A I'antenne || Freenbecky

03: Problemas de sobrepensar

El problema de pasar demasiado tiempo sola es que te acostumbras a estar sola, es incómodo tener a tanta gente alrededor cuando tus noches se basan en tirarte al sofá y ver grey's anatomy mientras comes chatarra.

Es incómodo salir con un grupo de personas cuando tus fines de semana se basan en dormir. Pero Becky se empeñaba en meterse en mi rutina.

Así que las noches de series o películas se convirtieron en noche de películas chateando con Becky. También me di cuenta que nunca tengo temas de conversación o cómo seguir una, pero Becky era totalmente diferente, siempre tiene algo de qué hablar o algo que mostrar.

Ese no es el problema de sobre pensar, según los especialistas es un síntoma de ansiedad pero no soy una persona capacitada para autodiagnosticarse. Cuándo las cosas empiezan a salir mal, o piensas eso, es cuando las preguntas comen tu cerebro al punto de no dejarte dormir y todo por el simple hecho de que las cosas no salen según el guión creado en tu cabeza.

Según mi psicóloga una de las soluciones a eso es hacer sumas matemáticas, pensar en otra cosa pero debo de aceptar que eso no me ayuda en una mierda y eso nos lleva al siguiente punto.

Dormir

Dormir es sinónimo de descanso, según los doctores tienen que ser ocho horas para poder tener energía durante el día sin embargo los médicos se quedan despiertos en turnos de 72 horas o más, casi igual al horario de un estudiante de último año en Corea. Dormir no es una opción si quieres conseguir éxito.

Por eso mismo, la mayoría de estudiantes duermen en sus mesas de estudió o reciben sus clases en los famosos pupitres de pie. Sin embargo Becky era otro caso, ella dormía como un oso en invierno y ni siquiera un terremoto podría levantarla.

— Levántate Becky — le di un pequeño golpe en la espalda, pude ver como su cabeza se movía intentando despertar hasta que finalmente se sentó bien y frotaba sus ojos para ver mejor.

— ¿Ya terminó?

— Sí — Becky se levantó con energía y me arrastró fuera del salón para ir a comprar comida — Deberías dejar de dormirte en clases

— No es mi culpa de que la voz de esa señora sea tan suave, me dan ganas de dormir cada que empieza a hablar

A pesar de nuestra rara y nueva amistad me podía sentir cómoda, por primera vez en mucho tiempo sentí que encajaba entre los simios a quienes llamó compañeros de salón; porque claramente no encajaba ahí. Todos eran ruidosos, hacían bromas de mal gusto y siempre se lavaban las manos de los problemas, lo cual era sumamente molesto.

Becky, era diferente y estaba sumamente celosa.

— Espérame, ya vuelvo — Becky me soltó y fue corriendo a abrazar a una chica que por su chaqueta era de último año.

¿Quién era y por qué parecían tan cercanas? bueno no se podía esperar menos de Becky, es divertida, bonita, sociable.

Ese es el punto de quiebre, el punto cero de empezar a sobre pensar.

Tal vez porque aquella joven no estaba en el guión es su cabeza, nunca la había visto y tampoco había visto a Becky ser tan cariñosa con alguien además de ella, ese era un problema.

Fue por eso mismo que esa noche no pude dormir, debo decir que no era mi problema hasta que Becky empezó a ignorar mi presencia. Si esto hubiera sucedido en los primeros días no me hubiera importado pero me había acostumbrado a la asfixiante presencia de Becky.

Y volvemos al inicio, yo sentada en el sofá en la decimoquinta temporada de Grey's Anatomy mientras comía galletas pero esta vez sin los mensajes de Becky para interrumpir cada cinco minutos del capítulo. Tenía demasiados trabajos por hacer pero no tenía fuerzas para siquiera prender la laptop pero ese no es el problema.

El problema es que Becky me estaba ignorando por una persona que yo desconocía, pero el problema no era Armstrong, era yo.

Yo era la persona sin amigos, la persona que se quedaba en casa viendo televisión y haciendo tareas pero quería tanto ser Becky, quería ser así de extrovertida y amigable.

Pero Freen Sarocha no es así. Y cuando el celular recibió un nuevo mensaje no dude en verlo.

"¿Podemos vernos?"

Y ahí hay un motivo de sobrepensar, Becky Armstrong estaba infiltrándose en mi vida demasiado rápido.