Las olas sonaban lejos, pero era sólo por la sensación de estar perdido en sus ojos, pues el mar sólo estaba a un par de metros de ellos, sonando y golpeando la arena, igual de libre que sus corazones en ese momento. La arena tocaba sus cuerpos, los manchaba y los hacía reír, incluso a veces se entrometía entre sus besos sólo para separarlos y volver a unirlos. El sol pegaba fuerte en lo alto del cielo y el viento hacía difícil mantener el cabello ordenado, así como también tener los ojos abiertos por mucho tiempo.
George estaba perdido totalmente en un idilio desde que habían llegado ahí, hacía casi tres días atrás. Si no estaban haciendo el amor, se encontraban recorriendo la playa tomados de la mano, y si no se encontraban haciendo eso, posiblemente se encontraban descansando para volver a hacer el amor cuántas veces sus cuerpos lo pidieran. Parecían no tener cansancio el uno del otro, habían dejado todas sus verdades y realidades en la ciudad, sólo importaban ellos dos, el mar y su amor. Richard estaba igual o más perdido que él, cada vez que despertaba por la mañana y lo veía a su lado, una nueva esperanza se posaba sobre su amor y con la sonrisa matutina que le daba al despertar le devolvía su ilusión y alegría.
"Tengo algo que decirte." Susurró el ojiazul, esperando no asustar a su acompañante mientras se apartaba de él apenas un poco para verlo mejor.
"¿Ya tenemos que irnos?" Preguntó casi con temor en su voz, pues romper la burbuja en la que habían estado en los últimos tres días era tan fácil como decir que Richard tenía que volver a la ciudad.
"No, aún no." Lo calmó con una sonrisa. "Es algo más." El ojipardo asintió apenas a sus palabras, casi ansioso por escuchar lo que su amor tenía que decirle. "Desde que te conocí... Me has enseñado cada instante a encontrar tanta belleza en un mundo que antes yo sólo miraba a través de mi tristeza." Comenzó, intentando evitar la mirada de su amante, pues sabía que tal vez se encontraría con aquellos dulces ojos acongojados. "¿Crees que alguna vez había visto esta playa como la estoy viendo ahora?" Preguntó de forma sincera, viendo al mar romper sus olas contra la arena. "Haces todo tan diferente que apenas sí puedo asimilarlo." Pudo sentir a la perfección como era que su mando era tomada por las de su amado, sintiendo aquella corriente recorrerle el cuerpo, como cada vez que la sentía cuando le tocaba. "Y he tomado una decisión..."
Un nudo se formó en el estómago del menor, pero intentó no demostrarlo a través de su rostro. Un millón de escenarios se formaron en su cabeza en cuestión de segundos, y parecían sólo agrandarse con el silencio que su amor le entregaba, con su mirada azul perdida en el profundo océano. Su propia decisión, aquella que había estado rondando en su mente una y otra vez desde hacía casi tres meses ¿Cómo se lo diría luego de que él le dijera lo que había decidido?
"Voy a divorciarme." Dijo al cabo de unos segundos de silencio, dejando a un George con la boca abierta y sus ojos color pardo algo más abiertos de lo usual. "No quiero tener que dejarte cada día, quiero despertar contigo cada mañana y ser lo último que veo antes de irme a dormir a la noche." Aquella presión en su pecho, que la ansiedad había posado hacía días en él, al fin parecía liberarse un poco al hablar directamente desde su corazón sólo para él. "Quiero que sigas guiando mi camino como una estrella... Y yo seguir sintiéndome orgulloso de saber que el dueño de un cariño así soy yo."
Lo único que se escuchó por un par de segundos que parecieron eternos fue el viento haciendo su gracia con los árboles que adornaban los acantilados, las olas rompiendo en las orilla y las gaviotas graznando en lo alto del cielo. George se encontraba perdido, tanto así que, de una manera inconsciente se levantó de la arena para poder alejarse de él un poco y procesar la información que acababa de entregarle. Sus manos cubrían su rostro, casi escondiéndose del ojizarco, sintiéndose incluso culpable por haber siquiera considerado la opción de abandonar su amor a causa de lo que su mejor amigo le había aconsejado.
"Geo..." Murmuró él, levantándose también para poder alcanzarlo.
El ojipardo quitó sus manos de su rostro para poder verlo; sus mejillas estaban rojas y sus ojos parecían apunto de desbordar por las lágrimas. Todo parecía brillar más fuerte que unos segundos atrás, los árboles parecían más verdes, el mar más azúl y las nubes más blancas. No pudo hacer más que dejarse caer sobre los brazos de su amado, llorando de forma desconsolada, no por tristeza, sino por pura felicidad. Sollozaba en su hombro mientras que lo envolvía con su cariño, y sólo unos segundos más tarde, por primera vez, pudo ver esos enormes ojos azules de una manera distinta.
"¿En serio harías algo como eso por mí?" Preguntó con inseguridad en su voz, sintiendo su pecho pequeño por lo grande que se había puesto su corazón en tan poco tiempo. "Toda tu vida está con ella, yo... Sólo soy un trozo de la periferia."
"No quiero una vida que no sea contigo." Susurró con sinceridad, apartando el cabello que se había apartado al rostro de su amor por culpa de las lágrimas, llevándose también unos minusculos granos de arena con aquel movimiento. "Sólo quiero sonreír al futuro con la seguridad de que al llegar la tarde de mi vida vas a estar conmigo como lo estás hoy."
Richard jamás había visto una sonrisa tan grande como la que su amante había esbozado sólo para él luego de haberlo escuchado, sintió, por un par de segundos, que había sido una lastima perderla luego de tan pocos segundos, pero ese pensamiento se borró por completo al llegar a la cuenta que su beso, con el que la había borrado, era como un millón de esas sonrisas golpeando su alma de una sola vez y sólo para él.
Sólo serían del otro, sin importar en lo que podría pasar mañana o ayer.
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Someone Will Come [Starrison]
Fanfiction[STARRISON] Ha dejado de importarme todo lo que dicen los demás porque estoy desesperado. Desesperado a tu amor. Desesperado a tu mirada. ¿Cuándo será el día en que alguien llegue a mi puerta para ofrecerme el amor que tú no me ofrecías?