«Saldremos a bailar, no acepto el no.»
Había puesto Margarita en su mensaje, no pude decirle que no, lo prometí.
—¿Qué tal su semana? —preguntó Isa amablemente. Le di una sonrisa pequeña.
—Bien... —dije. —He salido con una amiga y ha sido muy animada. —sonreí, recuerdo haber salido a los bolos con Maggie el lunes, ido de compras el martes y al cine en cuanto salí del trabajo el miércoles. —¿Qué tal la tuya?
—No muy bien... —se llevó un tenedor con comida china a la boca, masticó. —Es una porquería mudarse de una ciudad a otra. —dijo volando los ojos.
—¿Te vas a mudar? —el tenedor se resbaló de mis dedos cayendo en el plato, el sonido del impacto resonó.
—Aún no, no lo sé. —bebió. —Es cosa de papá, por su empleo.
—Oh... —tomé de nuevo el tenedor. —¿Tú, tú no quieres?
—No me molesta, pero me gusta aquí. Creo que me quedaría si ellos se van.
—Creo que deberías aprovechar el máximo a tu familia, no desperdicies el tiempo que tienes con ellos. —mencioné.
—Oh, no, no. Los amo, pero creo que es hora de ser independiente, eso no quiere decir que nunca más los vuelva a ver. —un silencio se instaló mientras comíamos. —¿Y qué tal sus padres? Preguntaría por sus hermanos pero recuerdo que dijo que no tenía.
—Ellos... —bajé la mirada jugando con la comida y el tenedor. —Están bien, supongo...
—¿Supone?
—Fallecieron hace dos años... —murmuré apretando los labios. Escuché el impacto de su tenedor con el plato.
—Oh que imbécil, lo siento, no lo sabía. Perdón. —negué con mi cabeza suspirando.
—Descuida... —tomé una respiración profunda. —Los extraño pero, estoy bien.
—Estoy aquí para ti, cuando quiera y me necesite. —mencionó sonriéndome cálidamente. Asentí y una parte de mí sintió felicidad.
—Oh dios mío, ¿estabas con él? —preguntó Maggie mirando por la ventana mientras conducía.
—Sí, cenamos y platicamos, fue muy agradable.
—De haber sabido, no te hubiera interrumpido. —mencionó.
—Tengo prohibido decir no, ¿cierto? —suspiró.
—¿Sabes? Cuando el accidente pasó, sentí que tomarías decisiones que te llevarían a un lugar malo, por un lado que te deprimirías tanto que te encerrarías en tu propio mundo, caerías en drogas o en el alcohol, o por otro lado en el que aprovecharías cada momento de tu vida hasta llegar al límite, no sé, que te volverías fiestera y yo me hartaría de eso. Pero en cambio, te convertiste en alguien responsable de si mismo. Algo que es muy raro en jóvenes de tu edad.
—Si te parecía correcto, ¿por qué tomar el mes para hacerme decir esa promesa?
—Porque estás envejeciendo, en dos semanas cumplirás veinticinco y me da un poco de miedo que termines solterona. —la miré con disgusto. —Además, no salías a ningún lado más que al trabajo. Dime que está semana no ha sido divertida.
—Ha estado bien... —pronuncié.
—¡Ha estado fantástica! —exclamó. —Eres una persona divertida. Y si no te hubiera prohibido decir "No", no hubieras ido conmigo a todos esos lugares.
—Te agradezco, Maggie... —hablé con sinceridad.
—Un placer... —me sonrió. —Por cierto, tu atuendo da pena. Hay un vestido atrás, úsalo.
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Estrellas Rotas || Juan Pablo Isaza
FanfictionHasta que todo se haya dicho, hasta que todo se haya hecho, hasta que tu respiración se detenga, esto no se ha acabado... Cariño, solo aguanta. Esta historia es una adaptación, todos los créditos son para Elena Salazar.