Capitulo 6 El hechizo mortal

7 4 0
                                    

Paso dos días desde que date probo el talismán, reparando su chimenea con acto de magia. El muchacho, fue probado más cosas, a escondidas en su casa, fue pidiendo más cosas. Este pidió un colchón para su cama, cojines, sillas y lámparas para tener más alumbramiento.

Ya teniendo lo que quería, este decidió dejar en paz por un momento el artefacto porque tenía la idea de que no tenía que abusar de la magia del artefacto mágico.

Como si nada, este decide salir a caminar por el pueblo, Sintiendo una satisfacción por lo que hizo por sí mismo. A unos pasos lejos de su casa, dante se le ocurre hacer algo.

El chico camina hasta llegar a la casa de una señorita quien se encontraba con un mal genio debido a que recientemente, el líder junto a su pandilla acababa de hacer una travesura. El líder, paso a lado de la casa y junto a su pandilla, tiraron tres masetas que se encontraban a lado de su ventana.

La señora se veía muy molesta, pero a la vez triste. La mujer comento que los había comprado con sus ahorros porque le gustaron y siempre quiso tener uno de estos.

El joven dante simpatizo con la mujer y cuando ve que esta se mete a su casa por una escoba, este aprovecha que nadie estaba ahí para verlo y hace su acto de magia. Recitando las palabras en su mente, los trozos de maseta se levantan con un leve brillo y se van uniendo hasta que se repara y se colocan a lado de la ventana.

El chico saca una sonrisa al ver que salió perfecto y espera a que la mujer salga de la casa. Cuando esta sale por la puerta, al ver las masetas reparadas, se queda sorprendida, sintiendo una alegría muy grande que no sabía que expresar.

-wau, mis masetas. Dijo la mujer con mucha fe que sentía por dentro.

El chico solo sonríe por la reacción de la mujer y se va del lugar, caminando hasta abandonar la calle.

Después de lo acontecido, Dante se encontraba sentado en la orilla de un rio, sentado en el césped y contemplando la corriente del rio, con la mente pensativa y sin expresar mucho. En la mente del muchacho se le vino el recuerdo de lo que le paso en su encuentro con aquel hechicero.

-dijo que vivió cuatro siglos junto con este talismán, ¿que se sentirá ser inmortal? Dijo el joven, preguntando esto con mucha curiosidad.

Las ideas rondaban por su cabeza, muchas dudas tenia acerca del artefacto. Sabía que no debía exponer la magia del artefacto ante la gente del pueblo, posiblemente se metería en graves problemas y todavía no tenía algún hechizo que le sirva para defenderse.

Este recordó unas palabras que había agregado el hechicero, recordó que si sus deseos eran positivos se concedían con las palabras que le enseño. Pero si eran negativas, malas que podrían dañar a alguien o rompan las reglas de la naturaleza, tendría que pedir su deseo recitando la frase, pero diciendo el deseo que se quiera pedir en náhuatl primero.

Dante se quedó pesando, se tapó el rostro con sus manos y se recostó en el césped, pensado y pensado en las reglas que se le dejo. Este no tenía intenciones de dominar el mundo, si lo hubiera querido hacer, no se hubiera esperado un día y lo hubiera hecho de una vez y para siempre.

Lo único que tenía en mente, era más que obvio, si alguien daba muchos problemas en el pueblo, podía deshacerse de el con tal solo desearlo. Tal cual pensó en hacer algo al líder. Con lo que paso en la tarde sentía que debía eliminarlo de una vez.

Solo que el chico pensó algo, decidió hacer algo primero que estaba dispuesto hacer.

Llegando la tarde, el alcalde se encontraba muy cómodo revisando unos papeles en su oficina. Este leía cuidadosamente mientras apoyaba su codo en la meza y su puño en la barbilla. La calma seguía presente en el lugar, hasta que un hombre toca la puerta.

El talismán. Deseos Del MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora