CAPÍTULO 4

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Emma me termina llevando a una de las habitaciones donde hay un grupo de chicos. Una vez cerca de ellos caigo en cuenta de quienes son, Lucas –el amigo de Emma–, Brian –el chico distraído–, lo he nombrado así porque la verdad es que lo es, mejor mote no podía tener. Hay otro chico, muy guapo por cierto, pero a este si no le conozco, jamás me olvidaría de alguien así, es alto, sus ojos son verdes, es pelinegro y con rizos, este color le hace contraste con su piel, pues el tío es blanco como la leche, debería plantearse ir a coger un poco de sol. Bueno, por último el egocéntrico de Dylan, por supuesto que estaría él, es su fiesta. Me percato también de que hay una chica, no la había visto en toda la fiesta, hasta ahora. Es guapa, pelirroja, ojos marrones, lleva flequillo y tiene el pelo bastante largo.

—Supongo que ya estamos todos — habla el chico este guapetón.

Todos nos presentamos, dijimos nuestros nombres, la chica se llama Jane y el que habló anteriormente es Marcos.

—Bueno me toca explicar el juego —explica Marcos —Aunque de seguro todos ya lo conocen —hace una pequeña pausa dirigiéndose hacia donde está la mesa del juego —Pues ya saben tiramos la pelotita y si no entra en ningún vaso pues bebes.

Vaya, de todos los juegos que existen vienen a elegir este. Yo creo que cuando estaban repartiendo la buena suerte yo me quedé dormida (cosa que es muy probable), lo digo porque tengo malísima puntería y posiblemente la primera en pasarse de tragos voy a ser yo.

Bueno empieza tirando Lucas y la ha fallado, luego Jane, esta si que la cuela, Marcos y Brian también la cuelan. Es el turno de Dylan, que falla porque ha querido intentar tirar con los ojos cerrados, payaso. Bueno, es mi turno, cierro un poco los ojos para poder lanzar con una buena dirección pero como era sabido, he fallado, bebo y ya es el segundo que me he tomado en la noche. Voy bien.

Pasa la siguiente ronda, en esta voy de primera y sí que la cuelo.

<Cada día me sorprendes más>

Cállate, aunque yo también me he sorprendido.

Han pasado ya seis rondas más y adivinen qué, las seis, las malditas seis rondas las he fallado, ya van... ocho, ocho que me tomo, al menos aún puedo sacar cuentas.

Así estuvimos un rato, ya no sé ni cuántas veces he tenido que beber. Los chicos se aburrieron y para mí fue un alivio, porque la verdad es que no iba a poder con otro trago más. Ellos estaban hablando pero yo me sentía cada vez más mareada y necesitaba aire fresco, salgo de la habitación a duras penas y me dirijo hasta la terraza.

<Estás toda pedo>

Tú eres parte de mí así que técnicamente también lo estás.

El aire fresco me ayuda un poco, pero, igual sigo mareada. Alguna vez han pensado en tener una jirafa, yo quiero tener una jirafa. Me gustaría tener también un...

No puedo seguir pensando porque siento la presencia de alguien más.

—¿Qué no te cansas de molestar? —ya me está sacando un poco de mis casillas su simple presencia.

—Te recuerdo que estoy en mi casa, así que puedo estar en cualquier parte de aquí.

En eso tenía razón así que decido marcharme ya a casa, pero me fallan las piernas y termino sujetándome de él.

Vaya, músculos

—¿A que sí? —dice con una sonrisa de medio lado.

Joder lo he dicho en voz alta. Lo que me faltaba.

<Es que eres tonta>

No les pasa que piensan algo y lo dicen, pero no se dan cuenta que lo dijeron hasta que la otra persona les responde, pues a mí me pasa siempre. Bueno que más da, está bueno, lo sabe así que...

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