CAPÍTULO TRECE

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Zee entendía por qué Boun y Prem habían organizado la reunión en su lugar. Era seguro e impenetrable, a menos que otro saltador apareciera, Zee sabía que era el lugar más seguro para NuNew. Él sólo quería privacidad.

Y de repente, después de más de 1200 años de tiempo deseando moverse más rápido, de desear que su único predestinado se diera prisa y llegase, ahora el sólo quería que el momento parase.

Quería sólo pasar preciosos minutos con NuNew, pero estos eran perturbados por las batallas pendientes. El quería contar más historias de los años que esperó, quería explorar su cuerpo, quería transformarlo aunque pareciera tan egoísta, así él lo tendría para siempre.

Sin embargo, al verlo, se maravilló de su humanidad, cómo su sangre se calentaba, cómo los latidos del corazón batían y se tranquilizaban, cómo distraídamente se rascaba, mordiéndose los labios cuando pensaba, o maniobrando una mano a través del cabello. Era una cosa verdaderamente hermosa.

NuNew estaba leyendo en algunos sitios sobre Osiris, mientras comía, mientras Zee respondía a las preguntas de otros, examinando estrategias, tácticas y opciones. Sin embargo, él nunca quitó los ojos de NuNew, y tenía un deseo insaciable de estar cerca de él, de tocarlo.

Su breve beso en el área en Dun Ad fue el primer beso de Zee en un tiempo muy largo, y fue perfecto. Y, desde luego selló lo que ya sabía: que no sólo estaba atado a NuNew. Estaba enamorándose de él.

—¿Qué descubriste? —Zee preguntó a NuNew. Se sentó a su lado en la mesa, sus caderas estaban juntas y sus muslos tocándose.

—Estos seis documentos diferentes "especialistas", de todos los hechos, si eso es lo que desearías llamarlos, varían. Lo que me lleva a creer que todos están mal.

Zee sonrió.
—Hay libros en mi oficina.

—Podría seguir con ellos. —dijo NuNew.
—¿Tienes el teléfono? ¿Y el dinero?
—NuNew se encogió un poco. —No me gusta pedir dinero de esa manera.

Zee se rió y empujó la rodilla de NuNew.
—Por favor, no pienses nada de eso. Tengo más que suficiente y... —Sonrió mientras hablaba. —... lo que es mío, es tuyo.

NuNew le devolvió la sonrisa y sólo entonces pareció darse cuenta de lo cerca que sus rostros estaban. Sus pupilas se dilataron, su respiración se enganchó ligeramente, y el ritmó de su corazón disparó. Se inclinó más cerca, y su lengua se deslizó a lo largo del labio inferior. Zee sabía que NuNew iba a besarlo de nuevo, y no quería nada más en el planeta.

Prem se aclaró la garganta, haciendo que los dos saltasen hacia atrás.
—Uh, Zee, querido. —Dijo en voz baja.
—Hablamos de tratar de contener la tensión sexual, ¿sí? —Prem sacudió la cabeza y gimió. —Ustedes están matándonos aquí.

NuNew se puso pálido.
—¿Ellos pueden sentirnos?

—Tú envías ciertas feromonas. —Zee respondió en voz baja. —Al parecer.

Zee pensó que NuNew podía retirarse de vergüenza, pero en su lugar, se rió. Miró alrededor de la habitación en todos los vampiros que lo observaban.
—Son bienvenidos.

Boun y Eleanor se rieron, Prem sonrió y sacudió la cabeza. Bes y su familia también sonrieron, pero Saint no estaba muy impresionado.

Zee sabía que Saint no estaba estrictamente satisfecho de que finalmente encontró a NuNew.

Saint había sostenido durante mucho tiempo la esperanza de que, como dos vampiros con inclinaciones similares, ellos irían a encontrar la comodidad y placer en compañía de uno al otro.

La llave de Zee (ZeeNuNew) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora