VEINTICUATRO

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Mariela

Está tan feliz corriendo para todos lados y subiendo en cada atracción que ve, James ha ido con él a la piscina un rato mientras yo descanso en una de las tumbonas. Los veo caminar hacia a mí, Adrián sale corriendo gritando.

—¡Mamá hambre!

James se ríe mientras niega con la cabeza. Tomo a mi hijo en brazos.

—Lleva quejándose un rato de que tiene hambre— me dice James.

—¿Quieres ir a comer?— le pregunto a nuestro hijo.

—Sí, hamburguesa— contesta.

James me ofrece su mano para levantarme, mi estómago comienza a gruñir también, él se ríe.

—Adrián no es el único hambriento— susurra en mi oído.

—No, bebé dos y mamá también tienen hambre— me rio.

—Pat me ha avisado de que ya tenemos cita con la ginecóloga.

—Pat parece una chica muy dulce, tengo que agradecerle que se haya tomado la molestia de ir a hablar con la ginecóloga.

—Le he subido el sueldo.

—¿En serio?

—Sí, en serio, es buena doctora, en realidad, se lo merecía, no sé por qué no lo hicieron antes.

Nos sentamos en una de las mesas de picnic del restaurante de hamburguesas, Adrián está tan emocionado que no deja de reír y chillar, le doy un beso en la cabeza.

—¿Quieres patatas fritas campeón?— le pregunta James.

—Muchas, por favor— contesta él.

James se ríe suavemente.

—¿Vas a querer ir a la atracción de coches?— le pregunto.

Adrián asiente.

—Creo que esta noche no va a haber quien pueda despertarlo— dice James.

Un camarero nos trae toda la comida que hemos pedido.

—James, te has pasado— le digo— Es demasiada comida.

—Somos cuatro, bebé. Y mi campeón parece que tiene mucho hambre.

—Te quiero, papá— contesta Adrián.

James me mira fijamente, una sonrisa se dibuja en mi cara, ninguno de los dos le decimos nada a Adrián, queremos que se tome esto con total naturalidad, aunque sé que James debe estar celebrándolo por dentro.

—Come, hijo, te compraré un helado después— le dice él.

Después de comer volvemos a las tumbonas cerca de la piscina, mi hijo se sube a mis piernas, lo acuno con mis brazos donde él se acurruca con una mano en mi vientre, desde esta mañana no deja de preguntar cosas sobre su hermano.

—Se va a quedar dormido— murmura James.

—No ha dejado de correr y jugar en toda la mañana.

Miro a James, él está mirando a nuestro hijo quedarse dormido.

—¿Estás feliz?— le pregunto.

—Soy el hombre más feliz del mundo, bebé, os amo a los tres.

—Te ha llamado papá y te ha dicho que te quiere.

James acaricia la pierna de nuestro hijo con sus dedos.

—Quiero que olvide todo lo que pasó cuando era más pequeño— me dice.

FRÁGIL #1.3 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora