Una chica encerrada y huérfana, o deberíamos llamarla sin familia con la herencia de sus abuelos...
Muy típico, ¿cierto?
Ella era... simplemente ella en su habitación, cuando por alguna razón su Pc se apagó y saco chispas...
No habría nada raro, si...
Aunque parecía muy tranquila ante aquel suceso extrañamente mágico, por dentro estaba cagada del miedo.
''His~~~ Maldita sea...'' Dijo mirando el circulo mágico en la hoja de papel.
''¿Como salió esto de mi pantalla?'' Se pregunto mientras trataba de relajarse.
No es que fuera buena en eso.
Estaba temblando como una ramita, pues lo poco que le enseñaron a pelear... solo fue a golpear los puntos débiles y blandos del cuerpo.
La entrepierna, los ojos, el cuello, el hígado, la cabeza, la nariz, etc.
Además de eso y que su abuelo le enseño a solo empuñar armas de fuego y no a como disparar correctamente...
Digamos que esta un poco indefensa.
Segundos después de esto, como si la hoja hubiera llegado a su destino, esta se pego violentamente a la piel de Ardan.
Haciendo que le empezara a quemar la mano.
''¡Ahggg! ¡Q-Quítate, quítate!'' Gimió adolorida al punto de que se le salieron las lagrimas debido al dolor.
''¡Ow~~ Auch, duele!'' Gimió mientras sollozaba débilmente en el piso sintiendo como el dolor punzante y agresivo se extendía por todo su cuerpo.
''¡Gra~ Duele tanto!'' Gimió sintiendo como le picaban especialmente los ojos, pero lo único que pasaba era que le producía tanto dolor que empezó a retorcerse y a gritar para posteriormente desmayarse debido al dolor.
Y sin que ella tuviera una opción, una parte de la piel de su palma se estaba pudriendo cayéndose.
Revelando, otra capa de piel que se regeneraba y cambiaba de color.
Dejando una marca en su mano un tanto extraña.
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Sin embargo no termino ahí, pues una linea pequeña y sutil se separo y recorrió su brazo.
Posteriormente esta desapareció junto con la marca, dejando la piel de Ardan igual que antes.
Y claro... la dejaron a ella desmayada.
Horas después...
''¡Ahhh!'' Grito Ardan despertando mientras colocaba sus manos en su cabeza, casi colocándose en posición fetal, sollozando un poco.
Pues a ella no le gusta sentir dolor.
De ninguna forma. Es demasiado sensible.
Ya sea a su entorno o sobre si misma.
Una simple aguja puede hacerla sentir como si le estuvieran picando la carne con un pica hielos.
También es por esto que sus abuelos no le exigían demasiado.
