Capítulo 1

107 11 0
                                    

La sensación de su mano en la mía ha sido el regalo más grande que la vida me ha dado. El ver el contorno de su rostro iluminado por la luz del sol producía un ritmo tan abrumador en mi corazón que aún ahora resulta doloroso de sentir. Su mirada soñadora mirando al horizonte me producía la sonrisa más amplia y sincera que jamás he tenido. Su risa al contar los pormenores de su día producía mariposas en mi estómago.

Lo que estaba experimentando era amor, lo sé, siempre lo he sabido, desde la primera vez que nuestras miradas se cruzaron. Hubo algo en su rostro, tan inocente y genuino, que me cautivó por completo. Desde entonces no pude alejarme de ella. Era mi razón de existir, de ser y querer ser. Todo mi mundo giraba en torno a ella y lo mejor de todo es que mi amor era correspondido.

Puedo evocar en mi mente las imágenes de aquel día como si me encontrara de nuevo ahí, experimentándolo todo por primera vez. Ella mostraba su amable sonrisa de siempre. Yo moría de nervios. Mi helado de fresa se estaba derritiendo mientras pensaba en las palabras correctas para confesar mis sentimientos. Ella charlaba animadamente mientras devoraba su bola de chocolate. Algunas gotas de helado fueron a dar la comisura de sus labios y yo no pude hacer otra cosa más que mirar fijamente ese punto con el deseo más profundo que he experimentado.

-Jimin ¿te encuentras bien? - Me preguntó con una ligera preocupación instalada en su rostro.

Levanté mi vista y la frase escapó de mi boca sin que pudiera filtrarla, detenerla o repensarla "Se mi novia" me escuché decir, con un tono tan suplicante que incluso me costó reconocer como propio. Fijé mi mirada en la suya, temiendo lo peor, con el corazón latiendo a mil por hora. Esas no eran las palabras que había pensado utilizar, pero tampoco me arrepentía de haberlas dicho. Ahora solo quedaba esperar una respuesta, su respuesta.

Al principio todo lo que pude distinguir en su rostro fue sorpresa, pero casi de inmediato esta fue reemplazada por una amplia sonrisa y un brillo especial en sus ojos que no había tenido la oportunidad de contemplar antes. Ella asintió, eso era todo lo que necesitaba. Estaba hecho y yo experimentaba felicidad plena. Sin esperar más la tomé en mis brazos y la besé, con una pasión que me era desconocida. Ella me correspondió con timidez al principio, con amor y deseo después. Una voz interna y lejana en mi mente me decía que nos observaban y que no era correcto que nos comportáramos de esa manera. ¡Ja! Como si eso me importara. Era ella y solo ella lo único que importaba. Ese momento. Nosotras.

Los siguientes ocho meses fueron el paraíso para mí. No había un solo día en que nos perdiéramos la oportunidad de merendar juntas. Ella me visitaba en el estudio, llegaba con su radiante sonrisa y con una canasta llena de emparedados, frutillas y un par de rebanadas de pastel regalo de su madre. Por las tardes, al terminar con los cuadros y los bocetos, yo iba a la pista de entrenamiento a verla intentando domar un nuevo caballo de algún ricachón del pueblo. Su trabajo me parecía peligroso, no lo voy a negar, pero ella siempre ha sido una excelente jinete, por lo que no era difícil confiar en sus habilidades.

Casi en todas las ocasiones Sui, su hermano, la relevaba para que ella pudiera pasar un poco más de tiempo conmigo antes de que anocheciera. Ellos dos tenían una relación tan cercana que me resultaba envidiable. Él compartía con Minjeong el cabello rojo cobrizo de la familia Kim y los profundos ojos castaños. Era un poco más alto que ella a pesar de ser menor por dos años y disfrutaban de hacerse constantes bromas en que puede (o puede que no) yo formara parte. ¿Qué puedo decir? A veces era inevitable confabularme con él para llevar a cabo una que otra travesura orquestada contra mi novia, su rostro de confusión o molestia enmarcado por un ligero fruncimiento de cejas era simplemente adorable.

Al finalizar el día siempre contábamos con dos opciones: ella podía ir a cenar a mi casa y después yo la regresaría sana y salva a la suya, o bien, yo podía quedarme a cenar con la familia Kim y, de todos modos, la dejaría a ella sana y salva en su hogar. Últimamente los caminos eran peligrosos y no podía arriesgarme a que algún evento desafortunado sucediera.

La verdad es que para mí (y sé que también para ella) era igualmente disfrutable estar en cualquiera de las dos casas. En la suya, sus padres y su hermano me trataban como una más de la familia, eran animados y sus charlas siempre resultaban muy amenas. Además, su madre cocinaba delicioso y tenía una afición por los dulces que había contagiado a Minjeong y a toda la familia.

Por mi lado, solo mi padre esperaba en casa, pero no por eso mi hogar era menos acogedor. Él adoraba a Minjeong y siempre disfrutaba de charlar animadamente con ella sobre caballos y armas. El padre de Min era un militar retirado, por lo que ella sabía mucho de esas cosas. Yo nunca me había interesado demasiado en los asuntos políticos o militares, me resultaban tediosos y me aburrían con facilidad. Mi afición era el arte, los colores, las formas, las texturas. Me parecía fascinante que Min pudiera interesarse con igual pasión por dos temas tan opuestos entre ellos. Siempre tenía algún comentario acertado o ingenioso con mi padre y su apreciación sobre mis cuadros me parecía tan válida e informada como la de cualquier profesional en la materia.

Yo consideraba que era una persona muy afortunada al saber que ambas familias nos apoyaban tanto en la relación, por eso al principio me costó entender lo que mi padre me estaba pidiendo aquella tarde al regresar de la residencia de los Kim.

-Disculpa, padre, ¿Qué dijiste? - Pregunté incrédula y confundida.

-Por favor, angelito, no finjas que no me escuchaste. Sé que es difícil lo que te pido, pero no tenemos otra opción, es lo mejor para todos. Tienes que casarte con Mr. Durand. Él y yo ya hemos acordado todo, la boda se celebrará en un mes.

Aunque mi padre había repetido exactamente las mismas palabras y mi cerebro las había interpretado en todo su significado, esto era imposible... era una broma de mal gusto o algo por el estilo ¿cierto?

Love you the mostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora