Pt. 08

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Noviembre empezó bastante frio así que muchos internos optaban por quedarse dentro, el personal volvía a escasear por las vacaciones programas ese mes volviendo todos los días el trabajo muy demandante, volvía a estar alejado de mi pequeño ángel pero después de aquella "charla" el mes pasado volvimos a ser otra vez cercanos, e incluso más que antes.

Nuestras platicas duraban más, comía conmigo y ahora el me invitaba a acompañarle, tomaba mis manos cuando bajaba la guardia y las ponía en su rostro mientras se excusaba en lo cálidas que eran, solía leer conmigo mis libros de medicina y me corregía al equivocarme, realmente era un prodigio, era demasiado inteligente cosa que no perdía en repetírselo.

- "Cállate, nadie pregunto sobre eso."

Solía ser agresivo cuando lo llenaba de halagos, no estaba acostumbrado callándome o aventandome cosas, pero jamás lo negaba cosa que me hacia reír, en ocasiones solo podía acercarme más a él para tomar su mano o abrazarle, de primero me quitaba pero hoy en día parecía "resignado" a mis acercamientos. No era el único que notaba el cambio.

En cada visita Gon veía a su amigo más calmado ya que no había más intentos de suicido, comida frecuentemente pareciendo otro, incluso entre ellos solían bromear un poco, a veces me metían bromeando sobre lo viejo que podía llegar a verme, al repetir que solo tenia 25 años quedaron petrificados no creyéndome les lance una de mis identificaciones, jamás volvieron a hacerme un chiste así.

No hasta que a las visitas se sumo Killua, un mocoso irrespetuoso que solo parecía tranquilo si molestaba a alguien o tenía dulces en la boca, cuando sus bromas eran muy pesados Gon solía ponerlo en su lugar, darme cuenta que eran pareja no fue muy difícil.

De un momento a otro Gon sugirió tomarnos una foto a mi y a Kurapika, más ahora que parecíamos felices llamándonos "padres adoptivos" ante eso no pude evitar actuar con asco mientras que el rubio sonrió sonrojado ante esas palabras, ambos tomamos una posición cerca del otro esperando nerviosos el flash.

Antes de que siquiera alguien dijera algo Kurapika tomo la foto y la mantuvo en sus manos, al intentar verla se negó rotundamente, al verla el solo sonreía y eso aumentaba mas mis deseos de verla, pero el solo seguía negándose, Killua bromeo diciendo que arregláramos nuestros problemas maritales en otro lado cosa que ocasiono una fuerte risa da entre los tres, Kurapika solo nos veía con una mirada llena de dulzura, como de una madre viendo a sus niños y marido jugar.

Con las visitas terminadas y una vez mas negada la vista a la ultima foto sacada regrese a mi habitación, en el camino no dejaba de ver la primera foto que teníamos juntos aquella que de cierta manera inicio con mi confusión en mis sentimientos por él.

Mi teléfono sonó y al ver que era un mensaje de mi madre no dude en contestar, pero de mi mano fue arrebatada mi mayor tesoro, aquel doctor cretino me la había quitado, guarde mi teléfono en mi bolsillo mientras amablemente le pedía me diera mi polaroid entre risas burlonas y comentarios ofensivos se negaba incluso amenazándome con romperla.

La gente empezaba a llegar y eso era malo, si descubrían esa foto podrían correrme del hospital y eso no era una opción, no actualmente. Ya harto y desesperado de la situación empiezo a decirle lo asqueroso que era, intentaba provocar para que me golpeara, juego sucio que el empezó.

Cada palabra que salía de mi boca era una vena mas en su frente, mas aun cuando todos empezaban a escuchar como lo exhibía poco a poco hasta que en una jugada aún más sucia le recordé sobre su familia y el como su esposa le había abandonado por irse con otro hombre.

Mi cometido se había logrado, su puño se dirigió a mí, me resigne a un golpe que jamás llego y en un par de segundos Lía estaba en el piso a lado mío, sujetándose la nariz que empezaba a sangrarle, el doctor rápidamente se arrodillo para verle preocupado, no sabiendo si por su trabajo o la adolorida enfermera.

En un movimiento rápido le quito la foto de las manos y me la entrego a escondidas, me había salvado, en serio que ella era una chica increíble. Los altos mandos no tardaron en llegar y al ver la situación con el culpable cerca decidieron al fin sancionarle, pero no solo con un castigo, había quedado oficialmente expulsado del hospital.

En su desesperación y con las manos esposadas por los guardias intento acusarme de llevar una relación un paciente sin creerle al ver que solo quería zafarse le ignoraron llevándole fuera de las instalaciones, logre escuchar como muchas personas en su mayoría mujeres suspiraban de alegría, cosa que me lleno de felicidad, pero en ese momento mi prioridad era aquella enfermera impulsiva.

Una vez llegado al consultorio la atendimos como pudimos, no tardo mucho en perder el conocimiento por el dolor para terminar despertando treinta minutos después. Pregunto por la situación y al ser puesta al corriente grito de la emoción, podía verse que era las afectada con el acoso tan incesante de aquel bastardo. Todos reímos y acordando celebrar por la noche, Lía me veía con complicidad a su vez que me regañaba.

- "Ten mas cuidado con tus cosas, Dr. Leorio."

No me dijo nada verbalmente, pero pareciera que aquel regaño llego por vía telepática, una vez recibido y anotado regresamos a las tareas del día, ella se quedaría por esa tarde en observación por lo cual al quedar solos pude agradecerle todo lo que hizo por mí con su típica amabilidad contesto que era algo común que haría por sus seres queridos, mas aun por su mejor amigo.

[...]

La noche llego, con ello una pequeña reunión en los dormitorios de las enfermeras, nada fuera de lo común, una bonita charla entre todos con gaseosas y algo que comer, como frituras o fruta. Al escucharlos podía ver lo odiado que era aquel doctor y que siempre buscaban la manera de que fuera despedido, así que Lía y yo nos convertimos en los héroes del momento, título que nos llenó de vergüenza riendo en el momento.

A las 10pm todo había acabado, todos regresamos a nuestros respectivos dormitorios o guardias correspondientes, el camino al otro lado del hospital fue muy frio, era un otoño fuerte, mas fuerte era mi deseo de verle, aunque fuese por un instante, mi deseo era tan fuerte que ya me encontraba en la entrada.

- "He olvidado algo, iré a mi consultorio rápido."

Sin darle importancia camine a prisa hasta su habitación donde no le encontré, resignado de que estuviese dormido apareció repentinamente tras mío con lienzos en blanco en sus manos, con algo de sorpresa susurro mi nombre, quite los cuadros de sus manos y con mi mano le tome de la nuca acercándolo a mí.

Acaricie su cabello con mucho cuidado provocando que levantase su cabeza y me mirase, sus ojos brillaban y eso fue algo que me atrapo, con lentitud y miedo tome su mejilla acariciándola pidiendo su permiso para continuar, con sus ojos cerrados me indico que sí, deje caer los lienzos para tomar su otra mejilla y sin mas espera probé aquellos labios que tanto anhelaba y soñaba.

Un beso pequeño y tímido se dio, sus labios estaban fuertemente cerrados impidiendo que le besase correctamente, así que se separe de él pidiéndole que se relajara un poco prometiendo que jamás le lastimaría, volvió a cerrar sus ojos dejando sus manos en su pecho indeciso de donde dejarlas.

Y con una tierna vista, sus ojos cerrados levemente sonrojado con aquella posición tan tímida volví a perderme en aquellos dulces e inexpertos labios.

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♡Con tan pocos años♡ †LeoPika†Donde viven las historias. Descúbrelo ahora