Falling

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Escucho algo, va rápido, se parece al viento golpeando mis orejas, ese viento que ocurre cuando el cielo está nublado, anunciando tormenta. ¿De dónde viene? No recuerdo donde estaba antes de esta primera sensación. Estaba... ¿qué estaba haciendo? Hablando, estudiando, trabajando, viviendo... únicamente viviendo. ¿Es viento normal? No lo parece, dista en algo de aquel con el que lo comparo, este no cesa, no son ráfagas, es inmutable y no para, ¿abro los ojos? Por alguna razón me da miedo, me da miedo ver donde estoy. ¿Tal vez porque mi subconsciente ya lo sepa? ¿Qué es ,super ego, qué ocurre, dónde estoy, lo sabes? Lo sabe, pero quiere que lo descubra yo.

Abro los ojos, casi imposible hacerlo. Se me secan, las lágrimas recorren mis córneas hasta acabar en mis orejas. ¿Cayendo? ¿Estoy en caída libre? ¿Cómo ha pasado esto? No lo sé, no recuerdo. ¿Por qué me tiré? No puede ser que me haya ganado. Llevo mucho tiempo luchando contra ella, la conozco, la derroté innumerables ocasiones, me proclamé como escritor de mi vida, no puede ser que me ganara. No, existe otra razón, esta caída no es hacia la desgracia, ¿verdad? Por mucho que intente recordar no logro visualizar la situación en la que me encontraba antes de saltar, ¿o me empujaron? Si, tiene que ser eso.

Yo no pude haber saltado. Confío en mi mismo lo suficiente como para que hasta no siendo consciente de la realidad que me rodea, jamás me haga daño, prometí no hacerlo, no a nadie si no a mí mismo. Por lo cual, no he podido ser yo.

Intento recordar ¿quién? ¿Estaba con alguien? No recuerdo ningún rostro, ningunos ojos, ninguna voz, ningún olor. Estaba yo solo allí arriba, estaba solo, ya es un comienzo, pero entonces... ¿salté? No puede ser...

Las lágrimas que ahora llegan hasta mi nuca ya no son causadas por el aire contra el que choco, ahora las causa el sentimiento de culpa, la sensación de que he sido yo quien, tras años de promesas cumplidas a mi mismo, ahora la rompo, y lo peor es que es sin saber el motivo. Intento, intento recordar por qué razón salté, por qué razón querría hacerme daño, después de todo este tiempo, después de todo este esfuerzo, de esta construcción de quien quiero ser, ahora, ¿lo echas a perder?

Agacho la mirada todo lo que la fuerza de la caída me permite... y entonces lo veo, una luz al final, tenue, casi imperceptible. Esa luz es la razón del salto. Nada más rebotó en mi córnea, como un movimiento reflejo, entendí por qué salté. ¿Era solo todo el tiempo? Tiene sentido, solo estaba hablando, trabajando, viviendo... super ego ¿tanto lo necesitabas? Después de todo, casi lo considero otra derrota. Somos muy diferentes por lo que parece, yo intentando huir, o al menos ser capaz de aguantar el dolor que es inevitable, y aquí estás tú, saltando a la promesa propia de felicidad, sin certeza alguna de la verdad que está por venir.

¿Siempre has sido así verdad? ¿Siempre hemos sido así... verdad? Yo huyo, y tu lo buscas, yo aseguro, tú arriesgas, yo defiendo, tú atacas. A veces me gustaría que esta batalla estuviera más equilibrada ¿sabes? Por alguna razón, en otros aspectos de mi vida, te controlo por completo, y en estos, estoy a tu sumisa merced.

A veces he pensado que te odio, que me odio, esa parte de mi que me provoca caer, que me lanza al vacío. ¿Te acuerdas cuando no era vacío si no ilusión? Aquellos tiempos al menos, podía dedicarme únicamente a la caída, ahora ya no... yo siento que no me lo puedo permitir, y tú, aún así, me empujas, nos empujas.

¿Cómo esperas que salga esto? Si es como siempre, lo vamos a superar, lo sabes, yo lo sé. Pero ¿y el dolor? Ya sé que más o menos nos hemos acostumbrado a él, pero a este jamás nos acostumbraremos y lo sabes, no hay manera en que nuestro alma se ejercite en soportar la ruptura de sueños. Se han roto varias veces ¿y cómo salió? Casi nos perdemos el uno al otro...

Hola. Déjame hablar. Por una vez.

Tienes miedo y es normal. Aquel que ha sufrido daño, aunque haya sobrevivido, no tiene miedo a no volver a sobrevivir, si no a sufrir de nuevo. Ahora te pregunto... ¿qué es el dolor, si no la más fehaciente prueba de que estamos vivos? Este dolor hará que estés vivo, has pasado tiempo con partes de tí muertas, por el miedo que te da no vivirlas. Ahora despiertan. Despiertan con el daño que trae la esperanza.

Vívelas. Deja que duelan. No fuerces el dolor, ni su saneamiento. Las heridas curan por sí solas, si no paras de tratarlas, cicatrizarán mal. Ahora es tu momento de herirte de nuevo, o no, dependiendo de como salga.

Has saltado porque he tomado el control, hemos saltado... pero, ¿a qué le tienes miedo? Tienes un jardín precioso, solo quieres que alguien se siente contigo mientras disfrutas de él. Y si nadie lo hace, sigues teniendo ese jardín. Puede que la persona que he escogido no se siente, pero si no lo hace, el jardín sigue ahí. ¿Prefieres llorar en un jardín descuidado? Al menos verás las mariposas, las rosas, las flores, te ayudará a sanar.

Rafael, te has hecho fuerte, lo suficiente como para compartir este jardín, y entender a aquellos que no les guste, o a aquellos que no lo valoren. Eres fuerte para elegir, y también para dejar ir. Avanza sin miedo. Pues lo que debe ser será y lo que no no será. El destino no existe, pero tu capacidad para conectar con este mundo, entender sus intrincadas cuerdas, y ver lo precioso de ellas hasta en el dolor y las cicatrices, eso sí existe, lo he visto crecer, y cuanto más brillaba el jardín, más lo hacía tu capacidad, la cual no veías, para hacer esto.

No te odio. No te quiero hacer mal. Quiero que vivas sin miedo. No es más. El escritor de tu historia está feliz con quien eres, ya no te hará daño. 

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⏰ Last updated: Jul 30, 2023 ⏰

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