ㅤgolden hourㅤ★ㅤmidoriya izuku !

dos

DOS
lunch

    Midoriya agitó su lápiz a la vez que agitaba su pierna mientras veía a Hanae. Estaban en horario académico, en clase de literatura. Hanae sólo le había saludado con una sonrisa cuando llegó y no le había hablado en lo que restaba del día. ¿Era todo una broma lo que le había dicho el día anterior? ¿No lo iba a ayudar como había dicho? Él lo sabía, si nadie lo había hecho, una chica como Hanae mucho menos lo haría.

    El corazón de Izuku se aceleró cuando la chica sintió su mirada y lo volteó a ver, dedicándole una suave sonrisa que él contestó casi de inmediato para después girar su cabeza sonrojada.

    Midoriya no iba a negar que se sentía confundido. No había tenido muchos amigos a lo largo de su vida ya que las personas lo rechazaban por su falta de particularidad, e incluso habían personas que se alejaban al enterarse que este era molestado por Bakugo.

    Y veía a Hanae como una chica tan amable, linda, dulce. ¿Por qué ayudaría a un chico como él? ¿Izuku se lo merecía?

    El pecoso parpadeó un par de veces cuando vió que todos se paraban de sus asientos. Estaba tan metido en sus pensamientos que no se había dado cuenta que ya se había acabado la clase, y volvió a parpadear rápidamente cuando miró como Togata juntaba un asiento vacío con la mesa de él, y le sonreía con el bento en su mano.

    —¿Qué trajiste de almuerzo, Midoriya? —cuestionó Hanae con una sonrisa, sentándose frente a él. Las mejillas de Izuku se tornaron de rojo y la chica no pudo evitar sonreír con ternura, sin cuestionar ni juzgar al peliverde.

    —U-Uhm... —Izuku se rascó la nuca con una sonrisita nerviosa, desviando su mirada—. Traje katsudon, es mi favorito...

    Con las manos algo temblorosas el chico sacó el bento de su bolso, sin perder su sonrisa nerviosa. Hanae rió suavemente y Midoriya sintió la punta de sus orejas ponerse rojas.

    —¿Tu favorito? Papá hace el mejor katsudon, ¿sabes? Tienes que probarlos alguna vez. Yo traje arroz frito —señaló mientras le sonreía, sacando los palillos para comer—. Lo hice yo.

    Izuku murmuró algo incoherente, para después comenzar a comer. Ambos almorzaron en silencio. A Midoriya realmente no le importaba, ya que en realidad estaba muy nervioso para sacar algún tema de conversación. ¡Estaba comiendo con una chica! ¡¿Qué tiene que decir al respecto?! Por eso, esperaba que ella tampoco se sintiera incómoda al respecto, aunque la sonrisa amable y paciente que mostraba le hacía pensar que Hanae en realidad estaba disfrutando ese pequeño momento.

    El peliverde tenía el corazón en la garganta. Rogaba por preguntarle por qué lo hacía, por qué estaba con él, por qué lo quería ayudar. ¿Era una broma? ¿Un reto?

    —O-Oye, Togata... —comenzó tragando saliva y con los labios apretados. Hanae lo miró atentamente alzando las cejas, indicándole que tenía su atención—. ¿Por qué haces esto?