Capitulo 8

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Camino hacia la enorme ventana escuchando poco a poco los ruidos de la gran ciudad, cada vez más intensos. La falta de sueño me está cobrando factura y de tan solo pensar en todo el trabajo de hoy, me hace desear tanto una taza de café.

Observo mi pecho descubierto brillando por los rayos del sol y comienzo a abrochar mi camisa sin ningún apuro.

Los movimientos de la mujer desnuda sobre mi cama captan mi atención y noto que empieza a despertarse. No le tomo importancia y me dirijo al baño.

—¿Irás a trabajar?.

—Iremos a trabajar — me detengo a observarla.

—Shuri dijo que podría encargarse ella de todo hoy — se desliza sobre el colchón para sentarse.

Suspiro —Nakia…

—Lo se — me interrumpe —No dejaras a tu hermana con todo esto, lo entiendo.

—Tomaré un baño — antes de adentrarme vuelvo a mirarla —¿Vamos juntos? — le pregunto.

—Por supuesto que sí, mi General.

"Mi General" supongo que hoy será otro tipo de trato entre nosotros.

*flashback*

Me deslizó dentro de ella una y otra vez, cada vez más fuerte. Ella gemía mientras me apretaba contra su cuerpo.

Rasguña mi espalda con desespero y me estremezco cuando vuelvo a embestirla con rudeza.

—¡Mas por favor! — me pedía con anhelo —¡Más mi amor!

*fin del flashback*

Me dirijo por las calles de New York en mi Audi R8, con Nakia a mi lado, quien luce enfadada por el camino que estoy tomando.

—Se nos hace tarde, deberías tomar tu café en la central — dice con seriedad.

—Me gusta este — respondo, atento al camino.

—No te gusta, solo esperas verla a ella detrás del mostrador.

Los padres de Helena habían logrado abrir un cafe-restaurant, en el centro de la ciudad, dónde vendían un café realmente exquisito. Pero no era el café precisamente lo que me llevaba a ir todas las mañanas a ese lugar.

Era la esperanza de encontrar a esa hermosa mujer de vuelta en la ciudad.

Se creía que no iba a volver y mis esperanzas se apagaban con el tiempo, pero aún seguían intactas.

Llegando al lugar, observo con cautela mi alrededor y me percató de aquella camioneta Cadillac Escalade negra, frente al lugar.

Todos los días se encontraba allí, no lograba ver a las personas dentro de ella por el polarizado de sus vidrios pero podía sentir la mirada pesada de lo que yacía en su interior.

—Tengo mucha hambre — habla Nakia, sacándome de mi transe —¿Entramos?

—Si — me adentro junto a ella sin dejar de mirar mi objetivo.

—General T'Challa — me saluda con alegría la mujer detrás del mostrador.

La mamá de Helena.

—Señora Vaughan — la saludo acercándome.

—¿Cómo has estado? — me pregunta.

—Con mucho trabajo — respondo con una media sonrisa.

—Me imagino — suspira —Todo está de cabeza, veo todos los días las noticias.

MUÑECA DE LA MAFIA #2 || Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora