Pt. 01

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¿Puede un Déjà vu doler tanto? A lo largo de mi vida y como persona normal he tenido varios que no han sido tan relevantes, al menos no como aquel que experimente con mi pequeña paciente que entre sus manos se encontraba mi pequeña caja de música que suele estar en mi escritorio, su melodía tan melancólica resonó en el consultorio, mientras ella relataba que le encantaba la bailarina del centro yo solo podía recordar una pequeña y delgada cara que eran decorados con unos grandes ojos azules y unos descoloridos labios, una persona que se convirtió en mi todo, mi doloroso "adiós".

Mi paciente me trajo a la realidad cerrando la cajita al terminar su relato, su receta estaba hecha y una vez firmada la entregue a su madre, al salir ambas por la puerta no pude evitar tener un pequeño dolor en mi pecho, olvide respirar por un momento y no pude evitar ver mi pequeña caja musical que sin dudar tome para abrir, la melodía volvió a resonar y del pequeño cajón salieron varias viejas fotos, cada una con un recuerdo grabado, solo eran seis que eran lo suficientemente dolorosas.

No había una cita más, mi turno había terminado así que tome mis cosas junto aquellas fotos que cuidadosamente metí en mi bolsillo, la caja musical también vino conmigo, quitándome la bata para colocarla en mi brazo salí del pequeño consultorio, con una pequeña despedida hacia mi asistente tome las llaves de mi auto, tire mis cosas dentro de el para empezar mi viaje en carretera.

La llegada a casa fue cálida como todas las noches, Lía, mi bella prometida salió a recibirme acunando en sus manos la linda panza de 4 meses que cargaba con aquella dulce sonrisa, su beso de buenas noches era de lo poco que lograba alejar mis pesadillas nocturnas, con ella mi vida era más fácil de sobrellevar, y aunque era la mujer que siempre desee y soñé no podía amarla por completo, y no porque fuese algo difícil, era la enfermera soñada de cualquier doctor.

Simplemente alguien más había robado mi corazón y mi amor de una forma sorprendente, alguien que su brillo fue apagado, mi preciado ángel de alas rotas.

Lía sabia de ello, ella estuvo presente, aun así, tomo la decisión de comenzar una relación que se volvió un compromiso con un niño en camino y no, no me arrepiento de ello, fue la mejor decisión que pude tomar, pero no puedo evitar desear que el estuviera conmigo, que el fuera Lía en estos momentos, pero ya era algo simplemente imposible.

- "Mañana.... se cumplirán cuatro años desde que partió, ¿Quieres ir a verle?"

Su voz suena calmada y comprensiva, sabe que no es un tema fácil, ella hace lo mejor que puede por mí y la amo por ello.

Solo contesté que había pedido el día desde temprano y con la cabeza baja me retiré a nuestra habitación. Al acostarme en la cama no podía evitar sobre pensar, sabía que debía dejarle ir por el bien de mi nueva familia, pero mi corazón dolía con el mínimo pensamiento, todo el dolor regresaba cercano su aniversario de fallecimiento, 31 de diciembre, el día que perdí a Kurapika.

[...]

Temprano por la mañana y con el estomago lleno maneje a la ciudad a comprar unas bellas flores de nube como tanto le gustaban, el nunca me lo había dicho, pero sabia que eran sus favoritas. La ida al cementerio fue tranquila, la radio hacia el suficiente ruido para mantener la mente ocupada. Las nubes amenazaban con lluvia por lo cual baje apresurando el paso a su lugar de descanso.

Tomo asiento a su lado para relatarle un poco de mis aventuras desde la última vez que lo mire, con entusiasmo le conté del embarazo de Lía, lo bien que iba en mi consultorio en mi hospital soñado y un lago etcétera, no quería aburrirle con mis tontos relatos y solo aprecie las bellas flores que se encontraban en su tumba, Gon ya había estado aquí, deje mis nubes cerca de las suyas y proseguí a sacar las fotos que tome ayer de la caja, una por una pasaron por mi cabeza, aquel año donde nos conocimos y los meses que estuvimos juntos.

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♡Con tan pocos años♡ †LeoPika†Donde viven las historias. Descúbrelo ahora