Capitulo 13. Vida

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Yo era su hijo, Derek era mi padre. Éramos una familia distante que se quebró en mil pedazos después de que Stiles se fue.

Ambos nos sentíamos vulnerables, incomprendidos en un mundo que disfrutaba reírse en la cara de las personas que se esforzaban por mejorar. Pero estábamos mal, no estábamos solos nos teníamos el uno al otro, es más, incluso a pesar de la distancia Stiles nunca nos olvidó se esforzó por volver a costa de sí mismo, éramos importantes.
Lástima que no lo vimos a tiempo... pero lamentar el pasado no servía de nada.
Lo importante era el ahora y como el pasado nos impulsaba a encontrar un mejor futuro...

...

Los brazos de papá jamás se sintieron tan cómodos, escuchar como su corazón palpitaba a gran velocidad fue la canción más melodiosa que escucharé en mi vida.

Una sensación increíblemente cálida nació en mi pecho y se extendió por todo mi cuerpo. Era la primera vez que me sentía así en meses, podía darme el lujo de ser un simple adolescente que abrazaba a su papá después de no verse por mucho tiempo.
Y todo gracias a mí y Stiles... ¡Stiles! Mierda, no estaba absorbiendo su dolor.

En pánico me volteé a buscarlo, seguía en el mismo lugar donde lo dejé. Quieto como estatua, embelesado por lo que podía aparecer frente a él.

La herida que Monroe le dejó en el rostro se abrió, su piel era rojo sangre, y no metafóricamente. Por la expresión que traía en su rostro era claro que eso no le afectaba en nada, solo se dedicaba a sonreír con lágrimas en los ojos, como si fuera la primera vez que era capaz de respirar con alivio.

Papá tenía la misma expresión cuando me encontró, y ahora al darse cuenta que Stiles estaba aquí volvió a sonreír con alegría inconmensurable.

Me aparté para que papá y Stiles tuvieran su momento, pero papá no me dejó hacerlo, esta vez me abrazó por los hombros y no me dejó ir, no quería que me alejara de él.

Todos teníamos tanto que decir, pero no podíamos hacerlo. Creo que olvidamos como hablar.

Con los labios temblorosos, Stiles fue capaz de producir un pequeño sonido, un silbido que venía desde el fondo de su alma. Recordé todas las veces que lo hizo en el pasado, desde que tengo memoria, algo tonto que repitió sin cansancio cada vez que nos visitaba, que venía a visitar papá, a nosotros.

Papá respondió el silbido con otro de su cosecha, un gesto que pocas veces se atrevió a realizar, pues todo este tiempo se había encargado de fingir que le desagradaba un acto tan "infantil" de Stiles.
Su silbido fue igual de fuerte, armonioso y lleno de amor.

Ignorando las punzadas que el aire provocaba sobre su piel, Stiles, corrió hacia nosotros y se nos unió en un fuerte abrazo. Su fuerza para ser solo un humano seguía sorprendiéndome.

- Te amo - susurró Stiles al oído de papá.

- Y yo a ti – besó su mejilla.

- Wow - dijo eufórico entre lágrimas.

De reojo los observé, el tiempo había pasado en ellos, canas, barba, cicatrices y heridas sobre sus cuerpos, pequeñas arrugas sobre una piel que antes era lisa, ya no eran jóvenes ni mucho menos adolescentes que se dedicaban a rescatar al mundo sin reconocimiento.

Su historia de amor ya no podía contarse como si fuera un cuento de hadas, pues se habían convertido en dos adultos enamorados cuyas vidas ya no eran sencillas, ahora estaban sumergidos en un mar de complicaciones y responsabilidades, cuyas olas cargaban felicidades y tristezas, recompensas y castigos.

Encontrar el amor es un lujo que pocas personas logran obtener, pero ellos lo hicieron, eran una pareja reencontrada, éramos una familia, nos habíamos convertido en una manada.

Promesa de un padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora