reincarnationem | wenjoy au +18

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Seungwan salió del local nocturno con una sensación extraña en su cuerpo. El dolor en su pecho al divisar a la dueña fue algo distinto a lo que pudo haber sentido recientemente. No entendía siquiera la incomodidad que llegó a ella en cuánto una sonrisa de la pelinegra le fue dedicada. 

El calor en su cuello estaba fastidiando; no obstante, no reconocía si eso era debido a las sorpresivas marcas que aparecieron o si eso se debía a la prenda misma. Todo era una mezcla de sensaciones para la cantante que había postulado unos minutos atrás, recibiendo una respuesta positiva y llena de esperanza para ella. Al parecer, el puesto sería suyo, según las palabras de Irene. 

—La oferta no suena nada mal, pero... Mhm, no sé porque la encargada me transmite algo muy extraño, Sseul —le contaba la de melena corta a su mejor amiga a través de aquella llamada mientras comía un poco de helado—. Fue como cuando sentí que me ahogaba porque algo presionaba mi cuello, no con esa misma precisión pero sí con una incomodidad de por medio hacia su persona. 

—¿Ya la habías conocido antes? 

—¡Para nada! Eso es lo más extraño... 

De repente, en su cabeza, abordaron imágenes instantáneas de la boda en donde cantó para Sooyoung. El sentir de aquel día fue distinto, sintió un dolor por la muchacha pero era algo similar. Ser golpeada por un mar de emociones hacia alguien que recién veía por primera vez en su vida. 

—¿Wendy? ¿Wendy? ¿Estás ahí? 

Había quedado tan absorta en sus pensamientos y recuerdos que olvidó la llamada que todavía mantenía con Seulgi. Respondiéndole a la joven, siguieron hablando ya de distintos temas, tratando de distraerse sobre lo vivido en ese local; del cuál, minutos después, logró recibir noticias. Por medio de un mensaje a su número personal, un sujeto llamado "Jongin" le hizo saber que había logrado quedar para el puesto solicitado. 

Wendy no logró sentirse con la felicidad que un nuevo trabajo le proporcionaba. 

Todo tras conocer a la dichosa Irene Bae. 

Esta última en mencionar, había retornado a su domicilio para poder reposar lo suficiente hasta que ella deba de asistir —como frecuentemente lo hace— a su lugar de trabajo. De paso, le serviría para capacitar, por última vez, a Joy que disfrutaba del momento a solas que la proxeneta le ofreció al haberse ido. Ya las dos mujeres en esa enorme residencia, Joohyun la citó en su despacho para hablar bajo las cámaras con audio que tenía en ese espacio. 

—¿Estás lista, Joy? 

—N-No... La verdad, no lo estoy... Me siento muy ansiosa. 

—No te mentiré; yo no he estado antes en tu posición, así que no creo poder regalarte palabras esperanzadoras sobre lo que te espera dentro de tu nueva habitación en el burdel —dijo claramente para la menor y sin titubeo, mostrándola una postura firme y seria—. Pero sí te diré que, en cuanto consigas la confianza sobre ti, las puertas nunca se te cerrarán y el dinero no dejará de llegar. 

Una sonrisa similar a pícara se avecinó al rostro de la proxeneta, dejando un poco inquieta a Joy.

Pero sabía que Irene debía de tener la razón, por algo tiene tantos trabajadores a su disposición. 

Con las horas corriendo, las 20 horas fueron a parar en el enorme reloj que decoraba el club nocturno. Los comensales fueron llegando, principalmente, para abordar y llenar lo que sería el movimiento más tranquilo de la noche. La mayoría eran rostros nuevos para los trabajadores no sexuales de Joohyun, ellos llegaban solo por el trago que había, además de la música que ambientaría el lugar como para bailar hasta gozar y desperdiciar el dinero en las bailarinas exóticas que también enloquecían al público. No obstante, al tratarse del mismo lugar que escondía las habitaciones privadas, claramente habían personas que llegaban ya sabiendo lo que querían.