Pt. 10

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El día 30 llego y con ello mi despedida y la fiesta de fin de año para los pacientes, se les daba el chance de ir con ropa normal que tuvieran dentro del hospital, se podía respirar un ambiente tranquilo y hogareño cosa que me era rara ya que querían demostrar que todo estaba bien, pero realmente era un infierno, había cosas que sabia y otras que dudaba, pero que no me atrevía a decir por miedo a mi carrera y que castigasen a mi ángel, la paliza del día anterior había sido suficiente, tragarme todas las verdades que había aprendido me asqueaban.

La celebración se llevo con tranquilidad, gritos de alegría por todos lados junto a personas dándose abrazos deseándose lo mejor, algunos médicos tomando "café" de sus termos seguidos de algunas enfermeras que solo esperaban el día de hoy para poder no estar tan estresados algo que el ambiente reflejaba muy bien.

Pero mis pensamientos fueron interrumpidos por Lía trayendo a Kurapika a la sala común, lo curioso es que ella portaba un bonito vestido corto tejido de color gris con unas medias debajo y unos tacones de bajo, Kurapika en cambio portaba un traje negro parecido al mío, al preguntar por el ella me había dicho que era un traje que tenían de reserva dentro del hospital y como hoy era un día especial decidido prestárselo al rubio. 

Traje que le quedaba muy bien.

Kurapika afirmo todo ello mientras estaban tomados por el brazo y eso era algo que me emocionaba, no solo era mas cercano a mi o Gon, al parecer aquella enfermera también se había ganado su corazón, podía confiar en dejarlo en las manos correctas.

Entre los tres nos divertimos mientras bailábamos y bebíamos, Kurapika Y Lía tomaban fotos del ambiente.

Realmente mi rubio empezaba a progresar cosa que el propio psicólogo nos había informado, tanto a mi como Lía, Gon y Killua, empezaba desear que la alegría del momento no acabase pronto, pero se vio interrumpido por un mensaje de mi madre.

De: Mamá♥

Asunto: Me adelante.

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"Hijo, hay pronóstico de lluvias fuertes, así que pasare más temprano por ti, ten todo listo a la mano para no tardarnos mucho. Procura despedirte bien de todos."

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Enviado a las 17:30.

Llame a ambos para poder mostrarles el mensaje y despedirme formalmente, con una triste sonrisa se ofrecieron a ayudarme con mis cosas. Una vez ya bajo con ellas empecé a despedirme de todos agradeciendo el tiempo por cuidarme y enseñarme, que me llevaría algunas buenas experiencias, todos me despidieron para seguir en la fiesta.

Mi bella amiga y mi ángel se ofrecieron a esperar fuera junto a mí, pero por la lluvia que empezaba a caer con fuerza me negué evitando que alguno se enfermera, la abracé primero pidiendo que se cuidase bien y siguiera siendo la noble chica que conocí.

Mi despedida de Kurapika fue corta pareciendo que se negaba a decirme algo, así que solo nos abrazamos y despedimos con un suave beso en la mejilla, algo me hacia negarme a soltarlo esperando algo más, pero ninguno dijo algo, con mucho dolor nos soltamos sin ver detrás cerré las puertas que a partir de hoy nos separarían.

Mi madre había llegado y rápidamente saco un paraguas para ayudarme a subir todo a prisa, en la ultima maleta unos gritos se escucharon dentro así que preocupado corrí a la puerta pero antes de llegar Kurapika se había lanzado a mis brazos llorando mientras balbuceaba, Lía estaba en la puerta impidiendo que los guardias metiesen a Kurapika, así que apurado y ante las miradas de todos me tomo del rostro y me beso transmitiéndome todo su amor de golpe. Pero antes de preguntar algo el solo grito.

- "Te amo Leorio, te amo tanto y no me importa si es lo correcto o no, no puedo dejar de amarte."

- "Kurapika... yo..."-, era la primera vez que me decía por mi nombre, que me decía que me amaba.

- "Mas te vale volver por mí, o si no te odiare por el resto de tu vida."

- "... Claro que lo haré, también te amo Kurapika."-, claro que yo no me iba a quedar atrás.

Estando con sus brazos sobre mis hombros le tomé de la cintura y di vueltas junto a el como dos novios primerizos, una vez ya quietos son sonreímos cálidamente dejando en claro que no seria un adiós, si no un hasta luego.

*Click*

Kurapika tímidamente saco un sobre con una foto y una carta de su bolsillo que tímidamente me mostró,  extendí las manos para tomarlos, pero eran alejados repentinamente de mí, pensé que Kurapika jugaba conmigo haciéndome una broma, pero al levantar la cara no pude evitar entrar en shock.

Sus ojos estaban sumamente abiertos, un hilo de sangre escurría de sus pálidos labios, el sobre se había manchado de sangre y en su abdomen se resaltaba un cuchillo que era sacado para posteriormente ser clavado nuevamente provocando que escupiera sangre en mis manos.

Su cuerpo callo silenciosamente en mis brazos.

En un instante todo se detuvo, los guardias corrieron tras el culpable, las enfermeras gritaban por ayuda mientras que Lía intentaba hacerme entrar en razón, solo lo logré hasta que Kurapika me fue quitado de encima, casi gritando pedí que no se lo llevaran de mí, todos corrimos hacia dentro, mi madre incluida.

Pedía a gritos que preparasen el pequeño quirófano que teníamos y si fuese necesario yo llevaría acabo la cirugía, intentaban hacerme entrar en razón deteniéndome e impidiendo que corriera a prepararme, era como si nadie comprendiera la gravedad del asunto, me hacían enojar hasta el punto de gritarles que eran unos inútiles, hasta que la jefa de enfermería me hizo entrar en razón dándome un fuerte puñetazo en la cara.

- "¡El ya no tiene remedio!, falleció Leorio, ¡Entiéndelo de una jodida vez!"

Su cuerpo inerte ya hacia sobre el piso, su cabeza estaba sobre los muslos de una enfermera, durante mi berrinche habían intentado detener su sangrado por todas las gasas que se encontraban a su alrededor pero su pulso ya no daba más. Oficialmente mi ángel estaba muerto, a tan solo unos segundos de habernos prometido una vida juntos, de por fin decirnos lo mucho que nos amábamos.

Cuando me vieron más tranquilo me dejaron ir tome el sobre de las manos de Lía y sin pedir permiso ni dar explicaciones tome su cuerpo, ante la mirada atónita de todos subí las escaleras hacia su habitación donde le deje sobre su cama.

Su mano estaba fría, pero aun anhelaba sentir algo de calor, era doloroso pensar que jamás lo volvería a sentir, aun con lagrimas en mis ojos tome paños que humedecí en el grifo del baño, empecé a limpiar la sangre de sus manos y rostro, ver aquellos ojos cerrados me daba esperanza a que estuviera dormido, pero al ver la herida en su abdomen regresaba a la realidad.

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♡Con tan pocos años♡ †LeoPika†Donde viven las historias. Descúbrelo ahora