Capitulo 13

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Steve

Ardo de la Ira sobre el duro y frío piso de la selda. Otra vez estaba aquí como un hijo de puta, y todo por culpa de la idiota a cargo. Mis ganas de que abriera esos barrotes y lanzarme a ella para ahorcarla, se apoderaban de mi.

Maldecir una y otra vez haberme topado en esta vida con Helena. Me arrepiento de no haberla dejado que la matarán, no se que pasó por mi cabeza hace cinco malditos años.

Me levanto carcomido por el enojo cuando escucho que hablen la puerta principal de esta prisión.

—Buenos días, Jefa — escucho a lo lejos.

Y sonrió con diversión.

Helena aparece frente a la celda caminando despacio con las manos en la espalda y mis ojos recorren esas malditas curvas de infarto que hace cinco años no tenía.

—Ponte firme — un hombre detrás de ella se dirige a mi —Estas frente a la jefa.

Cuando salga de aquí, me manchare con tu sangre, imbécil bastardo.

El hombre habre la selda y deja entra a Helena.

—Puedes irte — le dice ella.

Es como si le hubieran servido al león, su presa en bandeja de oro.

—¿Querias hablar conmigo? — se acerca lento hacia mi.

—Que divertido que creas que puedes salir viva de esta, Helena — me acerco a su rostro.

—Lo mismo digo — sonríe.

Lleva sus manos al cierre de su camisa deslizando lentamente hacia abajo. Mi maldito autocontrol desaparece y no detengo su acción, esperando a ver lo que hay detrás de esa tela negra.

Sus grandes pechos se escapan de la camisa, dejándome ver sus pezones y sintiendo una enorme erección bajo mi pantalón.

—¿No vas a tocar? — me pregunta —¿O ya no te provocó como antes?

Reparo mi alrededor y Bucky sigue durmiendo por la paliza.

No me importa.

La tomo de la cintura atrayendo la hacia mi bruscamente y ella acaricia mi pecho, bajando hasta mi pantalón. La tomo del pelo, atrayendo su boca, y comienzo a besar sus suaves labios, sintiendo su desespero de alcanzar mi lengua.

La arrojo al suelo, avanlazandome sobre su cuerpo y deslizó mi mano por todas sus curvas haciendo estremecer su cuerpo.

Comienzo a resfregar mi polla sobre su coño y abre sus piernas pidiéndome que la penetre. Desabrocho mi pantalón, liberando mi miembro, que golpea su estómago.

—Pidelo — susurro sobre sus labios.

Sonríe y me estremezco.

—Hazme el am…

Despierto con el ruido de la puerta de la selda que se abre.

Me siento empapado por el sudor y siento que la verga me va a estallar en pocos segundos, está tan dura que no puedo pensar del dolor.

—¡Arriba! — golpea los barrotes de la celda con su arma —A bañar los caballos.

Maldito hijo de puta.

Lo miro con ansias de matarlo, y me levanto del suelo sin dirigirle una palabra. Solo deseando meterme a alguna ducha para que la erección baje con algo.

MUÑECA DE LA MAFIA #2 || Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora