1 De cómo James conoció a Scorpius

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James recuerda cómo conoció a Scorpius y todas las cosas que prueban que es un estirado

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De cómo James conoció a Scorpius

James se bajó de la mesa, satisfecho por cómo todos se reían de su baile sonso y se sacó el Sombrero de la tienda de su tío George que le daba la habilidad de volver invisible la parte del cuerpo que quería. Él había vuelto su invisible de su cintura para arriba. Se secó el sudor de la frente antes de sentarse en uno de los sillones de la Sala Común de Gryffindor, luego acomodó su cabello entre castaño y apenas pelirrojo, era como una combinación de ambos.

Eran mediados de Enero y estaban festejando que habían ganado su segundo partido de Gryffindor. La Sala Común celebraba como si ya hubieran ganado la Copa. James suspiró. Era su anteúltimo año en Hogwarts y ya era el capitán del equipo. Era lo que se esperaba del primer hijo del Gran Harry Potter. No era Prefecto, eso también se esperaba.

Carajo.

Tenía 16 años no 50, ¿por qué miraba la Sala Común con nostalgia?

Su abuela se había pasado todo el verano taladrando el cerebro sobre cómo en dos años elegiría una gran profesión, por alguna razón ella creía que sería Auror, como su padre: su abuelo Arthur opinaba que lo compraría un gran equipo de Quidditch y seguiría los pasos de su madre Ginny. Su abuela entonces le daba una golpe en su hombro y negaba, diciendo que James estaba hecho para trabajar en casa, casarse y tener veinte hijos.

Mierda.

Él no quería nada de eso. Ni ser jugador de Quidditch, ni ser Auror. De hecho, lo único que había pensado era seguir trabajando en la tienda de su tío.

Suspirando otra vez, tomó una gran botella de Cerveza de Manteca y bebió.

Un cuerpo suave le rozó las piernas. James puso los ojos en blanco pero se agachó para acariciar detrás de las orejas a Percy, el gato de su prima Rose, que lo miraba con desaprobación. Era un gato marrón muy claro, con la zona de las orejas y debajo de sus ojos cubierto por sombras oscuras. No se llamaba Percy por nada. Era como un tercer Prefecto en la Sala Común y en todo el castillo. Comete una travesura, él te encontrará y te mirará, y si lo considera, aparecerá con alguien que pueda castigarte. Era como su tío Percy real.

—Estamos festejando, Percy. No es como si hubiese bailado desnudo con una corbata en la cabeza —eso ya lo había hecho el año pasado y las chicas se habían ofendido tanto que lo delataron con la directora y fue castigado. Un escalofrío atravesó su espalda al recordar la carta Vociferadora que le envió su madre, una que explotó en pleno desayuno en el Gran Salón. Aún hoy le hierven las mejillas de vergüenza.

Percy pareció leer su mente y se mostró satisfecho. Parecía gozar de su repentina vergüenza. James le frunció el ceño.

—Jodete —espetó. El gato saltó y aceleró sus pasos.

James fijó la vista en la distancia, en dirección a las escaleras que llevaban a su cuarto. Tal vez debería dejar la fiesta. Percy desapareció seguro para avisar del desmadre a Rose. Rose si era Prefecta, y se tomaba su labor muy en serio.

Cuando se disponía a ponerse de pie y evitar un sermón, captó un movimiento por el rabillo del ojo.

Tarde, se dijo.

Allí llegaba su prima en batas de dormir, decidida a meterse en su vida.

—¡A dormir! —gritó—. ¡Todos!

La música se cortó de inmediato y las luces se prendieron. Su cabello rojo, atado en una coleta, le bailaba sobre los hombros. Se acercó a él especialmente, hecha una furia mientras los demás huían a sus cuartos.

Valentín en Hogwarts [Jamius / Scames]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora