Un gran hombre me dijo una vez que el hombre vive del sueño, me lo dijo porque elegí uno imposible de cumplir para mí y no dudé en ir con todo, lo que me costó bien el golpe que recibí cuando el mismo sueño se giró para decirme que aquello no era posible. Pese a todo eso, este hombre que contemplaba aquella escena, la cual le resultaba graciosa como al que más, decidió, en vez de levantar el dedo con autoridad y decir "Así acaban los sueños", darme un libro claramente con intención tanto jocosa como esperanzadora de que, por mucho que yo me viese encerrado de todas las maneras posibles y ver como las posibilidades eran ínfimas, no rendirme, y creo que a día de hoy aún sin verlo todos los días como ocurría en aquella época dorada, sigue creyendo en mi mente soñadora.
Pero... ¿qué es ese sueño? ¿Es un objetivo en la vida? En tal caso los objetivos siempre cambian, nunca son los mismo durante toda una vida, varían, ya porque se han cumplido o por la pérdida de interés, ahora bien, ¿qué sentido tiene entonces no rendirse? Total o bien lo cumples o bien no lo haces, estás en descontrol total de cumplir tu sueño, como cuando sueñas a la hora de dormir, donde solo te dejas llevar porque no tienes otra opción. Esto cambia en el mundo real, tienes opciones pero ¿a qué te llevan? ¿A cumplir ese sueño del que algún día renunciarás o que, una vez completo no será más que un tachón en la lista de tareas de tu vida? Tal vez hablemos de un sueño que conlleve la vida entera para cumplir, una magna empresa, pero ¿malgastarás tu vida entera en una sola partida, de un solo juego?
Parece que hubiera perdido esta mente soñadora ¿verdad? Tal vez solo haya cambiado de sueño, de objetivo, o tal vez haya intentado ir más allá, a las ausencias de sueños y por lo tanto de rendiciones, al no implicarse demasiado en algo para después, cuando hagas el tachón en la lista no puedas pensar "Era mi sueño pero no mereció la pena". Todo esto ocurre porque tenemos una mala manía, una manía de hacer de nuestros sentimientos objetivos, sueños, lo cual significa abandonar toda posibilidad de que, en el caso de existir un fallo, no nos sintamos mal, y vamos poco a poco transportando esa idea, a la idea de nuestra vida misma, es decir, nos proponemos unos objetivos, unas "necesidades", sueños que en lo más básico no son más que cosas que hacer antes de morir para que no parezca que has desperdiciado tu vida. Solo te estás engañando...
¿Me quieres decir que como tienes una familia, casa, coche, una buena herencia para tus hijos, has triunfado? Ese objetivo no era tuyo, ese sueño no nació en ti, sino en la imagen que deseabas tener de ti mismo y que en algún momento el deseo superó a la razón y provocó que te engañases, creer que eres otra persona ignorando tu verdadera naturaleza. Nuestra naturaleza claro que es social, pero de ahí a permitir que tu contexto te dicte cuales deben ser tus sueños, incluso si debes tenerlos o no... qué sentimientos están bien sentir y cuales no... todo ello es solo deshumanización pura y dura, a la cual nadie ha pedido ser atado, pero como si fuéramos un bebé en un vientre, nos nutre con reglas, normas, ética, moral... dejando de lado los conocimientos más básicos.
Lo más básico no es que matar está mal, lo más básico es que el mal y el bien no existen, no son grandes balanzas que equilibran el universo, son creaciones humanas, y nos nutren de ellas provocando tanto que no seamos capaces de extirpárnoslas (ni tampoco veamos la necesidad) como que no seamos nosotros mismos quienes sean capaces de crear sus propios conceptos... de en base a que solo somos una raza más pero con conciencia, construir aquello que más bien les parezca dentro de sus cráneos. Pero, y toda esta libertad en la que la conciencia se encuentra a la hora de entrar en un estado completo... ¿de qué me sirve para alcanzar mi sueño?
Tu sueño es algo temporal, como el mío, pero esto no, y menos es un puente para alcanzar un sueño, no es nada de eso, es un objetivo final que se puede cumplir siempre y cuya única recompensa es la felicidad de la verdad. Ver el mundo tal y como es, romper esas cadenas que te atan a no perseguir aquello que tu alma te grita que hagas porque es lo que sientes en lo más profundo... sin importar el resto, lo has hecho por tu felicidad siguiendo la verdad de tus sentimientos, que pase lo que pase nunca son malos, aunque hagan mucho daño a veces.
Los sueños no van sujetos a ninguna norma... a ningún sentimiento ajeno... solo a lo que tú sientes y a lo que tú quieres... ¿qué egoísta no? Si tan solo el egoísmo fuera algo malo... que no lo es como cualquier otra sensación... podríamos decir que los sueños son lo más puro y lo más libre que tenemos.