Capítulo 21

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Después de la charla (por así decirlo), ,no lo volví a ver en todo lo que falto de hora de salida, por suerte ya que no quería cruzármelo, la palma me dolía un poco pero no iba a aflojar, estaba enojada con él y encima sumarle a eso un amenaza ¿de verdad? aun no sabía que iba a hacer si ir o no, mi cabeza estaba confundida.

Apenas toco el timbre de salida, me tome un taxi y llegue a casa.

Cuando entre subí a trotes a mi cuarto y me cambié de ropa, algo abrigado ya que estaba cambiando de clima, una remera de tirantes con un suéter azul marino arriba y unos vaqueros negros con mis converse azules.
Me ate el cabello con una cola alta dejando unos pelos sueltos caer sobre mi cara.
Baje a la cocina, mi panza rugía y como no si lo único que consumí esta mañana fue café, pero ahora tenía hambre en exceso, mucha.

Entre a la cocina y me dirigí directo al refrigerador, lo abrí y comencé a sacar un montón de cosas, mayonesa, mostaza, jugo, toda clase de fiambres, después cerré el refrigerador y abrí el estante, de allí saqué el pan lactal, un plato y un vaso, puse todo en la mesaba y me senté en un banco frente a toda la comida.

Saqué dos rebanadas de panes y lo puse en el plato.
Me sentía algo mareada y mi panza aun rugía.
-Cállate - gruñí a mi panza y esta como asiéndome burla lo hizo más fuerte.
Comencé a preparar un emparedado, tenia de todo y le ponía de todo.
Después cuando al fin termine, lo aplaste un poco con mi mano y lo comí.
Mientras comía miraba cada dos segundos al reloj que estaba en la puerta de entrada de la cocina, este marcaba las 02:45 pm, en aproximadamente 15 minutos debía verme con Alfonso, cara a cara peor ¿qué hacer? no quería ir, pero a la vez sí, no quería verlo a los ojos no podía, mejor dicho... Dios, esto me estaba matando.
-Señorita ¿está bien?-pregunto Mika al lado mío asustándome.
y del susto solté el emparedado y este callo en el suelo.
-Diablos-murmure levantándome de la silla.
-Lo siento tanto señorita-dijo ella apenada.
-Tranquila Mika no fue nada, ahora lo limpio-dije mientras me agachaba a recogerlo.
-No, déjelo hay yo ya lo limpio-dijo ella.
- ¿Segura?-pregunte poniéndome de pie.
-Sí, es mi trabajo-dijo y sonrió a medias.
-Está bien-
Salí de la cocina, aún tenía hambre, sentía un fuerte olor a limón, como a limpiador pero no le di importancia y subí a mi cuarto otra vez.


(...)


Eran las 03:15 pm y yo como estúpida estaba parada en frente a la puerta del departamento de Alfonso, aún no había tocado la puerta no quería hacerlo, no quería enfrentarme a él, no.
La puerta del departamento de Alfonso se abrió y cuando él me vio se quedó quieto, tenía una chaqueta de cuero y las llaves de su auto en la mano izquierda ¿iba a ir a mi casa?.
-Viniste-dijo en un susurro.
-Solamente para que no vayas a mi casa y para no tener que darle una explicación a mi madre de por qué mi profesor de Literatura estaba en mi casa queriendo hablar conmigo-dije fría y el sonrió a medias.
-Pasa-pidió alejándose un poco de la puerta, trague saliva y pase.
No me saque la campera, ni el morral, no me iba a quedar mucho tiempo, bueno eso lo que pensaba yo.
Caminé directo al sillón y me senté hay con mi morral en mi regazo.
Mira por la ventana, el cielo estaba algo nublado el sol era tapado por las nubes, esas feas y grises que casi todos odian.
Alfonso se sentó en el sillón del frente y poso sus codos en sus rodillas.
Se me quedo mirando como contemplándome.
Como ninguno de los dos hablaba pensé que teníamos que terminar con todo esto, de una vez.
-¿Y tu novia?-pregunte fría mirándolo a los ojos.
-Esta frente mío - respondió.
Mire por sobre mi hombro, sabía perfectamente que hablaba de mi pero si creía que con eso me iba a recuperar estaba muy equivocado.
-No la veo-dije fría.
El agacho la cabeza y sonrió un poco.
-Enserio, donde esta Ana?-pregunte esa mujer.
-Sí, Ana-dijo respondiéndome a la primera pregunta-La eche-dijo firme.
-Wou, que lindo tratas a tus novias, primeros las usas, les dicen un par de mentiras y después chau!, las tiro... peor que un papel usado-dije con ironía.
-Ella no es mi novia!-dijo algo alterado.
-Está bien, sabes no me tienes que dar explicaciones, nunca las pedí-dije y trate de levantarme pero el llego primero y se arrodillo frente mío haciendo que permaneciera sentada.
-Suéltame - gruñí mirándolo a los ojos, tenía los ojos cristalinos, como si estuviera a punto de llorar, igual que los míos.
-No te soltare hasta que me escuches-dijo, lo mire y entrecerré los ojos furiosa.
Trate de sacar mis muñecas de sus manos pero me lo impidió apretándolas mas.
-Está bien-me rendí sabiendo que él no iba a ceder-Habla-
-Esa noche, cuando ella regreso, me sorprendió mucho porque pensé nunca más volver a verla, me pidió quedarse conmigo y que quería retomar la relación, pero le dije que solo se quede esta noche porque no quiero que le pase nada, sabes que a esas horas de la noche pueden pasar muchas cosas malas y peor para las mujeres y yo como un caballero no puedo permitir que una mujer, niño o niña este expuestos en peligro, quedamos que ella se quede y que al día siguiente se pueda ir con más tranquilidad, pero que jamás retomar la relación porque ya no existe un "nosotros" y ella lo acepto, creí que ella se había ido pero me equivoque, te juro amor que no imagine que te encontrarías con ella

-No jures en vano-dije parándolo.
-¿Por qué no me crees?-pregunto poniéndose de pies, yo imite su acto
-Porque ya comprendí todo, ya entendí porque todas los fines de semanas desaparecías y volvías los lunes... te ibas a ver con ella ¿verdad? ¿es verdad Alfonso?-pregunte .
El soltó un fuerte grito y se cubrió la cara como desesperado.
-No, nada de lo imaginas es verdad-dijo alterado.
-Entonces dime porque-pedí las lágrimas ya salieron de mi ojos y comenzaron a mojar mis mejillas.
Alfonso no contesto, en vez de eso se tapó la cara con las manos y comenzó a sollozar.
Rápidamente me olvide de todo dolor, odio o rencor y me acerque a él, se veía tan frágil y pequeño. Además se veía que esas lagrimas que brotaban de sus ojos no eran de mentira y que algo malo le estaba pasando.
-Alfonso ¿qué sucede?-pregunte
El saco sus manos de su cara y me miro a los ojos, los suyos estaban rojos y una lagrima se escapaba de ellos y caía por su mejilla.
En eso Alfonso me abraza fuertemente mientras hunde su rostro en mi cabello, yo también lo abrazo fuerte y cierro los ojos.
-¿Alfonso que sucede?-susurre mientras me separaba de él y agarro su rostro en mis manos para que me mirara a los ojos.
Tomo aire y después hablo.
-La razón por la que me voy todos los fines de semana es que ...mi madre. Ella...ella tiene leucemia-dijo y después volvió a abrazarme.
Yo me quede en shock, y lo único que pude hacer fue abrazarlo más a mí.

(...)


Alfonso me explico todo lo que sucedía a su madre, me dijo que le diagnosticaron el año pasado y que el cáncer se ha reproducido muy rápido y no podían hacer nada, que le quedaba poco tiempo de vida. Por eso el iba todos los fines de semana a verla y estar con ella igual que sus hermanas y la razón que no lo dijo fue que no quería que sintiera lastima por él.
-Lo siento tanto-fue lo único que salió de mi boca.
Mi celular comenzó a sonar en mi bolso y tuve que contestar.
Me acerque al sillón donde estaba sentado y lo agarre.
-Hola-dije cuando conteste.
-Hola hija-dijo mi madre en la otra línea.
-Mama, ¿qué sucede? ¿está bien?-pregunte mientras rascaba mi nuca.
-Si hija estoy bien pero hoy saldré temprano del trabajo y me gustaría saber si quieres comer afuera, ¿quieres?-pregunto a los lejos se oía murmullos.
-Ahh..está bien...iré a tu trabajo y de allí vamos ¿está bien?-
-Perfecto,te esperare, adiós-dijo y después colgó.
Colgué y guarde el celular nuevamente en mi cartera.
Me gire para mirar a Alfonso sentado en el sillón.
-Debo irme-susurre.
Agarre mi bolso y camine a la puerta.
-Espera-dijo él y me agarro del brazo acercándome a él.-¿Qué pasa con nosotros?-pregunto carca mío como provocándome.
Tenía sus labios tan cerca a los míos que no pude evitar morderme el labio.
-Hablaremos mañana-dije y me separe de él.
Salí del departamento reprimiendo las ganas de volver y besarlo.



Narra Ana.

Ya era de noche en México DF y yo estaba en una cafetería del centro esperando a mi nuevo saliente, un fotógrafo.
Todas las cosas que Alfonso me dijo seguían en mi cabeza, maldito él y la chirusa esa pero esto no se iba a quedar así.
Mi novio Alex, entro en la cafetería y apenas me vio se acercó a mi mesa.
-Hola amor-dijo y me dio un beso en los labios.
Se sentó frente mío y agarro mi manos, como siempre llevaba su cámara colgando de su cuello, la cuidaba más que su vida.
Una camarera se acercó a nosotros y saco una libreta de uno de sus bolsillos.
-¿Que van a ordenar?-pregunto ella amable.
-Una café solamente-respondió Alex-¿y tú?-me pregunto.
-También un café-dije con media sonrisa.
La camarera asintió y después se fue.
-¿Y bien, de que querías hablar?-pregunto con entusiasmo.
-Amor ¿qué tan buen espías eres?-pregunte levantando una ceja.

Mi Alumna Favorita (AyA Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora