Cuando entré a mi salón de clases me encontré con lo mismo de siempre: chicas y chicos probando filtros holográficos con sus wizphones. El Trío: Puyita, Fabio y Gus; probaban una app mágica que supuestamente podía ver a través de la ropa de las chicas. Realmente era una estafa—no es que yo la haya probado. Ellos se reían con carcajadas estruendosas cuando «escaneaban» a una chica con la cámara del wizphone.

—¡Dejen la estupidez! —Le gritó Salomé, una de las chicas más populares—. ¡Esa app no funciona!

—¿Tú qué sabes? —Le respondió Puyita, apuntando la cámara al pecho de la joven—. Estas cosan son mágicas.

Salomé gruño frustrada y el Trio volvió a estallar en una risa conjunta tan fuerte que de seguro llegaban a escucharse en otros salones. Pase en frente de ellos. Quise que me vieran. Había imaginado ese momento muchas veces, ¿cómo reaccionarían esos cavernícolas con mi nuevo yo?

Y sí, me vieron.

¿Cuál fue su reacción? Confusión, intriga, curiosidad.

No me reconocieron, pensé.

Asintieron en señal de saludo. Yo hice lo mismo.

No tienen ni idea.

Cuando me acerqué a mi puesto, me encontré con que Eduardo estaba allí—¿lo recuerdas? El chico del dron—. Esta vez no estaba volando uno, sino sentado en mi silla, leyendo un libro sobre robótica o algo así. Todo un nerd.

—Estás en mi puesto—le dije en tono de reclamo.

Él alzó la mirada. Al principio no me reconoció, luego abrió los ojos como dos grandes platos. Luego clavó su mirada en mis dos piernas, ahora sanas y fuertes y subió hasta verme a la cara.

—¿Santos? —musitó, con la quijada caída.

—Estás en mi puesto —repetí.

Él asintió rápidamente y se levantó.

—¿Qué fue lo que te pasó? —me preguntó.

—Le pedí un deseo a Shen Long.

—¿Qué? —Ladeó la cabeza, confundido.

El Chico Milagro [Wattys 2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora