Capítulo 24

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Llego a casa, como siempre no había nadie, salgo hacía el cuarto de mamá para dejar las pinturas y luego bajo a cenar.

Recordaba como hace un par de horas el amigo de Dylan entró a la heladería para sentarse a mi lado a charlar.

—Hola mi nombre es Jack, amigo de Dylan. —me dice un chico que acababa de pedir un helado de fresa. Observo sus ojos color café y su atractivo físico por unos segundos.

—¿Quién es Dylan? —Enarco una ceja confundida, haciéndole creer que no se de quien me habla, sin aún entender que hace aquí.

—El hermano de tu amiga Ann ¿Ahora lo recuerdas? — Ensancha su hermosa sonrisa y yo solo deseo salir huyendo en este mismo instante.

—Ah ya, sí su hermano. —Giro mi cabeza hacia el frente dando por finalizada esta conversación.

—Ya que lo recuerdas, me gustaría en algún momento ser tu ami...— No termina la frase cuando me atragantó con mi helado, estaba segura que estaba escuchando mal, no quería ser irrespetuosa pero no era la típica chica sociable, se me daba pésimo y ser amiga del amigo de Don Perfección seria lo peor.

Giro mi cabeza de nuevo hacia el chico y antes de pronunciar una palabra, noto el nerviosismo de este.

—Oye no me malinterpretes, sólo dije amigos nada más, es que... Annett me gusta pero no he podido acercarme a ella por el temperamento de Dylan, ya sabes cuando está cerca él, las cosas se tornan difíciles.

Y así ya iba entendiendo el asunto, pero aún más cuando Jack me explicó que estaba fingiendo algún interés por mí, así Dylan no se daría cuanta que era por su hermana.

La verdad no me molestaba que Castaño me utilizara un poco, con tal de que no me metiera en problemas todo estaría bien.

Después de su confesión, comenzado a charlar un poco de la universidad y luego me pregunto que cosas le gusta a mi mejor amiga.

Al mirar la cocina, comencé a pensar en las cosas que este mismo año me habían regalado y también me habían quitado, así como a James, pero en su lugar me habían regalado a Ann y  sin embargo seguía extrañando a él chico del que me enamoré y que aun seguía enamorada.

No podía seguir sintiéndome de esa manera, sino todas mis tostadas seguirían quemándose, desde que James se fue al parecer mis comidas apestan, tiendo a pensar en él cuando justamente estoy cocinando y cuando me despierto de mis fantasías ya la comida está toda quemada, sin sal y demasiado pasadas de cocción. He bajado un poco de peso, si no fuera por Ann estuviera peor, gracias a sus regaños he podido sobrevivir.

Termino de comer con lo poco que pude salvar y me voy a dormir o algo intentar dormir.

.........

Me levanto con más sueño que nunca ya que pasa una noche más sin poder dormir pensando en que será de la vida de mi novio.

Termino de vestirme, bajo como zombie, cuando no veo a mamá, tomo del dinero que me deja guardado para el almuerzo y salgo a tomar el bus.

Cuando salgo miro a un carro estacionado, bajan la ventanilla del copiloto y por su expresión de alegría sé quien es.

— Stella sube, hoy seremos tu chófer damisela — Su sonrisa se ensancha hasta que termina por reírse de su broma.

— ¿Su chófer? ¿Damisela? Creo que te falta un poco de realidad hermanita, yo no soy ningún chófer de nadie y tampoco llevo a... AH, AHhhh..  AHHH—No termina de decir sus estupideces  cuando su hermana lo laja de la oreja.
—¿Por qué tiendes a ser muy agresiva? Solo era un chiste.

—Claro, solo un chiste —Esta se gira hacia la ventana enfadada, sabiendo lo estupido que a veces puede ser su hermano. A pesar de eso ella debe estar mucho más acostumbrada que yo y eso que mayormente se mete es conmigo.

Dylan me mira por el retrovisor y yo sólo lo miro de forma neutra, hasta que giro mi cabeza hacia la ventanilla, cortando el contacto entre ambos.

—Solo por curiosidad ¿a qué se deben tus ojeras el día de hoy?, por qué nunca te las había visto. — Ann se gira al verme y como una madre horrorizada,  me mira con nostalgia.

— Es extraño que no las hallas tapado hoy, lo siento me distraje con el tonto de mi hermano, que asimile que hoy estarías de mejor humor. — miro de reojo como Dylan se tensa al escuchar el comentario de su hermana.

—No es nada, lo mismo de siempre, sólo que hoy olvide aplicarme corrector en las ojeras. — Esta me mira analizando si estoy diciéndole la verdad, lo poco que la conozco me hace amarla, por qué nunca tuve a una amiga que se preocupara por mi de esa manera.

Llegamos a la universidad y al bajarnos, Dylan camina junto a nosotros y Ann no evita preguntarme.

—¿Lo amas mucho? Lo siento, pero veo como cada día una parte de ti esta muriendo se que a penas llevamos casi todo un semestre conociéndonos, pero para mi es suficiente como para saber que esto te está afectando demasiado... Debes dejarlo ir, en su momento él regresará y verá lo acabada que estás si no lo dejas ir...

Se hace un profundo silencio entre los tres hasta que Dylan decide darnos espacio y se marcha hacia donde están sus amigos, pienso en lo que Ann me ha dicho, pero decido callarme como todas las veces en que me dice lo mismo.


¿A cuantos de nosotros nos ha pasado que el mundo se nos cae encima y tendemos a desmoronarnos o a sentirnos peor de lo que parece la situación?

Al igual que a Stella muchos pueden llegar a pasar por la etapa de la depresión y a sentir que no pueden seguir por que una persona les fallo, las dejo, las humilló, o partió de este mundo, nadie está excepto de lo que pasa en este mundo, pero te invito a que sigas viendo la vida de Stella y lo que pasará próximamente en su vida.

No te olvides de tu estrellita y de tu comentario.

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