Capitulo 11

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Helena.

—¿Disculpe? — pregunta mi mamá con la voz quebrada.

—¿Cómo está papá? — comienzo a llorar.

—¿Helena? — se acerca con la mano en el corazón —¿Hija?

—Hola mamá — me quitó los lentes.

Rompe en llanto y se lleva las manos a su cara.

—No puede ser — se apresura a abrazarme.

Me paro de inmediato para recibir su abrazo y nos apretamos tan fuerte como si quisiéramos que nuestros cuerpos se unieran y jamás pudieran separarce.

La extrañaba, lo hacía con todo mi corazón y después de 5 años, al fin estaba aquí.

—¿Qué haces aquí mi niña? — me pregunta sin soltarme.

—Necesitaba verte — me ahogo con mis propias lágrimas —A ti y a papá.

—El… — se aparta y sostiene mi cara —Está de viaje por trabajo.

—Esta bien yo… Vendré de nuevo otro día — sonrió y limpio sus lágrimas —No estaré por mucho aquí, pero estoy segura que vendré más seguido.

—Estoy tan feliz de que estés aquí — vuelve a abrazarme.

—¡Yo igual mamá! — mis lágrimas caen sobre su hombro.

—Y cuéntame — intenta limpiar sus lágrimas rápidamente — ¿Que has hecho estos años? ¿Cómo has estado?

—Estudié Administración de Empresas y ya estoy ejerciendo.

—Ya me lo habías dicho, pero me hace ilusión escuchar en persona lo que has logrado  — su sonrisa se ilumina.

—Lo se mamá — juego con mis anillos —Me alegra saber que estás orgullosa de mi.

Observo mis anillos intentando no mirarla a los ojos y mantener la mentira. Pero de inmediato me doy cuenta que no me quité los anillos que a simple vista se puede ver qué es diamante real.

Rápidamente me los quito y se percata de mi acción, pero no dice nada.

—Estoy muy feliz por ti hija — toma mis manos —Me alegra que hayas sanado.

Realmente no lo había hecho, pero me reconfortaba que ella creyera que si.

—¡Gracias mamá! — acaricio sus dedos.

—Y dime — hace una pausa —¿Te has enamorado de alguien allá?

—No mamá — agachó la cabeza y vuelvo a mirarla —No es algo que esté en mis planes.

—¿No crees que sea la edad de tener hijos? — hace una muñeca fingida de tristeza —Yo ya estoy vieja, y aún sueño con tener nietos.

—Sabes que nunca tuve la idea de tener hijos — suelto sus manos —Y menos en este mundo, tan peligroso.

—Lo se, toda la vida lo dijiste.

—No me veo siendo madre, y mucho menos teniendo novio o esposo.

—Aun así, espero que cambies de opinión antes de que me vaya de este mundo.

—No digas eso mamá. Yo quiero que seas eterna.

—Pero sabes que eso no se puede, preciosa — ríe.

—Aun así — tomo un sorbo de agua —Eres una persona joven, todavía te queda mucho tiempo de vida.

—¿Tú crees? Yo me siento muy vieja.

MUÑECA DE LA MAFIA #2 || Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora