-Marcus espera.-Grité corriendo detrás de él, intentando no darme una ostia con los tacones.
Al final lo alcancé y comencé a caminar a su lado. Él me miró de reojo enfadado y caminó más rápido dejándome atrás.
-No hice nada con él.-Le expliqué.-Y no tengo pensado hacer nada con él, ¿vale?
Pero él no dijo nada.
-¡Joder! Marcus, quieres dejar de ignorarme.-Le supliqué colocándome delante de él.
Me sentía minúscula en comparación con su altura, además de que me estaba mirando fijamente a los ojos, y me imponía.
-¿Por que te enfadas?
-¡Por que te estaba tocando y tu te dejabas! Eres una ingenua, él solo te quería follar.-Gritó molesto.-Y no puedo permitir que te hagan daño.
-¿Por que?-Pregunté confusa. Sus ojos brillaban más de lo normal.
-Por que...-Se callo.
''Me gustas'' recé para que lo dijera, venga... dilo, por favor. Pero se quedó en silencio, poniéndome incomoda, y siguió caminando.
Entró en la casa, cerrando la puerta detrás de él. Una solitaria lágrima cayó de mi ojo derecho, y después siguieron más hasta que un sollozo salió de mi boca. Joder, que mierda de todo. Que mierda de hombres. ¿Por que no lo decía? Entré en casa dando un portazo y corrí a mi habitación para tirarme a mi cama, intentando ahogar los sollozos en mi almohada. ¿Tanto me gustaba para ponerme así? solo quería que me abrazara y me besara... ¿me había enamorado de él?
Me quedé dormida entre lagrimas y cuando desperté, exactamente a las cuatro de la mañana, el primer pensamiento que vino a mi cabeza fue: Tengo que arreglar las cosas con él.
Me levanté descalza, con mi camisola de color rosa y el pelo revuelto, ni siquiera me miré en el espejo, pero sabía que tenía el maquillaje corrido. Me importaba una mierda ahora mismo mi imagen, salí al corredor sin hacer ruido, y entré en su habitación.
Estaba todo a oscuras y no veía nada, así que tropecé con un mueble y solté un gemido.
-¿Hannah?-Preguntó Marcus extrañado, encendiendo la luz del cuarto.
Se había levantado de la cama y solo llevaba unos boxers oscuros, mostrando todos sus músculos y el tatuaje que tenía en el pecho. Su pelo estaba revuelto y lucía confundido.
-¿Que haces en mi habitación?
-Esto... em, vine al baño, si.-Dije mintiendo notablemente, mierda, si es que lo de mentir no era lo mio. Pero es que, ¡me daba vergüenza decirle la verdad!
-¿Al baño eh?.-Dijo con una sonrisa extendiéndose se en toda su cara.-¿No tienes tú un baño en tu habitación?
-Sí, pero el mio esta roto.-Dije mirando al suelo, sentí mi cara enrojecer.
-Ya... roto.-Dijo caminando lentamente hacía mi. No podía mirarlo a la cara.
Me levantó la barbilla con su dedo y me miró directo a los ojos, pero su sonrisa se borró de su cara.
-¿Has estado llorando?-Dijo con preocupación.
-No.
-No mientas. Tienes los ojos rojos y el maquillaje corrido.-Dijo mientras
pasaba sus dedos por mis mejillas, quitado el rimel.
-En realidad...
-¿mm?-Su mirada bajó a mi boca.
-Que, Logan es gay. Y yo lo usé para darte celos.-Solté todo de golpe, cada
minuto que pasaba mi corazón iba más rápido.
-¿Qué?-Dijo sorprendido.-No me jodas.
-Sí, y mira como te pusiste.-Solté una risa nerviosa.
De repente sentí sus labios en los míos. Me quedé totalmente paralizada pensando en como controlar mi nerviosismo interno, en como debía actuar de ahora en adelante.
Solté un grito dentro de su boca cuando su lengua se enroscó con la mía, como si ya se conocieran de antes. Dentro de mi nacieron nuevas
sensaciones que no había sentido jamás, y mi cuerpo se aflojó, al igual que una gelatina. Me arrastró a la cama, para posicionarse encima de mi, unos centímetros nos separaban el uno del otro, sus clavículas y músculos de los brazos se marcaban aún más que antes. Ahora si que no había escapatoria. Su aliento azotaba mi rostro haciéndome estremecer, su boca entre abierta estaba cerca de mi labio inferior. Lo mordió, el muy sensual simio lo hizo, y yo no pude más que soltar un ligero gemido.
Sus dientes me mordieron el lóbulo de una oreja, bajando dándome pequeños besos por mi mejilla y llegando hasta mi cuello, su boca presionó mi piel dándome un beso en donde mi pulso iba a mil por hora. Nuestra respiración era entrecortada, pero para mi mala suerte él no siguió con las maravillas que estaba haciendo y de nuevo me miró a la cara.
-¿Me querías dar celos por que te gusto?-Preguntó con una sonrisa.
-Escondí mi cabeza en su cuello, y asentí ligeramente, con un gran sonrojo en la cara.
-También me gustas, enana.-Dijo sonriendo feliz, volviéndome a besar.
Minutos después caímos dormidos, sin pensar en el mañana.
·Narrador omnisciente·
A las siete de la mañana, la tía de Hannah, se despertó para irse a trabajar. Se arregló y vistió, hoy tenía una importante reunión con unos accionistas, pero antes de bajar a la cocina, pasó por el cuarto de Hannah, y miró asustada que la cama estaba vacía.
-¿Donde demonios esta?-Preguntó al aire preocupada.
Entró a la habitación de Marcus, y miró sorprendida la escena que tenía ante
ella. Hannah abrazaba a Marcus con su cabeza en su pecho y él tenía el brazo pasado por su cintura.
Corrió a su habitación de nuevo con una sonrisa y cogió la cámara que tenía en un viejo cajón, les hizo una foto y se subió al coche para ponerse en marcha.
-Estos niños... no pueden ser más predecibles.-Dijo con una sonrisa
misteriosa. Lo que ellos no sabían, era que la tía Laura, tenía pensado juntarles desde el principio.
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El chico que vive en mi casa.
RomanceHannah es una chica de quince años divertida, competitiva y un poco inocente, que vive con su tía. Un día, se encuentra una sorpresa en su casa, un tal Marcus, que viene a pasar el verano con ellas por problemas familiares. Él tiene dieciocho años...