Moriré de amor

Primer día de clases

Dormí muy bien esta vez, desperté hasta que quise, eso fue aún mejor. Busque a mi mamá y ya estaba empacando.

-Despertaste temprano- notó mi presencia y se levantó.

-Tenia que avanzar, me pone de nervios todo esto, deberías estar haciendo lo mismo-

-Es muy temprano, supongo que aún no desayunas- negó con la cabeza -muy bien, voy por algo de desayuno, no tardo, me llevo el auto-

Me dispuse a ir por las llaves del carro, aún estando lejos escuché su comentario.

-¡no manejes como si tuvieras 9 vidas!-

-¡no te aseguro nada!-

Compre comida y regrese a casa, llame a mamá para desayunar. Al terminar no me dio tiempo ni de respirar cuando ya me había mandado a empacar.
Me puse los audífonos para hacer mis labores mas feliz, pasaron unas horas y vi por la ventana que un camión de mudanza había llegado.

Entre las dos comenzamos a sacar todas las cajas de cosas que habían, la casa de a poco se vaciaba a excepción de los muebles pero se notaba sin duda que nos íbamos.

Al terminar de cargar el camión, tome la mochila que había llenado con cosas que necesitaría para el camino, mi mamá igual llevaba un bolso, subimos al auto y empezamos el largo viaje de 6 horas para llegar. Durante el camino no compartimos mucho, cada una iba en sus asuntos, trabajo de su parte y de la mía, nada realmente pero no quería interrumpir.

Casi al llegar por fin hablo conmigo.

-Buenas noticias- dijo dejando su teléfono a un lado.

-¿Cuáles?- baje el volumen de la música para prestar más atención.

-La casa se vendió más pronto de lo creí, al parecer alguien ya la había visto desde antes, vio la oportunidad y ya están en el papeleo-

-Que bueno, ahora si no hay vuelta atrás-

-Igual no lo iba haber, animate, ese dinero será destinado a ti- me tomo de la mano, la apretó un poco para llamar la atención, cuando la mire me sonrío.

-¿Para mi? ¿Por qué? No se me hace justo, tú eres la que se mata trabajando-

-Siempre ha sido por ti, desde lo qué pasó con tu padre mi única razón de vivir eres tú, quiero que seas feliz, se me ocurrió darte un regalo por adelantado de tus 18 años-

-Aunque lo tomes así, me gustaría entonces que ambas disfrutemos ese dinero, no solo veas por mi-

-Muy bien hagamos algo, te compro un auto y el resto es mío-

- ¡¿Qué?!, ¿hablas enserio?- enderecé mi postura de la emoción.

-Claro cariño, no en vano arriesgue mi vida para enseñarte a manejar, la licencia no sirve de nada guardada, y la escuela queda un poco lejos de la casa-

- No sabes cuanto te amo-

-Pos supuesto que lo se, por eso te amo más-

Seguimos hablando de cosas sin sentido sobre lo que haría al tener auto propio, planes quizás absurdos, aunque igual siempre estaba para escucharme así sea la historia mas tonta.
Me di cuenta que llegamos cuando estaciono el auto afuera de una casa, era linda al menos por fuera.

Bajamos del auto, estábamos paradas juntas frente a esta.

-¿Te gusta?- hizo que apartara la mirada de la casa.

-Es muy linda, tienes buenos gustos-

-Entremos a verla para que tengas una crítica completa-

Caminamos por el jardín de enfrente para llegar a la puerta, mamá abrió y entramos ambas, la casa estaba amueblada tenía colores claros en todo y resaltaban las múltiples plantas que decoraban cada uno de los cuartos.