Estrellas Rotas || Juan Pablo Isaza

Dios.

—¡No lo puedo creer! —Margarita había gritado eso por lo menos diez veces ya, desbordaba emoción. —Ya, dime, se besaron, ¿verdad? —caminábamos por la plaza en busca de comida, eran casi las tres de la tarde y no había almorzado.

—Si hubiera pasado, tampoco te lo diría... —mencioné y se quejó. Entramos a la plaza de los antojos.

—¡Que mala! —frunció la cejas antes de mirar alrededor y alzar las cejas. —¿Qué comemos?

—Muero por una hamburguesa. —asintió mientras avanzábamos a McDonald's.

—¿Cuándo dices que será su cita? —alcé y bajé los hombros. No lo sabía, no habíamos quedado. —Pauuuu, es malo guardarse tantas cosas. —ordenó mientras yo sacaba dinero de mi pequeña bolsa.

—Le dije que nos veríamos y quedaríamos... —mencioné sentándome para esperar la comida.

—Bien, tomando riendas de la relación. —sonrió satisfecha.

—No estamos en una relación... —alzó una ceja— Aún... —exclamé de felicidad hasta que nuestra orden llegó.

—¿Cómo dices que se llama? —bebió refresco.

—Juan Pablo... —mordí una papa frita.

—Lindo, ¿qué haremos hoy? —preguntó abriendo su hamburguesa.

—Eh, ¿dormir? —bebí refresco, ella me regañó con la mirada.

—No seas matada. —me señaló, recordé la promesa que había hecho.

—Poco a poco... —excuse. —Anoche bebí y vo... Terminé en el baño, no quiero repetirlo hoy, además mañana trabajo. —hizo una mueca.

—El jueves salimos, decidido. —aclaró comiendo.

—Ya que... —suspiré.

—¿Y tienes algo lindo para esa cita? —preguntó mi amiga dejando la bandeja sobre el basurero.

—Mhm, supongo... —la imité y nos dirigimos a la salida.

—¿Supones? Vamos de compras, ya. —la puerta era sostenida por Marto, mientras dejaba entrar a una chica de pelo lacio color castaño claro, su novia. En cuanto me miró, sonrió.

—AnaPau, hola... —Maggie lo miró saliendo del restaurante.

—¿Qué tal, Marto? —pasé a su lado saliendo. 

Cuando nos alejamos lo suficiente Margarita soltó un gritito.

—¡Es un bombón! ¿De dónde lo conoces? Se me hace conocido. —entrelazó su brazo con el mío.

—Eso es porque trabaja conmigo, es el chico de la otra taquilla. —respondí, me guió a un local de ropa.

—Increíblemente guapo... —suspiró, estaba de acuerdo con ella.

—Es un buen chico.