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Simon Riley era alguien de alto rango, además de formar parte del grupo operativo 141. Se le respetaba, se le temía a distancia. nadie conocía su aspecto, no había pruebas fotográficas y cualquiera que le hubiera visto sin su clásica máscara de calavera lo más probable es que ya estuviera muerto. Simon Riley, que cambia su torpeza social por intimidación, guardaba silencio a menos que se le dieran órdenes. Eso es lo que te había atraído de él en un principio. Había sido un hombre que sabía exactamente lo que quería y no pararía hasta completar la misión. Simon Riley que no se deja distraer en el trabajo, así que cuando te desvías de tu camino para llamar su atención... él no se entretiene. En absoluto. Eres mucho más joven que él, una novata. Tendrás mucho tiempo para crecer entre todo tu entrenamiento, sin embargo, de pie desde la barrera, se veía como si no estuvieras tomando en serio tu trabajo. Simon Riley que pretende ser ajeno a todas las miradas en su dirección cuando crees que no está mirando.
Simon Riley que te ayuda en el entrenamiento, que no se da cuenta de cómo tu corazón late erráticaente en tu caja torácica y de cómo se te eriza el vello de la nuca de lo cerca que estaba de ti. Manos grandes y enguantadas que vienen a reajustar tu arma, las mismas manos que han acabado con la vida de cientos de personas. Simon Riley que se da cuenta de cómo te escabulles durante el entrenamiento, ¿por qué? bueno, está a punto de averiguarlo. Simon Riley que te encuentra en tu búnker, sonrojada y jadeando mientras gritas su nombre en un mantra, no tarda en darse cuenta de por qué. Innegablemente, estabas tan guapa con la mano entre las piernas, esforzándote tanto por trabajar la frustración sexual atada tan delicadamente a tu alrededor.
⎯ ¡Simon... joder! ⎯ gimes de necesidad, las manos trabajando en tu sexo como para darte placer pero no era suficiente.
Necesitabas más, el entrenamiento fue bien hasta que el enmascarado se apretó contra tu espalda para ajustar la forma en que te aferrabas a tu pistola. Era estúpido, ponerse tan caliente y molesta por alguien que apenas mostraba interés en ti. Era lo que lo hacía más excitante, perseguir algo que nunca sería tuyo.
⎯ Justo ahí, por favor... mierda... ⎯ y sí, fue estúpido porque el mismo hombre que tanto ansiabas estaba delante de tu puerta con un bulto muy evidente en su cargo.
Simon Riley que sonríe para sí al ver cómo te apresuras a cubrirte, avergonzada por las circunstancias. Era demasiado tarde, él conocía tu sucio secretito. Simon Riley que inclina la cabeza hacia ti, cerrando la puerta tras de sí.
⎯ Tan necesitado de mí... ¿quieres que me encargue de ti, eh? ⎯ No había vuelta atrás y negarlo, claramente había estado allí el tiempo suficiente para oírte.
Simon Riley que empuja tu cabeza hacia su polla vestida, animándote a ir al ritmo que quisieras. Quería que te ensuciaras con él, que cubrieras su polla de saliva y jugaras con sus pelotas. Le gusta tanto como a ti. Simon Riley que tiene mucha más experiencia que tú, sabe cómo convertirte en un desastre en poco tiempo. Simon Riley que tampoco tiene miedo de hablar, con sus uñas romas arañándote el cuero cabelludo mientras deja correr su boca.
⎯ Joder, mírate... haciendo el tonto con mi polla... vamos... relaja tu garganta, ahí vas... haciéndolo tan bien conmigo, sabía que podías escucharme.
