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A pesar de que Taehyung le había dicho que volvería, no lo hizo.

Los días pasaron y Jungkook siguió vigilando cerca de la otra mitad del bosque con la esperanza de que los pájaros volvieran a cantar para advertir la llegada del niño, pero solo lo hacían para avisar sobre la cercanía de los cazadores que regresaban cada cierto tiempo durante esa temporada. No había rastro del humano que conoció.

Nada.

Más días pasaron y poco a poco empezó a perder la esperanza de verlo de nuevo, de que le llevara más galletas o que le obsequiara cosas que nunca había visto antes, aunque Jungkook se conformaría solo con leer su cartas contándole sobre lo que hacía en el pueblo.

Había abrazado el osito que el niño dejó junto a la valla para calmar su preocupación, pero no funcionó porque incluso el suave peluche tenía impregnado su olor que había descubierto que era muy agradable y reconfortante. Cada vez que miraba el oso de felpa que había guardado en su escondite, recordaba a Taehyung y las palabras de su última carta que lo habían conmovido.

No entendía la emoción que sentía al pensar que tal vez no lo vería de nuevo, pero no se sentía para nada bien. Había una opresión molesta en su pecho y su corazón se aceleraba asustado cada vez que lo recordaba. No quería seguir pensando en eso, pero no podía dejarlo de lado.

Jungkook incluso había regresado a colocar el frasco que le dio en el mismo lugar que lo encontró, preguntándose si quizás esa era la razón por la que no había encontrado nada, pero Taehyung no llegó.

Pronto el tiempo se convirtió en semanas y entonces comenzó a preocuparse.

¿Y si le había pasado algo?

La tercera semana estaba a punto de concluir cuando los pájaros de los límites volvieron a cantar por la mañana, a la misma hora en que habían sido el resto de sus visitas y Jungkook corrió lo más rápido que pudo a donde sabía que Taehyung llegaría, su corazón latiendo agitado en su pecho por la emoción que se desvaneció cuando llegó y encontró el mismo frasco que había dejado en el suelo, decepcionado por no ver más que eso y las galletas que tenía dentro.

Taehyung ya se había ido.

Jungkook no contuvo el enojo que sintió y no lo pensó dos veces antes de patear la valla que se rompió poquito con el golpe, su irritación aumentando porque Taehyung no solo lo había abandonado por tanto ese tiempo, sino que también había tenido la osadía de no permitirle verlo cuando volvió. Él ni siquiera le había hablado como las otras veces.

Jungkook no se atrevió a buscarlo más allá de los árboles y simplemente tomó la nota que había dentro del frasco, sus cejas frunciéndose al notar el texto más largo que los anteriores, también el papel se veía más arrugado.

Pequeño ángel,

Perdóname si no he podido ir a visitarte estos días, pero mi madre ha estado muy extraña desde que papá volvió y él no nos deja salir tanto como antes. Mi hermano me dijo que lo ignorara, pero es difícil hacerlo cuando los escucho pelear por las noches, ayer incluso escuché cómo una botella se rompió y esta mañana mi mamá tenía un vendaje en el brazo. Estoy asustado.

Mi madre ya no ha comprado galletas, pero no pude conseguir más dinero y mi papá me quitó el que me dieron en la tienda, así que perdóname porque no son tantas como las veces anteriores. A la próxima intentaré traer más, pero no sé cuándo será la próxima vez que vuelva.

Ángel, ¿está bien si te cuento estás cosas? No sé con quién más hablar, así que tal vez lo siga haciendo. Espero que no te moleste.

Pd. ¿Lees estas cartas, ángel? Quisiera tener al menos una señal para saber.

Atentamente, Kim Taehyung.

Jungkook sintió un nudo fuerte y doloroso atascado en su garganta.

Miró las galletas en el cristal y casi quiso llorar por todo el esfuerzo que había requerido para que Taehyung se las diera, las guardó con cuidado dentro de la pequeña bolsita de tela que llevaba consigo y se prometió disfrutarlas mucho más que las veces anteriores. Las comería lentamente hasta la próxima vez que Taehyung le llevara más.

Estaba a punto de irse a casa cuando recordó aquel fragmento de la carta que le hizo detenerse y mirar hacia atrás.

"Quisiera tener al menos una señal"

¿Debería dársela?

Jungkook se mordió el labio inferior y pensó que si hacia algo sutil tal vez no se metería en problemas, no creía que Taehyung quisiera hacerle daño y también le había prometido que no le diría nada a nadie, así que no debía preocuparse.

Aún así sintió miedo, pero Jungkook no lo pensó dos veces antes de arrodillarse sobre el suelo húmedo por las recientes lluvias, sus dedos clavándose en la tierra que lo recibió fresca y suave, sus párpados cayendo lentamente mientras buscaba concentrarse.

Lo había practicado muchas veces, podía hacerlo.

Sus dedos pronto sintieron el movimiento y la energía de todo lo que estaba cerca de él, y casi se mareó cuando su concentración fue al cristal frente a él, sintió la leve presión que este ejercía en el suelo y respiró profundamente cuando la tierra que tocaba respondió, una sensación extraña recorriendo todo su cuerpo hasta irse por la punta de sus pies y los dedos de sus manos.

Lentamente abrió los ojos y una sonrisa gigante apareció en su rostro cuando notó las pequeñas florecitas que rodeaban el cristal, chiquitas y blancas, formando un círculo que demostraba que no habían crecido naturalmente. Con esas flores le enseñaría que estaba ahí y que lo escuchaba, que quería saber más de él.

Esperaba que con eso fuera suficiente.

The Forest | TKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora