La vida es corta y frágil.

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«Debes disfrutar cada momento, la vida es corta y frágil, hoy estás mañana tal vez no.»

Fueron las palabras de Maggie antes de bajar del auto. Nos adentramos al club. Traía puesto un vestido color vino, era corto aunque no demasiado, de mangas cortas con cuello en "U" dejando a la vista mi clavícula, el color resaltaba el tono pálido de mi piel y tenía dos aberturas en forma de "V" en las costillas, era revelador pero me gustaba. Ella en cambio traía una falda color negro con un top de tirantes floreado.

Las palabras de Margarita golpeaban mis oídos, no podía ignorarlas. Tenía tanta razón.

—¡Diego está en la mesa! —gritó a través de la música, la seguí entre las personas. Llegamos a la mesa y bebimos. Sólo un poco.


«Hoy estás, mañana tal vez no.»

Mis ojos viajaron por el club hasta detenerse en el chico que conocía a Jos y que se había interesado en Isabella.

—Ya vuelvo... —pronuncié levantándome. 

Yo, me gusta Juan Pablo. Esa es una verdad. Estoy aterrada, esa es otra. Caminé hasta el castaño que reía con sus amigos, levantó la vista y me miró.

—Hola. —entendí que dijo, no lo escuché muy bien.

—Hola... —miré a los chicos que lo acompañaban, Isa no estaba pero Marto sí. Me sonrió y le devolví el acto. —Disculpa, ¿conoces a Isa? —su ceño se frunció, luego señaló con su dedo índice su oído, indicándome que no me podía escuchar. Me incliné hacia él. —¿Conoces a Isaza? —pregunté con un tono elevado. Asintió. —¿Podrías darme su número? —hizo una mueca con los labios.

—¿Y si mejor lo llamo? —dijo en mi oído, asentí murmurando un «por favor». —¿Cuál es tu nombre?

—Ana Paula. —sacó su celular y me acerqué a Marto.

—No conocía este lado de ti... —se colocó junto a mí sonriendo. Lo miré dudosa.

—¿Qué lado? —pregunté con una sonrisa.

—El sexy. —me tomaba el pelo.

—Oh, calla. —lo empuje con mi hombro. Me regresó el empuje. Reí.

—¿De dónde conoces a Simón?

—En realidad, no lo hago. Conozco a un amigo suyo. —aclaré. De pronto las palabras de Margarita volvieron a mi mente. —¿Tú, crees que, no lo sé, que la vida debe, tal vez, disfrutarse sin preocupaciones? —no sabía exactamente qué preguntar pero quería escuchar la opinión de alguien más. Sus pecas se marcaron aún más al tiempo que cruzaba sus brazos sobre su pecho.

—Bueno... —alzó los hombros. —Creo que sí, la vida debe disfrutarse. No es como que exageres las cosas sino que, sepas tener un, un balance. —dejó caer los hombros. Mordí mi labio asintiendo. —¡Hey bro! —saludó a Isaza, éste sonrió. Ni lo miré llegar. Volteé hacia Simón quien platicaba con sus amigos y al sentir mi mirada me miró, sonrió.

—Qué onda, Marto. —ambos hicieron el típico saludo de hombres, después Isa me miró.

—Hola... —le sonreí sintiendo mi pulso acelerado.

—Hola. —Martín se alejó cuando su chica apareció. —¿Bailas? —asentí.

Estrellas Rotas || Juan Pablo IsazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora