ㅤgolden hourㅤ★ㅤmidoriya izuku !

doce

DOCE
all might

    —A-All Might... —susurró la chica temblando, sonriendo entre lágrimas. El héroe número uno tiró un golpe a aire, causando una ráfaga de viento que causó que el villano se dispersara y liberara a Izuku. El pecoso cayó al suelo, y Hanae al sentirse aliviada teniendo a All Might encargándose del villano, se acercó hacia el peliverde—. Midoriya...

    El chico estaba tirado en el suelo, inconsciente. No había muerto, estaba bien, aunque Togata no pudo evitar mover al chico en un intento de despertarlo, ya que no sabía que más hacer.

    —Él estará bien —se acercó el Símbolo de la Paz, y Togata se tensó mientras asentía frenéticamente—. Sólo se desmayó por la falta de aire.

    —U-Uhm, disculpe... —murmuró la chica levantándose; tenía al número uno frente a ella, y aunque no fuese una gran fanática como lo era su mejor amigo, se sentía nerviosa y algo emocionada ante su presencia—. M-Mi amigo es m-muy fan de usted, ¿no podría f-firmarle un autogra–

    Hanae parpadeó varias veces cuando vió que el rubio tomaba la libreta de anotaciones de Izuku y firmaba una hoja en blanco. La chica rió nerviosamente rascando su brazo y desviando la mirada.

    —¿Tú también quieres uno, jovencita? —le preguntó el mayor. Togata asintió con las mejillas sonrojadas, y All Might con una gran sonrisa pasó la página y firmó en otra hoja en blanco.

    —¡M-Muchas gracias! —agradeció frenéticamente la fémina, escuchando las risas del héroe—. M-Mi amigo y yo se lo agradecemos.

    Hanae suspiró con una sonrisa mientras miraba a un Izuku desmayado. Se sentiría muy feliz al tener un autógrafo de su héroe favorito. La chica se agachó a un lado de él, notando que el héroe número uno también se acercaba.

    —Todavía no despierta —murmuró el mayor—. Bueno, tendremos que irnos al plan B.

    —¿"Plan B"...? —susurró la chica, sorprendiéndose cuando All Might comenzó a darle repetidas cachetadas al pecoso para que despertara—. O-Oiga...

    —Tranquila, no le hago daño —calmó el rubio, y la adolescente no replicó—. Te preocupas mucho por tu amigo.

    —No quiero que le siga pasando nada malo —contestó con una suave sonrisa—. Y quiero hacerlo feliz.

    —Eres una muy buena jovencita, de seguro él te lo agradece.

    —Eso espero.