🎲🎲🎲Capítulo 9🎲🎲🎲

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Hoy conocí a Borya. Él fue el único que supo verme. A nadie le importo. Nadie nota mi presencia, ni le interesa si no voy a clases. Ni siquiera a Oliver. Pero Borya es diferente... él supo ver más allá. Me hace sentir apreciada, especial. Yo no sabía lo que se sentía eso. Dicen que es un demonio, pero para mí es un ángel.

Capítulo 9

Así como cuando tu vida depende de la apuesta con un dado.

La tecnología mágica era una maravilla. Una revolución que tomó al mundo por sorpresa. La magia había abierto un mundo de posibilidades. Por ejemplo: el poder sentir el tacto de otros a través de los wizphone. Sí, suena como algo increíble, pero era posible.

Cuando Alexa se sentía sola —cosa que pasaba casi todo el tiempo—ella buscaba compañía a través de una magic app que le permitía conectar con otros desde la distancia. En su mayoría, gente que se sentía sola, como ella.

La app trataba de una sala de chat en la que las personas solitarias, necesitadas de contacto, podían tocarse entre sí. ¿Cómo? ¡Pues con magia!

Alexa estaba tirada en la cama, mirando hacia el techo, mientras la oscuridad la cobijaba. La pantalla de su wizphone se encendió y la luz led se reflejó en las pupilas de la chica. Ella buscó la magic app y la abrió. Ella escribió: «Hay alguien aquí?»

Le respondió alguien en cuyo perfil decía que era un chico de su misma edad. ¿Ella podía estar segura de lo que afirmaba la información del perfil? ¿De verdad era un chico de su misma edad? ¿Quién podía asegurarlo? Quizás era un adulto pervertido. Sin embargo, a ella no le importaba.

Ella se sentía tan sola, que prefirió correr el riesgo. Después de todo, mientras él no viera su rostro, o supiera su verdadera identidad. ¿Qué peligro había?

Por eso Alexa no usaba su verdadero nombre.

Los dos chicos chatearon hasta que Alexa mandó la invitación de contacto. El chico la aceptó.

De la pantalla brotaron pequeñas partículas luz, como polvo luminoso que se acumularon y adoptaron la forma de una mano flotante.

«¿Dónde quieres que te toque?», preguntó el chico al otro lado del chat.

«En la mejilla», respondió Alexa. «Acaríciame».

La mano flotante se acercó a los pálidos pómulos de la chica, y con el dedo índice, rozó la piel de ella con cuidado. Alexa sonrió. Sintió que su piel se encendía. Luego el dedo índice bajó hasta el cuello y se movió en círculos. Ella se estremeció.

Y así, por varios minutos, se sintió en la gloria. Hasta que las caricias se detuvieron abruptamente y Alexa sintió como si se abriera un hueco en su pecho.

«¿Por qué te detuviste?», ella escribió en el chat.

«Quiero una llamada holográfica», pidió el supuesto chico.

Alexa pegó un respingó y cerró la app de golpe. No, una llamada holográfica ya era demasiado. No estaba dispuesta a exponerse así.

Ella sabía de chicos que se reunían en llamadas holográficas grupales. Chicos que sentían una gran ansiedad por salir, pero que necesitaban hablar con alguien.

Alexa sacudió la cabeza. No, ella no podía hacer eso. Ella quería quedarse en la seguridad del anonimato. Chateando con extraños.

Entonces, ella escuchó el sonido de una nueva notificación.

El Chico Milagro [Wattys 2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora