Los años sesenta; época de rebeldía expresada a través de la música y los distintos movimientos sociales. Tales acontecimientos eran ajenos en el hogar de Marinette; gracias a las estrictas reglas impuestas por sus conservadores padres.
El destino...
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*Capítulo inédito*
Marinette decidió levantarse muy temprano ese día, para cortar la tela guiándose por el patrón de una de las revistas que Adrien le había obsequiado el día anterior. Se esmeró en avanzar al menos la parte del peto, pues cocer a mano era complicado, más porque debía hacer una puntada fina, similar a una máquina de coser. Cada tanto miraba el reloj, para no pasarse de la hora y no salir tarde hacia la feria para la recolección de fondos, para el concierto.
Estaba ansiosa por encontrarse de nuevo con Adrien, sentir ese calor que sus brazos le transmitía, probar sus labios una vez más.
-Adrien- susurró, al mismo tiempo que empezó a unir los pedazos de tela con ayuda del hilo y la aguja. Quería hacer su propia versión del vestido. Quería que el rubio la viera portando orgullosamente una creación suya.
De forma delicada continuó dando las puntadas, creando con ello un hermoso fruncido que serviría como inicio de la falda, aunque aún le faltaba ver qué tan larga la quería.
De una cosa estaba segura. No estaba dispuesta a que alguien quisiera imponerse de nuevo a su forma de vestir. O lucir. Esa era una promesa que se estaba haciendo así misma. A partir del día que portará ese vestido, se enfocaría en trabajar por su sueño y consideraba que el primer paso era ser fiel a sus gustos. No hacia nada malo a nadie. Su padre y su madre serían su reto más grande, para hacer que la apoyaran sin juzgarla.
Una pinchón de aguja hizo que Marinette notara la hora en su pequeño reloj despertador. De manera apresurada guardo todos los implementos de costura. Tenía que bajar a la cocina a terminar de preparar los alimentos y postres para la venta.
༺ ♬ ༻
Chloe miraba orgullosa cómo los trabajadores terminaron contra reloj, la pequeña rampa con los implementos necesarios para el negocio que opacaría la venta de la mojigata.
-No puedo creer que tú padre te permitiera poner todo esto en el estacionamiento del instituto.
-Todo aquel que quiera usar nuestro estacionamiento, tendrá que lavar su auto- exclamó con seguridad -¡Vayan a vestirse con los uniformes que les di!
-¿Tú no piensas cambiarte de ropa?- cuestionó la pelirroja de ojos verdes con algo de inseguridad.
-Yo no necesito usar esos trapos- miró el uniforme y a la pelirroja de manera despectiva. Cómo si le hubiera dicho el peor de los insultos
-¿Entonces? Piensas mojar tu ropa- volvió a cuestionar.
-Mira...- la rubia la vio de arriba hacia abajo y continuó -Como te llames, no necesito que nadie se preocupe por mi, la estrella de todo esto soy yo... gracias a mí Adriboo y su banda van a tener la mejor presentación de su vida... ¿Cómo me va a agradecer si estoy usando ese sucio uniforme?
