A I'antenne || Freenbecky

04: ¡Oh No!

Había aprendido algo los últimos días, tal vez, en este momento ya no me parecía preocupante a mi pero alarmó a todos los adultos de la iglesia.

A Armstrong le gustaba ser rebelde.

Todo empezó un domingo por la mañana, la ceremonia aún no iniciaba por lo que daba tiempo a los adultos de chismosear entre ellos, al coro de prepararse y a los jóvenes de hablar sobre cualquier cosa.

Pero cuando la familia Armstrong entró por la puerta, todas las miradas fueron a dar a la hija menor, Becky, quien portaba orgullosa un piercing en la ceja y su cabello ahora tenía tonalidades rojas.

Parecía que el mismísimo satanás hubiese entrado mientras saludaba a todos.

Luego de ese suceso, Becky fue obligada a pasar el resto de la semana en el bíblico, una especie de clase particular pero solamente de la biblia, a la cual asistía desde muy pequeña.

También aprendí que le gusta cuestionar demasiado.

- ¿De donde salieron los demás humanos? Porque si toda la población se hizo gracias a Adán y Eva todos seríamos hermanos, literalmente - La cara de la anciana fue un momentazo para la mayoría.

- No es literal joven Armstrong, había más humanos en ese momento...

- Entonces la biblia está equivocada

Becky podía ser un dolor de cabeza, pero en realidad era alguien adorable.
He de admitir que me gustan sus mejillas, son suaves y se pueden apretar de manera linda, o también sus ojos, son grandes y curiosos.

Claro que esas cualidades no lograron que la señora Lee no la sacará del bíblico.

- Deberías intentar adaptarte - mencione antes de recargarme en la pared, a su lado, pude sentir la mirada de Becky casi matarme.

- ¿Por qué debería? Ellos deberían adaptarse a mi - Becky puso el cigarrillo entre sus labios y de alguna manera se parecía demasiado a aquellas chicas japonesas rebeldes de las películas de los 90.

- Aquí no funciona así... la señora Lee es una anciana, no deberías provocarla, suficiente atención agarraste antes de la misa

- Solo es un tinte, no hice un ritual para sacar a satanás de su sueño profundo

- ¿Crees en dios?

- No creo en la iglesia... es una porquería que no acepta sus errores

Me quedé sin opiniones al escuchar aquello, la historia de la iglesia no era la más blanca de todos. Becky acercó su cigarrillo a mi con una pequeña sonrisa.

- ¿Quieres intentarlo?

Aquello era una tentación, como las que satán le ponía a Jesús en el desierto. Pero yo no soy Jesús, podía caer en tentación un poco y luego arrepentirme de mis acciones.

- Claro

Pude sentir como el humo de aquello entraba a mi sistema y cuando lo expulsó, la tos se apoderó de mí mientras Becky reía sin parar.

- ¿Te sientes bien? - La mano de Becky acarició mi espalda, lo hacía con tanto cuidado que me hizo sentir como una muñeca de porcelana- Mejor vamos por una hamburguesa

¿Se acuerdan cuando dije que veía Grey's anatomy? Hay un personaje llamado Amelia Shepard, era una neurocirujana hermana de él mejor neurocirujano de la ciudad.
Sufría adicciones y por lo tanto era la oveja negra de la familia.

¿Por qué doy contexto de esto?
Porque poco tiempo después me di cuenta que Becky era igual a Amelia Shepard, no en el modo de tener un tumor o tener adicciones.
En el punto familiar, ella era la oveja negra.

También aprendí que las hamburguesas eran la forma de apoyar de Becky o de pedir disculpas; Biggest Burger, era su lugar preferido porque por veinticinco centavos más le daban doble porción de papas y tenían refresco ilimitado.

- ¿Cuál es tu sueño Freen?

- ¿A qué te refieres con eso?

- Todos tenemos un sueño en la vida, por ejemplo, el mío es viajar por el mundo y tener una cámara profesional - Mire mi hamburguesa un momento mientras pensaba en que decirle.

- No lo sé - me encogí de hombros para seguir comiendo.

No es que no tuviera sueños, solo... Me da mucha pena hablar de eso; a pesar de que es normal en Asia, el sueño de ser un Ídolo en mi familia aún era cuestionable así que con el tiempo dejé de pensar en ello.

- Aprendí a actuar como la mejor porque me siento inútil - las saladas papas se volvieron amargas cuando dije aquello, era verdad, pero aún dolía.

¿Han escuchado a paganini? Capricho 24 en A menor. Esa melodía podría resumir completamente el tipo de relación que tuve con Armstrong, pero siendo solo una chiquilla de 16 años no me di cuenta de lo desastroso que podría ser aquello.

Pero fue a partir de la tarde en la que descubrí quien era la chica con la que se juntaba, Irin Urassaya, que todo cambió.

Fue cuando Capricho 24 empezó a sonar.

Porque pase de soportar a una Becky dormida toda la clase y robándome comida en los recreos a no saber mucho de ella.

¿Celos? Probablemente. Porque aunque no lo aceptará, la presencia de Becky podía alegrarme los días.

- ¿Qué es esto? - la mirada dormilona de Becky miraba los papeles que había puesto en su mano.

- Son mis apuntes de química, se que no entiendes las clases y mis apuntes pueden ayudar.

Porque si, me gustaba ver la sonrisa de Becky o sus ojos cuando despierta porque es adorable.

Verla dormir mientras el padre da la prédica o verla burlarse a espaldas de la hermana Lee luego de que está la regañara.

Me gustaba peinar su cabello desastroso, porque nunca se peinaba para ir a estudiar; me había acostumbrado a cambiarme la ropa con su presencia aunque esta me apretara una boobie, hecho que me avergonzaba.

Becky era un desastre andando que me tocaba estar cuidando las 24 horas del día, pero me acostumbre y el vacío de su presencia se hizo notar en poco tiempo.

¿Por qué Becky sonríe más cuando no está conmigo?
¿Acaso ya no me quiere?
¿Hice algo mal?
¿Debería cambiar algo de mi?

Hasta aquí. Mejor empecemos a hablar del teatro en el siglo XX.