KAZUTORA EL DEMONIO PARTE 1

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Kazutora no se consideraba una persona afortunada por nacer o agradecido por la familia que tuvo; su padre lo detestaba y su madre lo miraba con lástima, tan solo con cinco años comprendió que este mundo lo detestaba. Lo primero que recuerda al abrir los ojos es ver a una chica con un kimono rosado y lo primero que escucho fue "Tienes que encontrarlos, tienes que encontrar a nuestro hermano", entonces frunció el ceño, acababa de nacer y ya le estaban dando órdenes.

Nunca ha entendido por qué sus padres le prohibieron salir, no podía poner un pie fuera, ni siquiera al patio de la casa, su cuarto era completamente oscuro sin ningún rayo de sol, tenía una niñera que se supone, debía cuidarlo, pero está solo lo denigraba y lo trataba como un pedazo de basura. Kazutora solo conocía los límites de ese cuarto y deseaba con todas sus fuerzas que un príncipe como el de los cuentos de hada que poseía, apareciera y lo rescatara, que lo amara y lo tratara como se mostraba en aquellos cuentos que eran su única compañía.

-QUIEN DIABLOS TE PODRÍA AMAR!!!- Un día su padre encontró sus dibujos que plasmaban sus de seos de ser amado -ERES UN DEMONIO, NADIE PUEDE AMAR A UN DEMONIO!!!- esa tarde su padre le dio una golpiza brutal, sus pequeños ojos amarillos derramaban lágrimas a más no poder y podía escuchar el tronar de sus huesos, dolía, dolía tanto, pero el pequeño Kazutora se seguiría aferrando en que algún día su príncipe aparecería, por lo mientras rogaba que alguien lo ayudara, no importa quien fuera, pero que alguien le ayudara, sin embargo, nadie apareció a su llamado. Al día siguiente, cuando despertó su cabeza dolía, pudo observar que había un desastre de sangre, volteo a mirar al gran espejo en la pared y solo pudo derramar aún más lágrimas.

Su ojo izquierdo ya no se encontraba en su rostro, solo había un hueco negro, y mientras él lloraba por el dolo y el miedo, una fuerte punzada provoco que se desmallara. Cuando despertó todo el desastre había sido limpiado, pero se asustó más al ver que su ojo había regresado y su cuerpo que no podía mover a causa de los huesos rotos, ya no dolía más, "demonio" ahora no había dudas, él realmente era un demonio como su padre la había dicho.

-Lo lamento- Una voz lo saco de su pensar -No puedo hacer nada por ti, eres mi pequeño hijo y aun a si no puedo- su madre corrió a abrazarlo, él odiaba que su madre disfrazara su lástima con amor y eso le lastimaba más que nada en el mundo -TU MALDICIÓN ES EL PROBLEMA, TÚ TENÍAS QUE DEVORAR A TODOS ESOS PÁJAROS DE PEQUEÑO, POR QUÉ NO PODÍAS ALIMENTARTE COMO UN NIÑO NORMAL!?, POR QUÉ SIEMPRE ME CAUSAS PROBLEMAS Y POR ESO ESTÁS ENCERRADO, DAS MIEDO, DAS MUCHO MIEDO!!!- la otra cara de su madre finalmente salió a la luz mientras comenzaba a jalarle el cabello y a sacudirlo -YO SOLO QUIERO A MI PEQUEÑO KAZUTORA, REGRESÁMELO, REGRESAME A MI PEQUEÑO!!!- el pobre niño estaba sin palabras, sin emociones, como si todo llegara a su fin con esas palabras.

Ya no podía más, Kazutora estaba al borde del colapso mental, recordó aquel cuento de una princesa que vivía encerrada en una torre y que cuando su príncipe apareció finalmente pudo salir de su prisión, él no podía esperar a que un príncipe apareciera, ya no podía esperar más, aun con la ropa ensangrentada y descalzo, se armó de valor y abrió la puerta que en toda su vida le prohibieron tocar, finalmente puso un pie afuera de esa habitación.

Corrió y corrió toda la noche, los tipos de seguridad lo perseguían, no sabe de donde saco tanta fuerza, pero corrió más rápido que un caballo, el viento acariciaba sus mejillas y una sonrisa adornaba su rostro, por primera vez podía ver el mundo y la luna alumbraba todo el lugar, era como si ese hermoso ser le diera fuerzas para seguir corriendo, era tan hermoso. Cuando finalmente perdió a los sujetos de seguridad se sentó a descansar bajo un puente, ya no podía más y cayó dormido en aquel frío piso, "ya estoy acostumbrado a dormir en el piso frío y solitario, ya da igual" pensó para sí mismo.

-OYE, OYE, NIÑO TE ENCUENTRAS BIEN!!!- fue lo último que pudo escuchar.

Su sueño era extraño, la misma chica que vio al nacer se encontraba parada de pie frente a el con ese trozo de bambú colgando de su cuello y ese bonito cabello adornado con un moño rosado "será mejor que no mostremos nuestra sangre demoniaca, la sellaré hasta que sea el momento, por lo mientras vive feliz y sin preocupaciones, se libre Kazutora". Otra vez le daban órdenes, eso ya lo estaba cabreando, solo quería algo, y eso era que un príncipe lo salvara, que lo amara, anhelaba tanto que alguien lo amara.

LA  PANDILLA DE LOS CAZADORES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora