CAPÍTULO DOCE

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NuNew estaba presionado contra la pared de la sala de estar, su corazón latía con tanta fuerza que sentía como si fuese a parar. El estaba seguro, sabía que lo estaba, porque fue Zee quién se apretó contra él. Su olor era como un bálsamo, suave y cálido. Las manos de Zee presionaron la cara de NuNew.

Rug mi ort, rug mi ort. —Susurró una y otra vez. Gaélico era, aunque NuNew no tenía idea de lo que significaba. Zee presionó su mejilla contra NuNew. Tenía los ojos cerrados. —Sàbhailtcachd, m'cridhe.

Todo lo que NuNew podía hacer era respirar, e incluso eso no fue fácil. —¿Lo qué... qué demonios fue eso?

Prem y Boun estaban de vuelta ahora, apretando un botón de control en las puertas, y algún tipo de paredes de metal, fueron subiendo lentamente hasta el techo, donde la pared de cristal solía estar.

—Fueron los rusos. —dijo Boun.

Zee se retiró, todavía cubriendo la cara de NuNew.

—¿Estás herido?

NuNew sacudió la cabeza.
—No. Aunque, me he asustado. —Él levantó la mano y estaba temblando.

Zee fue rápido para tomar su mano y dio a sus dedos un suave apretón.

Él cerró los ojos y respiró hondo.
—Eso estuvo demasiado cerca.

—Sí, lo fue. —dijo Prem. El todavía tenía su comportamiento tranquilo, aunque había un fuego en sus ojos. —NuNew, por favor, dime que estás bien.

—Yo estoy bien. —dijo. —Gracias. Por salvarme.

Boun se paró junto a Zee, pero habló con NuNew.
—¿Entiendes ahora? —Boun dijo. —¿Puedes ver el peligro?

NuNew asintió.
—Ellos saben dónde estamos. —dijo Prem.
—Zee, deberías llevártelo. Sólo por una hora o más. Será más seguro si él no está aquí ahora.

Zee asintió y miró a NuNew.
—No es mi intención remover tu libre albedrío, pero hay que entender...

—Yo voy. —dijo NuNew. Y lo haría. Iría a cualquier parte con Zee. —Voy a ir contigo.

—Toma un abrigo. —dijo Zee.

Aún en estado de shock, NuNew agarró la primera chaqueta que pudo encontrar en el armario de Zee, y con manos temblorosas, él se la puso. Cuando regresó al salón, Zee estaba hablando tranquilamente con Boun, y Prem tenía un teléfono en su oído. Zee fue rápidamente al lado de NuNew.

—¿Estás listo?

No, yo realmente no lo estoy. Pero asintió de todos modos, deslizando sus brazos alrededor de Zee y lo mantuvo tan firme como pudo cuando saltaron.

 Pero asintió de todos modos, deslizando sus brazos alrededor de Zee y lo mantuvo tan firme como pudo cuando saltaron

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Cualquiera que sea el lugar en el que "cayó" en su interior estaba oscuro, ventoso, brumoso, y frío. NuNew se sacudió de las secuelas del salto, y aunque no quería soltar a Zee, lo hizo.

La llave de Zee (ZeeNuNew) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora