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◈◉N・O◉◈

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◈◉N・O◉◈

Ambos chicos abandonaron el local y comenzaron a caminar por los alrededores, al poco tiempo, llegaron a una especie de explanada que era decorada con unas cuantas jardineras y bancas para poder descansar. La gente que deambulaba por aquel lugar, de vez en cuando hacían una parada por los puestos de comida callejera que se encontraban distribuidos al rededor del lugar.

El sonido de una guitarra comenzó a resonar. De alguna parte de la explanada, un grupo de jóvenes habían preparado un pequeño escenario improvisado, que era de donde provenía la música, las personas más curiosas comenzaron a acercarse para apreciar mejor la sinfonía que era interpretada por los jóvenes músicos, entre ellos iba Soarinng, quien había sido envuelto por el encanto de la melodía.

El chico de ojos heterocromáticos comenzó a mover su cuerpo al ritmo de la música, Duxo, por su parte el miraba como Soarinng como se dejaba llevar libremente ante la letra de la canción.

"Tu sonrisita, es veneno letal,
Me alborota el corazón, más la quiero probar"

Soarinng señalo a Duxo y comenzó a hacer ademanes con las manos siguiendo la letra y el ritmo de la canción.

"Te abrace y sentí una magia ideal.
Tus ojitos solitarios volaran mi mente"

El castaño dio una vuelta y extendió su mano hacía el ojimorado dejándolo sorprendido.

―No sé bailar ―murmuro el azabache por lo bajo―.

―No te preocupes ―le respondió el de ojos bicolor― Yo tampoco sé ―le dijo guiñando un ojo, cosa que provocó un tierno sonrojo en las mejillas del contrarió―.

Duxo tomo la mano de su acompañante y este lo jaló hacia él, haciendo que sus cuerpos se acercaran un poco más de lo debido.

"Tu amor, tu amor,
Tu amor confiésame sin pensar"

Una vuelta, dos vueltas y sus miradas conectaron. En ellas se podían apreciar un brillo especial, un destello y un sentimiento que ambos chicos compartían.

"Todo este drama dejemos atrás,
Un final feliz ya mismo hay que redactar"

Sus cuerpos se movían coordinadamente, como si estuvieran conectados. En ese momento solo eran ellos dos y la melodía que los acompañaba.

"Si me entregas de por vida tu dulce amor,
El vació de las noches podremos llenar"

Ambos se complementaban perfectamente. Ambos se sentían llenos de plenitud.

"Lo que siento por ti, no tiene explicación,
Me asusta y me gusta igual"

Sus corazones latían fuertemente. Ellos no lo veían, pero las personas que los observaban, los miraban con ternura al ver el amor que se tenían ambos chicos.

"Admito que no podría jamás alejarme
De tus manos, no (no), de tu corazón"

Las manos de Duxo tomaron las de Soarinng, ante el inesperado tacto, un cosquilleo recorrió la espina dorsal del castaño y un gran sonrojo se apoderó de las mejillas del chico.

"Tu amor, tu amor,
Tu amor confiésame sin pensar"

Y con una ultima vuelta, el momento que parecía ser eterno entre ambos dio fin. Las manos de Duxo se encontraban en los hombros del castaño y, las manos de este se encontraban en la cintura del azabache. Ambos lograban sentir la agitada respiración del contrarío, el espacio personal había desaparecido por completo y antes de que alguno de los dos pudiera hacer algo, los aplausos y los gritos de las personas hicieron que ambos se sobresaltaran, causando su separación.

 Ambos lograban sentir la agitada respiración del contrarío, el espacio personal había desaparecido por completo y antes de que alguno de los dos pudiera hacer algo, los aplausos y los gritos de las personas hicieron que ambos se sobresaltaran, ca...

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••Extra••

―Gracias por traernos dinero Nat ―dijo Locochon mientras veía con miedo al gerente del restaurante―.

―Luego se los voy a cobrar ―dijo el de ojos heterocomáticos molesto―.

―Gracias por todo y lamentamos las molestias señor ―se disculpó Cejo con e encargado del lugar―.

―Para la próxima que vengan traigan dinero o se les vetará del lugar de por vida ―advirtió el señor―.

―Si señor, lo sentimos ―se disculpó Locochon―.

―Bueno, vámonos de una vez ―dijo Natalan listo para marcharse del lugar―.

Aquel trio se dirigió a la salida del Local y comenzaron a caminar rumbo al hotel, donde les esperaban sus demás amigos impacientes por saber si la idea de Cejo había hecho que Soarinng y Duxo se confesaran sus sentimientos, claramente no iba a pasar eso, pero chisme es chisme.

Cuando los tres estaban a punto de llegar al hotel donde se hospedaban, Cejo se detuvo repentinamente dejando a sus acompañantes confundidos por la acción de este.

―Cejo ¿Todo bien? ―Preguntó Locochon―.

―Locochón ―dijo llamando la atención del lobo―.

―¿Qué paso Cejito? ―volvió a preguntar el de características lobeznas―.

―Creo que olvidamos a Soarinng y a Duxo en el restaurante ―dijo Cejo intentando no entrar en pánico―.

Locochon respiro profundamente, para después dejar escapar todo el aire. ―Carajo.

 ―Carajo

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¿𝐔𝐧 𝐅𝐢𝐟𝐢𝐭𝐚? | 𝐃𝐮𝐱𝐨𝐚𝐫𝐢𝐧𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora