CAPÍTULO 9

73 19 15
                                    

No paramos de besarnos, ninguno de los dos parece tener ganas de concluir el beso, el cuál está lleno de ansias, deseos, ambos parece que estábamos esperando este momento, que volviera a pasar.

Los dos paramos en busca de mejorar un poco nuestra respiración, el beso era tan intenso que se me ha olvidado hasta respirar, esta vez soy yo quien toma la iniciativa y junto nuestros labios denuevo pero esta vez de una forma más suave y corta.

Nos quedamos mirándonos fijamente y creo que ya no hace falta decir nada para saber que ambos estamos satisfechos por así decirlo de lo que acaba de pasar.

Dylan comienza a dar vueltas por la cocina y me está poniendo de los nervios, no se puede estar quieto un segundito.

—Lo siento vale —dice deteniéndose al fin—. No quería tratarte de esa forma, solo que no sé por qué me he puesto así, tal vez fue por lo de que yo te iba a invitar a salir y no pude por cuentas de ese o no lo sé, pero lo siento.

—No pasa nada Dylan, ya lo he entendido —hago una pequeña pausa —Entonces retrocedamos el pie izquierdo y empecemos con el derecho esta vez.

—Mucho gusto, me llamo Dylan —dice tendiendo su mano entre risitas —Pero para ti soy el que va a conquistar ese frío corazón.

Le he dado un manotazo por ese comentario y ambos reímos por estas dos cosas.

Menos mal que hemos parado de besarnos justo a tiempo porque entran los chicos nuevamente a la cocina pero esta vez acompañados de Brian.

—Llegó por quién lloraban —dice riéndose —¿Cuándo nos vamos para la playa? Ya quiero broncearme.

—Pero si tú ya estás un poco bronceado de fábrica —habla Marcos.

Brian tiene la misma estatura que Marcos. Es moreno, su pelo castaño claro hace un poco de juego con su piel. Tiene ojos bonitos, marrones, pero un marrón claro, de esos que con tan solo un rayito de sol se iluminan. Está fuerte, se nota que va al gym o que al menos le dedica tiempo a su forma física.

—Vale vamos entonces —sentencia Dylan.

Todos cogimos las cosas que nos hacían falta para irnos a la playa. Fuimos caminando porque queda bastante cerca de la casa. En el camino fui hablando un poco con Dylan y me he reído de algunos de sus chistes malos, sí, son tan malos que dan risa. Me resultaba un poco raro ya que la mayoría de las veces que nos cruzábamos era mirándonos con cara de que no nos soportamos y si hablábamos siempre terminábamos utilizando el sarcasmo.

<Te faltó que también se cruzaban y se besaban>

No te metas, bueno que me gusta esta nueva "amistad" entre nosotros.

<Ahora los amigos se dan besos cada que se cruzan>

Nosotros sí, además, te he dicho que no te metas.

Al fin llegamos a la playa, el mar está tranquilo como un bebé en su cuna acabado de dormir, no hay mucho oleaje y el mar azul cristalino combina a la perfección von el despejado cielo azul, libre de nubes. Solo hay unas cuantas personas en la playa lo que me alivia mucho, no me gustan los lugares con muchas personas. La arena se cuela en mis chanclas y decido quitármelas, está hirviendo debido al sol que le ha dado todo, pies sienten la suavidad de esta al mismo tiempo que se calientan. La brisa choca en mi cara alterando un poco algunas hebras de mi cabello. Me gusta esto, debería tomar un día antes de regresar para venir a leer, me relajaría mucho.

Las chicas y yo tendemos nuestras toallas debajo de una de las sombrillas que hemos visto vacías, en cuanto soltamos las cosas los chicos nos cargan, Brian a Emma, Marcos a Jane y Dylan a mí (por supuesto), corren con nosotras encima a caballito hacia el mar.

Todo por un viaje Donde viven las historias. Descúbrelo ahora